Google y la libertad en Internet por Gabriel Calzada

El lunes pasado dos gigantes de internet pusieron patas arriba la red de redes al colgar un breve documento en sus respectivas páginas web. El texto contiene una propuesta conjunta “en defensa de un Internet abierto” y las dos grandes empresas son el archiconocido buscador Google y Verizon, una de las principales compañías de telecomunicación de EEUU.

El revuelo que se ha organizado tiene que ver con las matizaciones que en el texto hacen estas dos empresas al concepto de neutralidad de red. Por neutralidad de red se entiende que los operadores de telecomunicaciones no puedan discriminar contenidos, aplicaciones, servicios o simples bits que transiten por sus redes, dando prioridad a unos sobre otros.

El movimiento por la neutralidad de red, liderado hasta ahora por los grandes buscadores como Google, defiende que este principio es fundamental para mantener la libre competencia, la innovación y la libertad de los usuarios. Sus detractores, encabezados por las empresas de telecomunicaciones, argumentan con razón que lo que los activistas por la neutralidad llaman libre competencia es en realidad la usurpación de la gestión de sus recursos y que la verdadera libre competencia es la que resulta de los acuerdos voluntarios entre los dueños de las redes, los proveedores de contenidos y los usuarios finales.

Principio igualitarista

El principio de neutralidad de red se asemeja a una norma que permitiera a los dueños de los centros comerciales cobrar una entrada (en general mediante una tarifa plana) a los clientes que visiten el centro pero no pudieran pedir alquiler por el uso de los locales comerciales a las empresas que se instalen para ofrecer servicio a los consumidores finales.

En virtud de este principio igualitarista el dueño del centro no podría gestionar sus activos. No podría decidir qué empresas se instalan y cuales no lo harán, ni si lo pueden hacer más cerca o más lejos de la entrada, no podría diferenciar el trato que da a clientes que vienen a comprar y luego se marchan frente a los que vienen a pasear y mirar escaparates todo el día.

Mientras el centro comercial sea tan grande que quepan todos las empresas que quieran instalarse y todos los visitantes que quieran entrar sin llegar a estorbarse, todo irá más o menos bien. El dueño del centro habrá perdido su capacidad para determinar el tipo de centro que quiere ofrecer (que no es poca pérdida de libertad) pero el sistema será viable desde un punto de vista estrictamente operativo y de corto plazo.

El principal problema surge desde el momento en que el espacio empiece a escasear. ¿Quién gestionará en ese momento la entrada y los escasos metros cuadrados que existen para instalarse? ¿Lo harán los propietarios o lo hará un tercero? ¿Si lo hace un tercero y el propietario no puede rentabilizar la gran afluencia, quién invertirá en ampliar el centro? Eso es precisamente lo que ha sucedido en Internet.

Mientras la red fue relativamente grande en relación a su uso la idea de neutralidad era viable, si bien su implantación hubiese atentado contra la libertad de los dueños de las redes. Una vez que el uso ha crecido exponencialmente y existe una fuerte presión sobre el recurso que todos utilizan la idea de neutralidad se vuelve en contra de los proveedores de contenidos más competitivos y del consumidor; además de contra las empresas de telecomunicaciones.

Este es el contexto en el que hay que entender las declaraciones de César Alierta en febrero de este mismo año cuando dijo que “es evidente que los buscadores e Internet utilizan nuestras redes sin pagarnos nada, lo cual es una suerte para ellos y una desgracia para nosotros. Pero eso no puede seguir, las redes las ponemos nosotros, los sistemas los hacemos nosotros, el servicios postventa lo hacemos nosotros; lo hacemos todo. Eso va a cambiar, estoy convencido.”

Pues bien, Google y Verizon, el buscador y el telecomunicador, han matizado su apoyo al principio de neutralidad. En el quinto punto de su comunicado conjunto proponen que a través de la banda ancha, además del acceso a Internet, se puedan ofrecer nuevos servicios en los que el proveedor sí pueda priorizar.

Situación insostenible

Por otro lado, en el siguiente punto afirman que las redes inalámbricas son diferentes a las tradicionales y que varían a tal velocidad que no conviene hacerlas pasar por el aro de la neutralidad. Parece que, como decía el presidente de Telefónica, las cosas van a cambiar en alguna medida porque lo otro era insostenible. Google, gran instigador del movimiento por la neutralidad (eufemismo, como hemos visto, para hablar de la gestión colectiva de los recursos propiedad de las empresas de telecomunicación) le ha visto las orejas al lobo que lleva años cebando y ahora quiere dar marcha atrás sin que se note demasiado.

A los activistas por la neutralidad todo esto les parece horrible. Ven que el centro comercial está abarrotado y que pronto será molesto acudir a él. Sin embargo detestan flexibilizar su principio igualitarista y su solución pasa por obligar a las empresas propietarias de la red a que inviertan en nuevas instalaciones aunque no sea rentable hacerlo en el marco de una neutralidad que pretenden imponer. También quieren que sea el Estado quien, bajo su influencia y a través del regulador, dicte cómo será el Internet del futuro y incluso se erija en empresario y gestione el sector de las telecomunicaciones si hiciera falta.

En cambio, a los defensores de un Internet en constante innovación en el que impere la libertad individual, el derecho a la propiedad privada y el respeto por los acuerdos libremente alcanzados entre las partes, el cambio de postura de Google es una buena noticia. Lo último que necesitamos es que el Estado decida qué tiendas y bajo qué condiciones pueden instalarse en el centro comercial.

Why we have got our work cut out creating jobs that matter by Tim Harford

My wife and I only argue about the big issues, such as whether it’s a good idea for her to leave utensils in the sink. For the record, clearly not: it means that coffee-filter cones and colanders which need nothing more than a quick rinse are infected with deposits of grease from other dishes. My wife is simply creating work.

The other day, as I was running a sink of hot, soapy water in order to clean a coffee-filter cone, I mused on an inconsistency: we celebrate creating jobs in the wider economy, but complain bitterly about creating them around the house.

We can see the obsession with creating jobs everywhere in public discourse. It seems to be easier to sell renewable energy subsidies through the idea that it will create jobs than the suggestion that it might slow climate change. The coalition’s plans to cut public spending appear to me to be more unpopular on the grounds of lost jobs than lost services. International trade – and before it, new technology, which from an economist’s viewpoint looks much the same – is also condemned because it destroys jobs.

There is much that is silly about all this, and we should pay more attention to the kitchen-sink insight that it’s not a great idea to create needless work. Even if I was inclined to hire a cleaner to wash pointlessly dirty dishes, the apparent job-creation is illusory. The money I felt forced to spend on a cleaner I might instead have spent on a night out, employing cooks and waiters. And even if I had saved it, it would have swollen the pool of savings and made it cheaper for someone to borrow money and set up a business.

Economic growth is a continual process of job destruction. Start with agriculture, which destroyed the jobs of hunter-gatherers, and keep going until you get to e-mail, mobile phones and the word processor, which have destroyed the jobs of secretaries. Historically, some of the people whose jobs have vanished find something more useful to do than the grinding task of finding enough calories: teaching, practising medicine or learning engineering.

In principle, increasing labour productivity (aka “destroying jobs”) could lead to us doing less work for the same material gains. This could be pleasant – welcome to the five-hour working week – or horrible, with an employed elite and an unemployed and marginalised majority. In fact, to the bafflement of yesteryear’s futurologists, we do not lead lives of leisure while robots handle every chore. Instead, we have chosen to enjoy the benefits of greater labour productivity as greater wealth. (We do enjoy more free time too: longer holidays, shorter hours and working lives which start later and finish earlier despite a longer overall lifespan. But we take far less leisure time than we might.)

All that said, there are circumstances in which make-work schemes might make sense. One is the situation in which we find ourselves: a weak economic climate in which public sector job cuts could depress the private sector too. The coalition has a decent argument for making cuts: tax rises would also depress the private sector, while continued borrowing is unsustainable. But the idea that the cuts themselves will help create private-sector jobs is nonsense.

And what of areas whose economies have persistently struggled to recover from the death of an industry? A simplistic economic model suggests that wages will fall, private sector companies will rush in, and growth will resume. Reality suggests a grimmer diagnosis, but not one for which either the left or the right has produced a cure. What is needed are jobs that matter. We don’t yet have a reliable recipe for creating them.

Free Parking Comes at a Price by Tyler Cowen

IN our society, cars receive considerable attention and study — whether the subject is buying and selling them, the traffic congestion they cause or the dangerous things we do in them, like texting and talking on cellphones while driving. But we haven’t devoted nearly enough thought to how cars are usually deployed — namely, by sitting in parking spaces.

Is this a serious economic issue? In fact, it’s a classic tale of how subsidies, use restrictions, and price controls can steer an economy in wrong directions. Car owners may not want to hear this, but we have way too much free parking.

Higher charges for parking spaces would limit our trips by car. That would cut emissions, alleviate congestion and, as a side effect, improve land use. Donald C. Shoup, professor of urban planning at the University of California, Los Angeles, has made this idea a cause, as presented in his 733-page book, “The High Cost of Free Parking.”

Many suburbanites take free parking for granted, whether it’s in the lot of a big-box store or at home in the driveway. Yet the presence of so many parking spaces is an artifact of regulation and serves as a powerful subsidy to cars and car trips. Legally mandated parking lowers the market price of parking spaces, often to zero. Zoning and development restrictions often require a large number of parking spaces attached to a store or a smaller number of spaces attached to a house or apartment block.

If developers were allowed to face directly the high land costs of providing so much parking, the number of spaces would be a result of a careful economic calculation rather than a matter of satisfying a legal requirement. Parking would be scarcer, and more likely to have a price — or a higher one than it does now — and people would be more careful about when and where they drove.

The subsidies are largely invisible to drivers who park their cars — and thus free or cheap parking spaces feel like natural outcomes of the market, or perhaps even an entitlement. Yet the law is allocating this land rather than letting market prices adjudicate whether we need more parking, and whether that parking should be free. We end up overusing land for cars — and overusing cars too. You don’t have to hate sprawl, or automobiles, to want to stop subsidizing that way of life.

As Professor Shoup wrote, “Minimum parking requirements act like a fertility drug for cars.”

Under a more sensible policy, a parking space that is currently free could cost at least $100 a month — and maybe much more — in many American cities and suburbs. At the bottom end of that estimate, if a commuter drives to work 20 days a month, current parking policy offers a subsidy of $5 a day — which is more than the gas and wear-and-tear costs of many round-trip commutes. In essence, the parking subsidy outweighs many of the other costs of driving, including the gasoline tax.

In densely populated cities like New York, people are accustomed to paying high prices for parking, which has helped to encourage a relatively efficient, high-density use of space. Yet even New York is reluctant to enact the full social cost of the automobile into policy. Proposals to impose congestion fees have failed politically, and on-street parking is priced artificially low.

Manhattan streets are full of cars cruising around, looking for cheaper on-street parking, rather than pulling into a lot. The waste includes drivers’ lost time and the costs of running those engines. By contrast, San Francisco has just instituted a pioneering program to connect parking meter prices to supply and demand, with prices being adjusted, over time, within a general range of 25 cents to $6 an hour.

Another common practice in many cities is to restrict on-street parking to residents or to short-term parkers by imposing a limit of, say, two hours for transients. That makes parking artificially easy for residents and for people who are running quick errands. Higher fees and permit prices would help shore up the ailing budgets of local governments.

Many parking spaces are extremely valuable, even if that’s not reflected in current market prices. In fact, Professor Shoup estimates that many American parking spaces have a higher economic value than the cars sitting in them. For instance, after including construction and land costs, he measures the value of a Los Angeles parking space at over $31,000 — much more than the worth of many cars, especially when considering their rapid depreciation. If we don’t give away cars, why give away parking spaces?

Yet 99 percent of all automobile trips in the United States end in a free parking space, rather than a parking space with a market price. In his book, Professor Shoup estimated that the value of the free-parking subsidy to cars was at least $127 billion in 2002, and possibly much more.

PERHAPS most important, if we’re going to wean ourselves away from excess use of fossil fuels, we need to remove current subsidies to energy-unfriendly ways of life. Imposing a cap-and-trade system or a direct carbon tax doesn’t seem politically acceptable right now. But we can start on alternative paths that may take us far.

Imposing higher fees for parking may make further changes more palatable by helping to promote higher residential density and support for mass transit.

As Professor Shoup puts it: “Who pays for free parking? Everyone but the motorist.”

Tyler Cowen is a professor of economics at George Mason University.

Ebeling versus Cowen on Lachmann by Robert Wenzel

Tyler Cowen has found another reason to call for government intervention in the economy. He comes out in support of a German government program that subsidises companies to keep employees on the payroll. At Marginal Utility, he wrote:

Here is another factor behind the recent German economic success:

  • A vast expansion of a program paying to keep workers employed, rather than dealing with them once they lost their jobs, was the most direct step taken in the heat of the crisis.
 There is much more of interest here. I would describe this as a major, still uninternalized lesson of the recent crisis, with its roller coaster-rapid dips. In a highly specialized modern economy, it is much easier to prevent jobs from being destroyed than to create them again, at least assuming those are "good" jobs in the first place. (Yes, people thought they knew this but it's an even stronger difference than had been believed.) The U.S. auto bailout, for instance, worked better than did most of the stimulus program. Most of the Austrians would disown this point, but you can pull it right out of Lachmann's Capital and its Structure.

Aside from the fact that such government subsidies can't do anything but distort the natural flow of employment in an economy, I also found curious Cowen's comment that Ludwig Lachmann was someone who held a view similar to his.

I asked Richard Ebeling, who has studied Lachmann intensively, to comment. Note Ebeling also knew Lachmann personally: In Political Economy, Public Policy and Monetary Economics, Ebeling writes:

Conversations with Ludwig Lachmann were always a great and challenging delight. I would enter his NYU office, and immediately after closing the door, he would say in his slightly gravelly and sing- song German accent, “Well, Mr.Ebeling, in these four walls we can speak our mind.” Soon we were lost in fascinating talk about the trials and tribulations of the economics profession, and its failure to successfully grapple with the dilemmas of radical uncertainty, kaleidic expectations, and disequilibrium dynamics.

Here's Ebeling on Cowen and Lachmann:

No, I would not agree with Tyler Cowen on his interpretation of Lachmann's position on supposedly the cost-minimization of keeping people employed in their current employment, rather than having to deal with reemploying them once they have lost their jobs.

A crucial element in Lachmann's view of capital (that he formulated in a number of articles and then in his book, "Capital and Its Structure,") is that the relationships between and among capital goods are those of substitutes and complements.

The Keynesian fallacy, Lachmann implies, is that Keynes tended to view and consider the capital stock has a more or less homogeneous aggregate under which all capital goods might be considered as interchangeable substitutes. Thus, any increase in capital investment lowers the "marginal efficiency of capital" (Keynes' term) of every other unit of capital, since every unit of capital is a substitute with all other capital.

But once we disaggregate the capital stock, i.e., investigate their more microeconomic interrelationships we realize that every specific capital good is brought into existence within the context of a capital investor's production plan. The capital good is expected to perform various productive "functions" in conjunction and in a complementary interdependency with already existing (or also being brought into existence) capital goods.

Each capital good fits within a time structure of production in a particular "stage" of the "orders " of production (along the lines that Carl Menger and Bohm-Bawerk formualated) from "higher order" stages of the production process to the "lower order" (closer to the consumption stage) of the production process.

Now labor, too, is not homogeneous and interchangeable. (To view it as so is to commit the "lump of labor" fallacy.) In an intensive capital using market economy, an inevitable complement is a growing specificity of skills and experience within the "labor supply." A medical doctor is not an interchangeable substitute for the knowledge skills of a lawyer, or an accountant, or an economics professor, or a computer programmer, or an auto mechanic, or an interior decorator, or a hair stylist, or . . .

As Hayek taught us long ago, the division of labor involves an inseparable division of specialized knowledge or various types.

Thus, if monetary manipulation brings about an increase in money and credit, and a resulting distortion of the rates of interest, and if this generates a tendency for misguided capital and related investments, and as a consequences capital goods and various types of labor are drawn into particular sectors of the economy and "stages" of the time structure of production, then . . .

Once the economy goes into a "correction" phase of the business cycle it is discovered that there has been a misallocation of the factors of production among those sectors and "production stages" of the market, which will require a reallocation of many of those specific capital goods and labor-skilled individuals into post-boom sustainable alternative employments.

In Lachmann's schema, this will require a revision of human plans -- including production plans. It is discovered that particular capital goods and specific "human capital" suppliers have been employed in complementary relationships that are unsustainable. These structures of physical and human capital have to be dissolved to some extent (or in some cases completely).

Each of these physical capital goods and specific-skilled workers will have to search out alternative ("substitute") production and investment plans into which they can now re-fit themselves in terms of another capital-complementarity production activity for which their production potentials and qualities would be appropriate.

In some cases, specific capital goods may be temporarily or even permanently "idle," in that their characteristics are not easily usable for alternative production plans.

With labor, some workers may discover that their skills are not easily adaptable for an alternative production plan, and they may have to "re-skill" themselves through re-training, etc. Or they may have to accept a lower rate of remuneration (given an alternative employer's anticipated lower estimate of the value of their marginal product compared to their previous employment). Or they may have to relocate geographically to find employment as a complementary factor of production in an alternative investment plan.

The knowledge and "re-coordination" problem in this process is that it is mostly impossible to know the answer to these necessary readjustments and adaptations other than allowing the individual actors in the market to search, explore, discover, and be "alert" to what the opportunities may or may not be in a post-boom competitive market environment (in terms of price and wage flexibility, resource mobility, etc.).

Government interventions and "stimulus" gimmicks merely serve to delay the adjustments and further distort an already distorted market. It is an attempt to maintain capital and labor complementary production and investment structures that are unsustainable in many of the patterns generated during the boom phase of the business cycle.

Understanding Ludwig Lachmann's insightful analysis of capital complementarity and substitutability, and its application to labor skills, reinforces why the Keynesian macro approach is inherently flawed. It only hides from view all the relevant microeconomic relationships that bind all consumption and production activities into one interdependent market process.

Kill Bill 2

Buena película de Quentin Tarantino.

Me gustó más la primera parte, con más escenas de acción y menos diálogo intrascendente, mejor dicho para besugos.

Lo mejor es el recuerdo a las películas de Kung-fu clásicas.

Después de dos visiones no la veré en unos cuantos años, si es que lo hago.




Anniversary of Social Security by Mario Rizzo

Rizzo hace una crítica sobre la Seguridad Social y su necesidad de más impuestos sobre las personas.

Enlazado por Francisco Capella.


Today is the seventy-fifth anniversary of Social Security.

Only an unreconstructed reactionary (that is, a classical liberal) would, at this late date, be opposed to Social Security Act of 1935.

My purpose here is not to go over that issue, however. It is to comment on a recent Washington Post article on Social Security.

We must credit the Washington Post for recognizing that the real issue is the degree to which current payroll taxes fall short of expenditures. The Social Security trust fund is merely a commitment to use general funds to make-up the shortfall. The fund is simply IOUs (promises) to use those funds to a particular extent.

But the government would be free to use general funds even absent the trust fund. Furthermore, any legal obligation to use those funds in this particular way is as good as the word of Congress – that is, it can be changed at any time.

I dismiss as mysticism all talk of intergenerational obligations when they are imposed by morally arbitrary statute. I have said for years (since I was 12, actually) that I did not want to pay the tax and that I would be willing to forgo benefits if I could stop paying the tax. (My tax-payments would have, if invested, even with the recent financial meltdown, given me a better to-date rate of return.)

Now look at what some modern-day Social Security fans are saying:

“A new group, the Strengthen Social Security Coalition, which includes the AFL-CIO, the NAACP and the National Committee to Preserve Social Security and Medicare, asserts that the president’s two choices to chair the panel, Democrat Erskine Bowles and Republican Alan Simpson, “sent a clear message. Social Security is on the chopping block.” The groups’ list of what changes are unacceptable is longer than what it would consider: no increase in retirement age; no reduction in benefits; no “means testing.” Rather, they say, the adjustments should come from the revenue side. Though the possibilities are not specified, they include raising the payroll tax rate, raising the ceiling for income on which benefits are paid or finding a new revenue source, such as the estate tax or a new financial transactions tax.”

The Coalition particularly hates the idea of “means testing.” Why? Because if that principle is introduced then taxpayers will begin to look at the program as a redistribution scheme – perhaps even a welfare program – and subject it to greater scrutiny. African-Americans might also begin to think that they pay disproportionately in many senses, not the least of which is that they die at a younger age and thus get fewer (or no) benefits but pay a regressive tax.

(However, the government does indirectly means-test. Social Security benefits are subject to a progressive income tax. What one hand gives the other hand takes away.)

The social consensus for Social Security, built in part on illusion, political and economic ignorance, propaganda, and communitarian mysticism, would crumble.

But it will crumble no matter the short-run fixes modern-day New Dealers might come up with. Americans will begin to see the inconvenient truth as more and more of the federal budget is taken up by Social Security and Medicare.

Unfortunately, the Washington Post – like all good moderate, sensible people – advocates a “balanced” approach: raise taxes and cut benefits for new recipients. The moderate wisdom is to say ditto for every governmental fiscal problem. Suffice to say combined taxes at all levels of government are already quite high, at least if we care anything about individual liberty.

I am not insensible to the problem created by millions of people relying on the system for retirement income, especially those near retirement age. But this is where the cynicism of the dogmatic New Dealers comes into play. By denying the obvious problems they make sudden unexpected cuts more likely. This just makes the problem of reliance worse. The nation needs to prepare now for the radical transformation of the entitlement state.

Rah Old Indian IVF Moms by Robin Hanson

Algunos siguen con la manía de querer controlar la vida de los demás.

Enlazado por Francisco Capella.



Thursday the Post lamented the fact that India (population 1.2 billion) is growing twice as fast as China (population 1.3 billion), and may soon have by far world’s most in vitro fertilizations, perhaps 600,000 a year (~2% of India births), costing about $2500 each.

The Post reserved its strongest disapproval (between the lines, but still pretty clear) for the fact that many Indian IVF moms are 60 and 70 years old, and so are taking on bigger health risks. Supposedly regulation is needed to keep such women from succumbing to “cultural pressures.” Apparently, since Post reporters know no colleagues who would consider taking such an action, they conclude that elderly Indian IVF moms must be suffering from some horrible patriarchy. (No further evidence of illicit pressure is given.)

This seems to me cultural arrogance of the worst sort. Yes, new people induce some negative externalities, such as congestion. But overall economists’ best estimate is that new people give others a net benefit, especially via increased innovation. Thus creating (and raising) a new person is an incredibly altruistic act. The new person gets to have a life, and the rest of the world gains as well.

Yes, creating more people may reduce per-capita wealth in the short run, but if [most] everyone benefits, what’s wrong with that? Yes, a high enough mom health risk could make this a net bad deal. But the Post quotes a 60% baby success rate, and I’ll bet mom mortality is below 6%, which means there’s at least a ten to one life gain ratio. And the gain must be far larger in quality-adjusted life years.

These Indian women are not taking advantage of some overly-generous health insurance loophole – they are paying cash from their own pockets to give life to a new person. And they are not acting on some strange perverted desires – they are expressing an extremely basic, ancient, and revered desire, the desire to mother a child. Who are US elites to tell elderly Indians that their altruistic gift is not worth the cost? Shouldn’t we be subsidizing such altruism, instead of discouraging it?

This seems a lot like the phenomena of “Looking Too Good“:

Unselfish members (those who gave much toward the provision of the good but then used little of the good) were also targets for expulsion from the group. … Social comparison tends to induce feelings of inter-personal competition. People feel driven to outdo the group member who is setting the standard. … Removal of this person would eliminate that competitive standard.

If we praised poor elderly Indian IVF moms, that would implicitly criticize rich Western women who refuse to have even one kid even when young and healthy. Rather than raise our altruism standards, we’d rather exclude these women from the group of reasonable altruists. Quotes from that Post article:

Rohtash is a 60-year-old mother of five and a grandmother of eight. She’s also nine months pregnant, the result of an in vitro fertilization clinic, one of hundreds that have opened recently in India. …

With 1.2 billion people, India is still growing rapidly, and there are few efforts to control population growth, in sharp contrast to China’s one-child policy. Some planning advocates argue that India’s population is stalling [India's] development. There are no government regulations for IVF clinics, especially in rural areas of northern India, and women older than 50 make up a surprising number of their patients, in a country where giving birth to many children defines a woman’s worth. …

In the past 18 months, the doctors at this clinic have helped 100 women older than 50 become pregnant. About 60 were able to carry those pregnancies to full term. … “The women come to us and say, ‘Even if I die, at least I won’t face the stigma of being barren.’ … They may die, but their family and country will live.”

Many fertility experts say performing IVF on women older than 45 can be dangerous for the mother, a stress on her heart and blood pressure. … The baby is also more likely to be born premature and to face health problems. The average life expectancy in India is 63. … One of the country’s leading centers … discourages the procedure after age 55. …

Fertility experts here say India is facing a unique problem because there is so much pressure for women to have children and the technology is relatively affordable. One IVF attempt at this clinic costs about $2,500, while in the United States it can run up to $15,000. … About 150,000 cycles were performed in the United States last year and about 80,000 in China, Pai said. No data were collected for India … but some experts think the number could reach 600,000 in the next three years. …

“The need of the hour is regulating these clinics.” … United States … doctors advise against IVF after 45 and can refuse in situations in which it is considered too risky. “There’s an argument that says that if a man of 70 years and can have a child, why can’t a woman of 70 have a child. … But what we need in India, because of our cultural pressures, is a policy to advise against it. It’s not safe.”

At the Hisar clinic, hundreds of worried-looking couples — ranging from those in their 20s to senior citizens — clutched scans and medical forms.

M.R. Bishnoi sat in his medical office under a poster of the Hippocratic oath and photographs of happy babies.

[IVF doc] Bishnoi … offered evidence that his procedures are safe by introducing … Lohan, 72, who gave birth to a daughter, Naveen, 18 months ago. … But Lohan has several health problems. Her husband, Balaram, is a farmer who always wanted a child. … He asked Lohan to try IVF after he read about the clinic in a Hindi newspaper. A relative donated an egg. His sperm was used.

Lohan said she worked through her pregnancy, milking cows, … After Naveen was born, she was even able to breast-feed. Bishnoi said his clinic bought life insurance for Lohan and her husband so their daughter will receive money when they die.

Dos días en el levante

Viernes en Peñíscola y Benicarló, y Sábado en Valencia.

Salimos el jueves por la tarde, con el chófer habitual.





El jueves por la noche Peñíscola nos recibe con agua, como si se hubieran dejado la ducha abierta.







El viernes playa a pesar de no tener buen tiempo, al menos nos da tiempo a bañarnos antes de la lluvia, luego a comer, un menú digno y barato compuesto de gazpacho, calamares y pan regado con agua y vino para la jefa, y a dormir una siestaza porque seguía lloviendo. Por la noche pizza, bastante rica. Y a dormir.





 Al día siguiente a Valencia, vemos un poco la ciudad desde el coche, parece muy acogedora. Visita a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Es más la cáscara que el interior, el Museo de las Ciencias es muy infantil, el Oceanográfico tiene instalaciones espectaculares, se nota la mano de Félix Candela, y me impresionan las belugas y en general los mamíferos, será por un tema de cercanía en el árbol de la evolución. Por último el cine IMAX me decepcionó, esperaba más, no deja de ser una pantalla más grande pero no le vi la mejora sustancial respecto a las pantallas planas convencionales. Los niños disfrutan más de todos estos sitios.







Vuelta a Madrid el sábado por la noche, una delicia conducir, y si es de noche doble placer.

La jugada de Fidel Castro / We are playing Fidel Castro's game por Andrés Oppenheimer


Todo el mundo que está siguiendo las últimas noticias de Cuba se hace la misma pregunta: ¿Qué diablos está tramando Fidel Castro?

Desde el mes pasado, cuando hizo su primera aparición pública en cuatro años, el oficialmente retirado dictador cubano --que cumplió 84 años la semana pasada-- no ha parado de mostrarse en público y acaparar los titulares.

Proclamándose completamente recuperado de la dolencia intestinal que en el 2006 lo obligó a delegar la presidencia en su hermano, el general Raúl Castro, Fidel Castro ha hecho más de una docena de apariciones públicas desde que lo fotografiaron mientras visitaba el Centro Nacional de Investigaciones Científicas el 7 de julio pasado.

¿Está tratando de socavar la imagen de su hermano Raúl, o está tratando de ayudarlo? Hay por lo menos cinco teorías sobre lo que hay detrás del súbito retorno de Fidel Castro a la luz pública:

• Teoría No. 1: Lo hace para mandar un contundente mensaje a los cubanos --incluyendo a su hermano Raúl-- de que no hay que desviarse de la ortodoxia comunista en momentos en que los problemas económicos de Cuba están impulsando a muchos en la isla a pensar en reformas económicas de libre mercado.

``Castro está tratando de reafirmar los dos fundamentos esenciales de la revolución cubana: la postura antiestadounidense y el internacionalismo'', escribe Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-americanos de la Universidad de Miami en un artículo titulado: ``¿Qué está buscando Fidel Castro?''.

• Teoría No. 2: Fidel Castro está reapareciendo en público para brindarle apoyo a su hermano Raúl, y para enviar un fuerte mensaje al ala intransigente del Partido Comunista cubano en el sentido de que respalda las reformas económicas limitadas propuestas por Raúl.

``Al hacerse tan visible, Fidel Castro está enviándole un mensaje a la línea más dura del Partido Comunista diciéndole: `Yo estoy lúcido, estoy al frente, y estoy al tanto del mundo, y no quiero que nadie intente nada contra él'', me dijo en una entrevista telefónica el disidente cubano Guillermo Fariñas, quien se recupera en su casa en Santa Clara, Cuba, después de una huelga de hambre de 135 días.

• Teoría No. 3: Está tratando de acaparar los titulares internacionales para eclipsar la noticia de la muerte del preso político cubano Orlando Zapata Tamayo, y de las protestas de los disidentes que le sucedieron, que constituyeron un dolor de cabeza para la diplomacia cubana. Hasta la reaparición de Fidel Castro, las noticias internacionales sobre Cuba se concentraban en la muerte de Zapata Tamayo y las protestas de los disidentes. Hoy, las noticias se centran en Fidel Castro.

• Teoíia No. 4: Está tratando de acaparar los titulares para distraer la atención mundial del reciente acuerdo del régimen cubano con la Iglesia Católica para la liberación de 52 presos políticos, y de la subsiguiente liberación --o más bien, de la deportación forzosa-- de 21 de ellos.

Además de desviar la atención mundial de los disidentes, Fidel Castro está tratando de desviar la atención dentro de la isla, para evitar que los cubanos interpreten las recientes liberaciones de prisioneros políticos como un signo de debilidad del gobierno, algo que podría estimular a los opositores pacíficos a redoblar sus manifestaciones antigubernamentales.

``Como buen político que es, está tratando de opacar la liberación de los 21 presos políticos que están en el extranjero, y de que cuando se hable de Cuba se hable de él, y y no de las liberaciones'', me dijo Fariñas.

• Teoría No. 5: Es una cuestión de ego. Fidel Castro --el campeón del narcisismo-leninismo-- no podía aguantar seguir jugando el papel de editorialista invisible de asuntos internacionales al que ha estado limitado durante los últimos cuatro años. Ahora que siente que su salud ha mejorado, no ha podido evitar volver al ruedo con bombo y platillo.

Mi opinión: Posiblemente haya algo de cierto en las cinco teorías, pero creo que lo más cercano a la realidad es una combinación de las últimas tres.

No es una coincidencia que la primera aparición pública de Fidel Castro haya sido el 7 de julio, el mismo día en que la Iglesia cubana anunciaba el acuerdo con el régimen para la liberación de prisioneros políticos. Y no es casual que la primera aparición de Fidel Castro en la televisión cubana fuera el 12 de julio, apenas horas antes de que el primer grupo de prisioneros liberados llegara a España y empezara a contarle al mundo sobre los horrores de las cárceles cubanas.

Castro está tratando de lograr que los medios de prensa nos concentremos en él, en lugar de en lo que están diciendo las víctimas de su dictadura militar hereditaria. Y lamentablemente todos estamos cayendo en su trampa.

*


Here's the question being asked by almost anybody who is following the latest news from Cuba -- what on earth is Fidel Castro up to?

Since he made his first public appearance in four years last month, Cuba's officially retired dictator -- who turned 84 Friday -- hasn't stopped showing up in public, and grabbing the headlines.

Proclaiming himself ``totally'' recovered from the intestinal ailment that forced him to turn over the presidency to his brother Gen. Raúl Castro in 2006, Fidel Castro has made more than a dozen public appearances since he was photographed visiting the National Center of Scientific Investigations on July 7.

WHAT'S GOING ON?

Is he trying to undermine his brother Raúl, or is he trying to help him? There are at least five major theories about what's motivating Fidel's sudden return to the limelight:

• Theory No. 1: He is stepping back to send a strong message to Cubans, including his Raúl, not to deviate from hard-line Communism, at a time when Cuba's economic woes are driving many on the island to think about market-oriented economic reforms.

``Castro is trying to reassert two of the main pillars of the Cuban revolution: anti-Americanism and internationalism,'' writes Jaime Suchlicki, head of the University of Miami's Institute for Cuban and Cuban-American Studies, in a report entitled, ``What is Fidel Castro up to?''

• Theory No. 2: Fidel is trying to support Raúl, and to send a strong message to the hard-line wing of Cuba's Communist Party that he stands by his brother's limited economic reforms.

``By becoming very visible, Fidel Castro may be telling the Communist Party's orthodox wing: `Look, I'm lucid, I'm in charge, I know what's going on in the world, I support Raúl, and I don't want anybody to do anything against him,'' Cuban dissident Guillermo Fariñas, who is recovering at home after a 135-day hunger strike, told me in a telephone interview from Santa Clara, Cuba.

• Theory No. 3: Castro is trying to grab international headlines to eclipse the news about the death of Cuban political prisoner Orlando Zapata Tamayo earlier this year, and that the dissidents' protests that followed. Until his reappearance, the international news on Cuba was focused on Zapata Tamayo's death and the dissident movement. Today, it's focused on Fidel Castro.

• Theory No. 4: Castro is trying to grab headlines to divert world attention from Cuba's recent agreement with the Roman Catholic Church to free 52 political prisoners, and the subsequent release -- rather, forced deportation -- of 21 of them.

In addition to undermining the dissidents' recent propaganda victories, Castro may be trying to keep Cubans on the island from thinking that the prisoners' release was a sign of weakness by the government. That, in the mind of the Castro brothers, would entice peaceful oppositionists to step up their anti-government marches.

``As a good politician that he is, he wants to make sure than when people abroad talk about Cuba, they talk about him, and not about the political prisoners,'' Fariñas told me.

PLAIN OLD EGO

• Theory No. 5: It's an ego thing. Castro -- the utmost narcissist-Leninist -- could not stand the role of invisible foreign affairs editorialist to which he has been confined for the past four years. Now that he feels that his health has improved, he can't help but to return to center stage.

My opinion: There may be some truth in all five theories, but I think the answer to Castro's reappearance lies mostly in a combination of the latter three.

It's no coincidence that Castro's first public showing at the National Center for Scientific Investigations took place July 7, the same day that Cuba's Church announced that the regime had agreed to free 52 political prisoners. And it's no coincidence that Castro's first extended appearance on Cuban television took place on July 12, only hours before the first group of political prisoners arrived in Spain and started telling the world about the horrors of Cuban prisons.

Castro is trying to get the media to focus on him, rather than on what his victims are saying about his hereditary military dictatorship. And we are all falling into his trap by focusing our eyes on him.

Santiago Grisolía redescubre a Keynes por Carlos Rodríguez Braun

El afamado e influyente bioquímico Santiago Grisolía tituló esta semana así una Tercera de ABC: Generar empleo, un reto constante. Tras negar que la economía sea una ciencia, se apuntó a las huestes keynesianas y aseguró que para reducir el paro hay que aumentar el gasto e incluso el déficit público, y dedicarlo a construir infraestructuras de diverso tipo y hasta a plantar árboles.

La economía sin duda no es una ciencia como la biología, y sus teorías carecen del rigor de las físicas o las matemáticas. Pero tampoco es algo tan sencillo que su análisis no requiera más que el sentido común. Cuando aplicamos exclusivamente el sentido común a la economía decimos muchas tonterías.

Don Santiago no ha ido en su recomendación de las obras públicas más allá de la superficie del problema, como fácilmente se puede comprender si se piensa que el gasto público no puede ser sólo generador de empleo, porque en tal caso bastaría con aumentarlo indefinidamente hasta reducir el paro a cero. En efecto, el gasto debe financiarse con impuestos, y la recaudación de éstos no es neutral en términos de empleo.

De todos modos, no llegó Grisolía a la arrogancia de su admirado Keynes, que dijo que cualquier gasto público bastaría para resolver el paro, desde las guerras hasta las inversiones más absurdas. Pero sí coincidió con Keynes en su desprecio a los empresarios: en un largo artículo sobre el "reto" del empleo no dijo nada de las empresas.

Más grave me pareció su topicazo de elogiar a Keynes por su "compromiso entre el espíritu saqueador capitalista y el fervor revolucionario del marxismo". Caramba, don Santiago. Esto ya era monstruoso cuando Keynes lo dijo, pero él murió en 1946. Y hoy sabemos que el "fervor revolucionario" socialista se llevó por delante la vida de cien millones de trabajadores asesinados. ¿De verdad cree usted que las tiranías genocidas del comunismo son un mal equivalente al capitalismo, y que lo aconsejable es estipular un equilibrado y centrista "compromiso" entre ambos?

Entrevista a Dr. Enrique Ghersi por Luis Figueroa, 22 de febrero de 2008

La entrevista se centra en torno al tema de la legalidad frente al costo de cumplirla.


Índice de la entrevista:

Créditos iniciales

Presentación del Dr. Enrique Ghersi por Luis Figueroa

Estamos acostumbrados a pensar en la legalidad como algo bueno; sin embargo, ésta tiene un costo y no estamos acostumbrados a pensar en esos términos. Si una ley es buena, ¿deberíamos preocuparnos por el costo?

¿Es economicista esta posición de convertir en cuestiones de costos un tema jurídico?

¿Qué efectos morales tiene en la sociedad la existencia de normas imposibles de cumplir?

¿Por qué existen las leyes costosas o el derecho imposible de cumplir?

¿Qué debemos hacer los ciudadanos contra las leyes costosas e imposibles de cumplir? ¿Qué opción tenemos?

¿Significa eso anarquía?

Agradecimiento y despedida

Créditos finales

Acerca de este vídeo

El Dr. Enrique Ghersi responde a varios cuestionamientos relacionados con la obra "La teoría de los sentimientos morales", de Adam Smith, economista y filósofo considerado como el padre de la economía y del pensamiento liberal por sus ideas de vanguardia. Para Smith, la moral y la economía están estrechamente relacionadas porque ambas parten del principio de la propiedad, libertad y derechos del hombre. En esta entrevista, al referir algunos puntos de las leyes costosas e imposibles de cumplir, el Dr. Ghersi sugiere el incumplimiento de las mismas, considerando que son ineficientes para la economía y no están de acuerdo con la moral ni la ética humana.

Objetivo del Gobierno: enseñar a los funcionarios las lenguas cooficiales por EFE

El Ejecutivo y las comunidades de Galicia, Islas Baleares y Comunidad Valenciana han destinado 295.670 euros para promocionar el conocimiento de las lenguas cooficiales de estas autonomías entre los funcionarios de la Administración General del Estado que trabajan en ellas.

La financiación del programa se realizará según lo establecido en los convenios de colaboración que el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) y las consejerías correspondientes de cada comunidad autónoma han firmado y que ya han sido publicados en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

El INAP dedicará más dinero a las actividades de la Comunidad Valenciana, con una aportación de 96.478,20 euros –el 55,8 por ciento del total–, mientras que la Consellería de Educación de la Generalitat contribuirá con el resto hasta completar los 172.900 euros que se establecen como importe máximo para este programa.

En el caso de las Islas Baleares, el INAP pagará el 80 por ciento de los 81.270 euros que costarán las acciones formativas en el archipiélago, lo que supondrá una contribución de 65.016 euros por parte del Estado.

Galicia tendrá el presupuesto más bajo, que podrá alcanzar los 41.500 euros, de los que el INAP aportará 29.500 euros –el 71,08 por ciento–, dejando a la Consellería de Educación e Ordenación Universitaria de la Xunta el resto –12.000 euros–.

La Comunidad Valenciana también es la que más actividades formativas realizará (68), en las que participarán al menos 914 alumnos y se alargarán durante 3.640 horas lectivas.

En Baleares las acciones formativas se reducirán a 54 y en el caso de Galicia a 11, al igual que ocurrirá con el número de funcionarios que podrán beneficiarse –302 en Baleares y 260 en Galicia–.

Las horas formativas también disminuirán en el convenio balear, que se limitarán a 2.580, y en el caso gallego se reducirán a 760 horas lectivas mínimas acordadas por el Estado y el correspondiente organismo autónomo.

En los tres convenios se recuerda que es competencia del INAP la "coordinación, selección, formación y perfeccionamiento" de los funcionarios de la Administración del Estado y la colaboración con los centros que tengan atribuidas dichas competencias.

Asimismo, se dispone que cada consejería tendrá que justificar los gastos ante el INAP y que, en caso de no alcanzar el presupuesto transferido por el organismo estatal, el gobierno autonómico tendrá que devolver al Estado la parte correspondiente.

La reacción catalana por Aurelio Arteta

Uno se acuerda de aquellos tiempos -mediados los años 60, nada menos- en que algunos grupos universitarios se enfrentaban en la calle al régimen. Recuerdo cuando acudían clandestinamente a nuestra Facultad madrileña miembros del Sindicato Democrático de Estudiantes de Cataluña, supongo que para 'darnos una teórica'. Eran los más radicales contra la dictadura y durante un tiempo les profesé la admiración que merecen los héroes. A muchos nos pasó lo mismo con el nacionalismo vasco de entonces, cuya resistencia venía aureolada además por el prestigio de que ETA gozaba. Aún tardamos en comprender que ser antifranquista no era sinónimo de ser demócrata, y que muchos de ellos luchaban no tanto por las libertades de los españoles como por la libertad (?) de sus pueblos respectivos.

Desde entonces han pasado muchas cosas, algunas de las cuales desembocan por fin en la sentencia sobre el Estatut de Cataluña. Nadie que durante estos años haya prestado atención a la cosa pública debería extrañarse ni de los términos de esa sentencia ni de la airada (¿o, mejor, arrogante?) reacción que ha suscitado entre bastantes de sus hombres públicos. ¿O alguien ignoraba que los socialistas catalanes con frecuencia han mostrado un rostro más nacionalista que los mismos nacionalistas? ¿O es que cabía desconocer que en asuntos de autogobierno la catalana ha sido en los años recientes una política de hechos consumados y que, si se les daba una taza, se tomaban taza y media? No, nada de eso, pero en general se callaba por temor a ser tachados de nacionalismo español y, cuando se denunciaba, la Generalitat hacía oídos sordos.

Tomaré como ejemplo la política lingüística. Pretender ahora que el catalán sea la llamada lengua oficial preferente encubre el hecho escandaloso de haber sido ya por decreto convertida hace más de una década en la lengua exclusiva y excluyente. Habría que contar cuántas sentencias del Tribunal Superior de Cataluña derogatorias de una u otra medida gubernamental en esta materia han sido incumplidas por aquel Gobierno. Cada cual podría aquí relatar su propia historia. Han pasado pocos años desde que formé parte de un tribunal de tesis doctoral en la Universidad de Barcelona. A la hora de cumplir ciertos trámites administrativos, me vi en el compromiso de descararme ante los colegas y solicitar un impreso bilingüe catalán-español. Como el centro me ratificó que sólo lo había en catalán, allí mismo redacté un escrito al decano de esa Facultad en protesta de que en una comunidad con dos lenguas oficiales me hubieran privado del derecho constitucional a una de ellas, que es la mía y la común de todos. Ese mismo decano, que con harta arrogancia negó en su respuesta haberme privado de ese derecho, resultó ser ¡catedrático de Derecho Constitucional!... Esto ha sido la regla, no la excepción.

A quienes llevamos varios lustros pidiendo y dando razones frente al reaccionario nacionalismo vasco nos deja pasmados que el nacionalismo catalán pueda pasar por progresista. Hasta los magistrados del Tribunal Constitucional eran machaconamente calificados así por avalar el Estatuto y de conservadores en caso de que lo reprobaran poco o mucho. ¿Progresistas unas aspiraciones que se amparan en los derechos históricos, es decir, en los privilegios del antiguo régimen? ¿Progresistas unas demandas que rompen el Estado al quebrantar la igualdad política básica de sus ciudadanos? ¿Progresista una política lingüística que veta el acceso a los empleos públicos en Cataluña de más de la mitad de los catalanes y de los demás españoles?

Ya en el umbral de la jubilación, el abajo firmante se ha pasado buena parte de su vida académica tratando de enseñar qué es democracia. Unos cursos resultan más duros que otros. Porque en esta asignatura no se trata sólo de forjar conceptos frente a los prejuicios que suelen almacenar los alumnos, sino de preservarles contra los dislates que muchos de nuestros políticos destilan a diario. Abochornan las declaraciones de máximos jerarcas políticos y prestigiosos académicos contra el cometido del Tribunal Constitucional. El control que establecen todas las democracias para asegurarse de que una ley particular se ajusta a la ley última y general... debería pasarse por alto ante una ley catalana. Por encima de las decisiones de los Parlamentos de Cataluña y España, más allá de la voluntad de los catalanes (y sea cual fuere el alcance de su participación), no hay ni debe haber nada. Y en la mayor de las procacidades pronunciadas, el presidente español promete al catalán devolver por el patio trasero lo que la sentencia judicial se ha llevado por la puerta principal.

De suerte que en todo esto laten al menos dos supuestos principales. El primero, que la Constitución no rige para Cataluña. El segundo, que el carácter democrático de una norma (pongamos, un Estatut) lo marca simplemente su respaldo mayoritario. En cuanto venga avalada por una mayoría, no hay más que hablar; inquirir si tal norma se arroga derechos que no le competen o pisotea derechos consagrados sería fruto de una perversa voluntad. La democracia no es sustancia moral, sino mero procedimiento; un ejercicio consistente en expresar sentimientos y sumar propósitos, no en debatir argumentos. En definitiva, pura técnica de toma de decisiones.

Soy de los que piensan que la traída y llevada educación para la ciudadanía es quehacer tanto de chicos como de mayores, aun antes de éstos que de aquéllos. En el asunto que nos ocupa esa educación requiere un cambio de adjetivos. Nos demanda abandonar la 'Formación del espíritu nacional', que así se llamaba esa asignatura en nuestros años mozos, para adquirir una 'Formación del espíritu democrático'. Sólo eso.
 
AURELIO ARTETA. CATEDRÁTICO DE FILOSOFÍA MORAL Y POLÍTICA DE LA UPV-EHU.

Blanco cree que los impuestos son «bajos» y hay que subirlos por Europa Press

Parece que el Gobierno no tiene ideas liberales. Las ideas de Navarro les inspiran más.



El ministro de Fomento, José Blanco, ha asegurado que los impuestos españoles son "muy bajos" y abrió la puerta a "homologarlos" a la media de la UE para lograr servicios e infraestructuras "de primera", sin concretar si esta subida debería afectar también a las rentas medias o solamente a las más altas.

El ministro de Fomento respondió así del Gobierno tras ser preguntado si finalmente se subirá la carga fiscal a los que más tienen, como ha planteado el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, aprovechando el debate de las cuentas para 2011 a partir del mes de septiembre.

Según Blanco, no habrá que esperar mucho para saber si habrá subida y para quienes: "Cuando abordemos el Presupuesto General del Estado para 2011 en los próximos días, los ciudadanos conocerán la política de ingresos y gastos", precisó.

Así pues, a modo de "reflexión", Blanco tomó partido y afirmó que España, "en relación con los servicios públicos que tiene y en relación a las infraestructuras que tiene y que tiene que seguir desarrollando, cuenta con una base impositiva muy baja en relación con la media de los países europeos". "La pregunta que siempre se tienen que hacer los ciudadanos es que si queremos unos servicios públicos de primera o unas infraestructuras de primera, tendremos que tener también impuestos homologables a los de los países europeos", añadió.

El Gobierno no da marcha atras

Por el momento, el Gobierno ha confirmado en varias ocasiones a lo largo del último mes que su intención es subir impuestos en el marco de los próximos Presupuestos, aunque sólo para las rentas más altas. La incógnita abierta hasta ahora era si ello afectaría a los tramos del IRPF, si se rescataría el Impuesto sobre el Patrimonio o si se crearía una nueva figura impositiva. "Si hay que pedir nuevos esfuerzos a los españoles lo haré, lo haré en los PGE (...). La idea del Gobierno es que esos esfuerzo van a ser para aquellos con alta capacidad económica", aseguró el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante el último Debate sobre el estado de la Nación, a mediados del mes de julio. Zapatero dijo entonces que se trataba tan sólo de una "idea" para pedir "nuevos esfuerzos" a los ciudadanos con alta capacidad económica .

Desde entonces no ha habido concreciones, aunque en los primeros días de agosto el vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, aseguró de nuevo que el Gobierno mantiene "totalmente abierta" la posibilidad de subir los impuestos a las rentas más altas. Según dijo, el Ejecutivo "está estudiando" la subida fiscal para "los sectores de la sociedad que tienen las rentas mucho más altas" y añadió que la propuesta "se verá en su momento".

Ese momento son los Presupuestos Generales del Estado para 2011, que se debatirán a partir de septiembre. Zapatero también avanzó en el Debate sobre el Estado de la Nación que tomaría las decisiones oportunas, en un contexto de déficit y necesidad de ingresos del Estado, "cueste lo que cueste".

Polanski, Mitterrand, Turing y la Iglesia católica: dos medidas por Juan José R. Calaza


Probablemente con buen criterio, pero no tanto si se hubiera tratado de un sacerdote, la justicia suiza no extraditará a Roman Polanski, detenido en 2009 a petición de EEUU por pedofilia con una niña de trece años (California, 1977) y delito de fuga. El arresto provocó gran revuelo en Francia cuando el ministro de cultura, Frédéric Mitterrand, y populares actores salieron en defensa de Polanski. Poco tiempo después, Marine Le Pen acusó de pederastia al sobrino de François Mitterrand a raíz de confesiones autobiográficas -La Mauvaise Vie- en las que parecía jactarse de haber mantenido sexo con menores tailandeses. Imagínense si Frédéric Mitterrand en lugar de ministro hubiese sido, el pobre, misionero en Indochina.

También por pederasta fue condenado Alan Turing (1912-1954). Sin embargo, en el 2009 se lanzó en Inglaterra una solicitud de firmas para desagraviar oficialmente a título póstumo su memoria por el "martirio sufrido en vida en tanto homosexual", calvario que lo habría llevado al suicidio. Como era de esperar, a la campaña de rehabilitación de Turing se sumó de inmediato el genetista Richard Dawkins -muñidor del ateísmo militante constantemente enzarzado en cruzadas contra los religiosos pedófilos, con pruebas o sin ellas- consiguiendo en pocos meses que el por entonces primer ministro, Gordon Brown, presentase excusas oficiales por "el tratamiento espantoso que el país había infligido al genio nacional que tanto había contribuido a la derrota de los nazis". Porque Turing siempre contó con poderosos valedores toda vez que contribuyó decisivamente a la ciencia del siglo XX además de ser una pieza fundamental en la guerra contra Alemania. Turing -genio de la lógica y la criptografía, teórico de la computación y la inteligencia artificial- fue capaz, con su equipo, de traducir sin error mensajes secretos del ejército alemán después de que los ingleses hubieran encontrado una máquina Enigma, 1942, en un submarino U-2 hundido.

Con estos mimbres, el dossier especial "La révolution gay" -de la revista francesa Le Nouvel Observateur- tejió, en el apartado "Los mártires", la siguiente versión del "martirio" de Turing: "Por ir a denunciar a la policía un robo del que es víctima su amante, en 1952, el inventor del primer ordenador es arrestado y condenado a la castración química. Obligado a tomar hormonas femeninas para reorientar su sexualidad (sic) Turing acabará suicidándose en 1954 al comer una manzana impregnada de cianuro. Su trágico destino quedaría reflejado simbólicamente en una manzana mordida que representa el logo de los ordenadores Apple".

Siento decir que no hay una sola línea de verdad en esta romántica versión de la vida y muerte de Turing, cual Blanca Nieves. Para empezar, Turing no fue el inventor del primer ordenador (1937, Howard Aiken; 1938, Konrad Zuse, primer calculador binario); quizás Turing inventara cosas más importantes pero Colossus no fue el primer ordenador. Por otra parte, Turing jamás ocultó ni fue perseguido por una homosexualidad que era de buen tono exhibir en Cambridge. Pero en 1952, en Manchester, mantuvo relación con un chapero menor de edad según los criterios legales de la época, Arnold Murray, que le costó días después el desvalijamiento del piso por el cómplice del prostituto. El asunto acabó en los tribunales y a Turing -miembro eminente de la Royal Society- le permitieron optar entre la prisión o un tratamiento hormonal que calmara su libido, férvida y mucha. Nadie lo obligó a nada, lo condenaron y le dieron a escoger. Turing prefirió el tratamiento durante un año; quince meses después de haber dejado el tratamiento falleció accidentalmente por ingestión de arsénico. Jamás se probó que la manzana mordisqueada hubiese sido impregnada de veneno; el caso sigue siendo un misterio si bien para la madre no hubo suicidio: Turing era feliz pero tremendamente despistado. Excelente deportista, seguía el principio inglés de comer una manzana al día en consonancia con el refrán "An apple a day keeps the doctor away". Además, para revigorizarse practicaba ocasionalmente la cura del arsénico -como Rasputín- de gran predicamento por entonces, hasta el punto de aplicarse también a los purasangres.

La manzana mordisqueada, logo de los ordenadores Apple, no tiene nada que ver con el improbable suicidio de Turing. Se trata, más prosaicamente, de una jugada de marketing en la que mezclan astutamente la ecología -la manzana verde-, la tentación y transgresión edénica de lo prohibido -el mordisco- y la referencia a la manzana de Newton. Recuérdese que el primer logo de Apple representaba a Newton bajo un manzano. En cuanto a la rehabilitación póstuma de su buen nombre era absolutamente innecesaria al gozar de un prestigio colosal, hasta tal punto que el Premio Turing, creado en 1966 en su honor, se considera el Nobel de informática. Sin olvidar la estatua que le dedicó la municipalidad de Manchester, representado sentado en un banco con la dichosa manzana en una mano. Así nacen y se mantienen las leyendas urbanas.

De todo esto, no sé a ustedes pero a mí lo que me interesa destacar es que Polanski está en libertad sin cargos; Mitterrand sigue de ministro de cultura; a Turing le han inventado una biografía romántica aureolada de martirio. Mientras tanto, por parecidas cuestiones, un huracán de odio obsesivo e interesado se abate sobre la Iglesia católica con un ensañamiento tan calculado y unos agravios comparativos reiterados tan repugnantes que me hacen sospechar una finalidad muy distinta de la razonable protección y compensación a las supuestas víctimas al tratarse, mas bien, de extorsionar económicamente al clero y desprestigiarlo socialmente. Por los mismos que utilizan otra vara para medir la moral de Polanski, Mitterrand o Turing.

Juan José R. Calaza - Economista y matemático.

Obama, en la zona cero de la verdad por Arcadi Espada


La matización que parece haber hecho Obama de su apoyo inicial al proyecto de construir una mezquita cerca de la Zona Cero. Una matización muy peligrosa. Si no se acepta que el Islam pueda rezar allí, es que se considera que el Islam es responsable de lo que sucedió allí. Es lo que opinan algunas víctimas: «La construcción de la mezquita es una provocación». Este es uno de esos momentos interesantes para un político. Hasta que la realidad le cuadra, el político puede ir contemporizando. Es decir, puede ir pasando la maroma mientras insiste en la obligación de distinguir entre el islam y sus lecturas torcidas e incluso especula con la auténtica responsabilidad que la religión pueda tener en determinados crímenes. Pero de repente sucede algo como esto: un grupo de musulmanes quiere deshacer definitivamente cualquier vinculación entre la fe y la matanza y para ello propone construir un lugar de culto entre las cenizas. La contemporización se ha acabado. El político se enfrenta a una obligación rara: la de probar que antes hablaba en serio. Y obviamente, y sobre todo con mucha seriedad, lo desmiente.

Del dominio digital por Arcadi Espada

Del dominio digital

Querido J:

El copypaste (al copiar y pegar textos en la pantalla del ordenador me refiero) es la palabra de nuestra época. Aunque me doy cuenta de que me estoy haciendo viejo y morigerado: ayer habría escrito que el copypaste es nuestra época. La palabra es más antigua de lo que imaginaba. He aquí el oportuno coypaste de la wikipedia: «La frase es anterior a los ordenadores. Por ejemplo, un libro de 1969, The Roman Years of Margaret Fuller. A Biography of Joseph Deiss dice: «Fue un trabajo de cortar y pegar, en el que las tijeras hacían de tijeras del censor». Las asociaciones e implicaciones del copypaste son infinitas. Esta mañana, antes de ponerme a escribirte, leía un agudo editorial del New York Times sobre el copypaste aplicado a la moda. Parece que los creadores norteamericanos van a exigir el copyright a sus creaciones, hartos ya de la actividad de los mantas. El editorial se mostraba comprensivo con los modistos y subrayaba que la copia hace un gran daño a la industria. Pero marcaba distancias entre la copia en la industria musical o cinematográfica y la de la moda.

«Existe una buena razón por la que los diseños de moda nunca hayan estado protegidos por copyright. Algunos diseñadores han perdido ventas por las falsificaciones, pero la copia de los diseños no ha sido una amenaza seria para la superviviencia de la industria. Al contrario, mucho del crecimiento y la creatividad en la industria depende de la imitación. ¿A qué se debe? A algo que todos sabemos instintivamente sobre la moda. Como dijo Shakespeare: «La moda gasta la ropa más rápidamente que el hombre». Es decir, que mucha gente compra ropa nueva no porque la necesite, sino sólo para estar a la última. Sin las restricciones del copyright, los diseñadores son libres de rehacer un diseño y lanzar lo que esperan que sea un estilo que dé dinero. El resultado es el concepto más sagrado de la industria: la tendencia.»

La tendencia, es decir la principal filosofía de nuestro tiempo, no puede entenderse sin la copia.

Fíjate hasta dónde ha llegado el copypaste y su influencia que los toreros quieren inscribir sus faenas en el registro de la propiedad intelectual. Es asombroso, sobre todo, porque sin copypaste no habría habido toreo. Los naturales, las verónicas ¡y hasta el salto de la rana! no habrían podido fijarse como suertes. Y, a diferencia de lo que sucede con otras suertes, como las novelas, las sinfonías, las tres unidades dramáticas y la minifalda, es difícil apreciar a simple vista qué queda, aparte de la suerte en sí, que pueda inscribirse en el registro.

Las asociaciones son tentadoras, pero no querría perderme en más arrabales. El copypaste informático, que es lo que hoy me interesa, tiene una doble cara. Es un extraordinario vector de cultura/Es una peligrosa amenaza de la cultura. Pocas herramientas habrán aumentado la potencia cultural, y por lo tanto puramente física, muscular, de la Humanidad como la posibilidad de tener acceso mediante la digitalización de libros, periódicos, documentos diversos en los más diversos idiomas, a informaciones cuyo acceso era inifinitamente más laborioso. El ctrl-f (las teclas de búsqueda en windows) permite llegar en segundos a rincones (nombres, cadenas de palabras) que antes eran inaccesibles si no era a fuerza de azar y tiempo. El ctrl-c (las teclas de copia) permite capturar esa información con una limpieza, rapidez y usabilidad muy superior a la de una fotocopia. El ctrl-v (las teclas de pega), permite volcar esa información en un marco cualquiera (en otro texto, en un mensaje, etc) asociarla y diseminarla. Búsqueda, captura y reproducción son funciones claves en el sistema cultural de la humanidad: la digitalización las facilita hasta un extremo inconcebible hace sólo una década. La contrapartida es conocida: copiar nunca fue tan barato. El precio es, exactamente, la cuestión. No sólo en dinero, también en esfuerzo. Comprar cultura (un disco, un libro) siempre ha sido, en el fondo, copiarla. En el mundo analógico ni siquiera era necesario el dinero. Cualquiera podía copiar a mano un libro. Y ya no digamos aprenderse una canción y cantarla. ¡Lo que yo copio, y con tanta gracia, en este campo!

El bajo precio de la copia ha llevado a reaccionar a la industria de la cultura. Si copiar es gratis, crear es gratis. Y «crear es gratis» es un oxímoron de aquellos que tanto apreciaba Rafael el Gallo, el imposible. La reacción es necesaria. Pero hay problemas. Tengo al lado este artefacto soberbio. El iPad. Acabo de descargarme un número monográfico de Nature: El genoma humano a los diez años. A los diez años del primer borrador de la secuenciación, claro. El copypaste es imposible. Y el hipertexto (los links) está reservado a la publicidad. Tan plano (tan duro) como una revista de papel. Puedo sacar fotocopias, claro, con mi iPad: pero tendré texto tan inanimado como una fotografía. Texto que impide, por ejemplo, entre otras muchas cosas importantes, la importantísima traducción automática. Lo de Nature no es accidental. Es lo que están haciendo otros. Wired. Fortune. La web cerrada. Es una limitación y una vuelta atrás.

Por suerte no es lo que está haciendo este periódico donde te echo las cartas. Su aplicación Orbyt permite el copypaste y por lo tanto una relativa circulación de la información. Y digo relativa porque Orbyt (o cualquier otro sistema parecido) plantea otro grave problema: la fragmentación de la información. Es decir atenta contra la principal y más admirable de las utopías google: la unificación del conocimiento. Estas palabras tan gordas quieren decir lo siguiente. Todo lo que publica este periódico ya no está indexado por google. Busca en google «Sigue con salud.» No verás más que esporádicos resultados del periódico, anteriores a Orbyt. Es tremendo. ¡Casi doscientas cartas tocando madera! Tu única posibilidad es buscarlas en la hemeroteca de Orbyt. Te aparecerán. Pero no podrás linkarlas, ni siquiera para otros suscriptores. Ahora imagínate que pasa lo mismo (como pasa en general) con el resto de grandes periódicos. Con las grandes revistas. Que haya que buscar la información nicho por nicho. Lo que se pierde, en términos de posibilidad de conocimiento, es realmente incalculable.

Este equilibrio entre el conocimiento y el precio es difícil de resolver. Pero creo que la única posibilidad es el establecimiento de lo que podríamos llamar «el dominio digital». Tú sabes que, en España, los libros de un autor pasan al dominio público a los 70 años de su muerte. No creo que estas cartas nuestras necesiten tanto. Ni los libros, por cierto. En todo caso ahora estamos hablando de periódicos. Los editores deben calcular el tiempo en que la indexación por google no afectará al modelo de negocio. Lo comentaba esta mañana con Luis F. Nistal, que es el responsable de hacer de Orbyt un negocio.

—Hay que pensar en ello. Al cabo de un tiempo la indexación de nuestros textos por los buscadores no nos perjudicaría, comercialmente hablando.

Confieso que la diferencia entre morir ahogado y morir de sed no me parece ahora relevante. La cuestión es vencer a dios y su mandato de muerte. Saber; con esa sed tan humanísima.

Sigue con salud

A.