Plácido. 1961. Luis García Berlanga.

Obra maestra de Luis García Berlanga. El guión es perfecto, creando situaciones de las que no pueden escapar los personajes. Los actores están soberbios. Los mejores de esa época, por ejemplo, José Luis López Vázquez, Manuel Alexandre y Cassen. Tiene ese tono de comedia desenfadada que ayuda a tratar temas serios como la pobreza sin por ello perder rigor.

Si no la han visto, están tardando. Para ver una y mil veces. Incluida en mis películas.

Sobre las ONGs y las ayudas a África

Soberbio artículo (Here in English) de José María Albert de Paco, en el que comenta un libro de Gustau Nerín, Blanc bo busca negre pobre.

Destaco:

Fuentes de las que no sale una gota de agua porque dejaron de funcionar con la primera ventolera, sin que las ONG que las instalaron hubieran previsto esa posibilidad; envíos masivos de vacunas que, una vez en territorio africano, y debido a la falta de neveras donde conservarlas, se tiran a la basura –eso, en el mejor de los casos; hay ONG que las administran entre la población, quién sabe si por aquello de que ir por ir es tontería–. (Que las vacunas estén en buen estado no garantiza nada; por lo general, con las segundas y terceras dosis suele ocurrir lo mismo que con la fuente). Donaciones de toneladas de cuadernos a lo pinta y colorea que ya han sido pintados y coloreados por quienes los donan; reparto gratuito de libros que obligan al cierre a modestas librerías regentadas por lugareños que, mira por dónde, creen a pie juntillas en la economía de mercado; secuestro de niños bajo el pretexto del desarraigo social (como ocurrió en el Chad en 2007). Aún hay más.

(...)



Es obvio que al autor el asunto le quemaba entre las manos. También a los cooperantes españoles secuestrados por Al Qaeda en Mauritania les reserva su mirada perpleja, punzante, abatida.
Algunos ciudadanos se preguntaron qué hacían el director de una de las grandes infraestructuras viarias de Cataluña, la mujer del alcalde y un montón de altos cargos de la función pública haciendo de camioneros por el desierto. Otros trataron de averiguar cuánto había costado la operación a los bolsillos de los contribuyentes (hay tanta confusión sobre el coste de la caravana oficialista no gubernamental como sobre el rescate de los secuestrados). Y muchos africanos se mostraron preocupados porque los europeos estaban financiando, con sus rescates, a los integristas de Al Qaeda. Además, algunos habitantes de África Occidental estaban indignados porque el Gobierno español, con sus presiones, había conseguido que el Gobierno mauritano liberase a un peligroso terrorista a cambio de los pseudocooperantes. Se preguntaban si el Gobierno español habría liberado a algún etarra si ETA hubiese secuestrado a un mauritano en Los Monegros.


Antonio López

Calentando motores para la exposición de Antonio López en el Museo Thyssen-Bornemisza. Se inaugura el 28 de junio. 






























Donde el monte no arde por Pedro Cáceres.


La comarca de Pinares Soria-Burgos, un ejemplo de buena gestión forestal desde hace más de un siglo, obtiene la denominación de Bosque Modelo, una etiqueta internacional que certifica la sostenibilidad de la explotación de la madera.


Las administraciones públicas españolas se gastaron el año pasado en prevención y extinción de incendios 721 millones de euros. Sin embargo, esta inversión no evitó que en 2006 ardieran 150.000 hectáreas de terreno forestal, superficie equivalente casi a la provincia de Guipúzcoa. En la Península Ibérica hay fuego cada verano por todos lados. Menos en uno. Porque en esa negra España de las llamas hay un rincón en el que los incendios suenan a cosa lejana. Tan lejana como que el último gran siniestro data del siglo XIX.
Es la comarca de Pinares Soria-Burgos, cuyos montes cubiertos en su mayoría por pino silvestre ('Pinus sylvestris') forman la mayor masa continua arbolada de España. Para averiguar cómo es posible que el mayor bosque del país no arda resulta interesante recorrerlo y descubrir que se trata de un lugar que ha convertido la madera en su principal medio de vida.
En la comarca de Pinares Soria-Burgos, el 41% de la población activa se dedica al sector de la madera. Unos 4.000 trabajadores faenan para 700 empresas. Y la actividad ha permitido que sea una de las pocas áreas rurales del interior peninsular que no perdió población en el siglo XX. La implicación de los habitantes con el monte, del que obtienen beneficios, y las políticas de ordenación forestal y gestión del territorio son la clave del éxito.
La visita podría empezar por Navaleno (Soria), un pueblo de 1.000 habitantes donde el paro es casi desconocido y que acoge a varias empresas dedicadas a la transformación de la madera y las setas. Junto a Navaleno se encuentra el monte de Pinar Grande, que cumple un siglo desde que fue sometido a ordenación forestal por primera vez. Lo que significa que, desde 1907, se sabe cuántos árboles hay, qué tamaño tienen, cuáles se van a cortar... y cuándo.
El jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente de Soria, José Antonio Lucas, lo tiene claro: «En esta comarca, los montes que mejor se conservan son los que más se han cortado». Su frase sonará subversiva a quienes tengan la idea de que la naturaleza debe permanecer siempre intocada. Pero resulta convincente cuando se observa el imponente aspecto de bosque maduro que tiene Pinar Grande. Nada hace pensar que lleva produciendo madera desde siempre. Sin embargo, el 15% de todas la talas de Castilla y León salen de esta comarca. Pese a lo cual los árboles no dejan de aumentar.
Una de las claves de la buena conservación de los montes es que los habitantes son beneficiarios directos. Como explica la alcaldesa de Covaleda, Concepción Martínez: «La propiedad es de los ayuntamientos. Los gestiona la Junta de Castilla y León, porque son montes de utilidad pública, pero el derecho de explotarlos es de los vecinos». De modo que, desde hace siglos, «debido a privilegios de poblamiento concedidos por los reyes desde el siglo XIII», cada persona nacida y residente en un pueblo pinariego tiene derecho a su «suerte de pinos». Realizada la tala anual, se reparten los ingresos. Según la alcaldesa, «pueden ser ahora unos 600 euros por persona, pero en los años 40 suponía mucho más y la gente vivía sólo de la madera de un año».
María Pascual, una joven consultora natural de Navaleno, piensa que «el respeto al monte se inculca en la comarca desde la infancia. Es nuestro patrimonio, y lo cuidamos. Si alguien hiciera algo malo en él los vecinos se le echarían encima». «Hay una relación directa, por la cercanía física al bosque, por los ingresos que genera y por el resto de servicios, como los turísticos, que produce. El monte forma parte de nuestra forma de ser», concluye María Pascual.
Dada la productividad y los valores emocionales ligados al monte, parece normal que todos lo cuiden. Sin embargo, el interés común no lo explica todo. En Galicia, donde el año pasado se calcinaron 90.000 hectáreas, la mayoría de los terrenos forestales son comunales, pero arden. Hay algún otro secreto. Y José Antonio Lucas lo tiene claro: «La situación idílica de nuestros días se debe a la gestión. Antes no era así. En 1868 ardieron 7.200 hectáreas de monte en la comarca. Pero no ha vuelto a ocurrir. ¿Por qué? Fue cuando vino la ordenación de montes para compatibilizar los usos, entre ellos el de los ganaderos, que querían pastos y no árboles. Ahora hay una rotación de espacio y de tiempo que evita los conflictos de intereses. Cada uno tiene su aprovechamiento».
Lucas explica el modo de proceder en un monte ordenado. «El terreno se divide en secciones, que cuentan con media docena de cuarteles, que se dividen a su vez en otros tantos tramos y estos en rodales». El rodal, que es la unidad última de medida, tiene unas 30 ó 40 hectáreas. En Pinar Grande el turno de corta de cada tramo es de 100 años, lo que significa que la parte que se explota hoy fue seleccionada para ello hace un siglo. Y cerca está el área que la sustituirá, de edad similar.
De esta forma, siempre hay un abanico de paisajes, desde el área recién cortada al bosque maduro, pasando por distintas etapas de sucesión del bosque. También está regulada la explotación de la caza y estudiada la producción de las setas. Según Lucas, «los montes de 20-40 años son buenos para el níscalo ('Lactarius deliciosus') y los migueles ('Boletus edulis') crecen más en pinares de 60 a 80 años».
Todo parece medido, pero no se hace por sí solo. Cada etapa exige trabajos y algunos de ellos no son rentables por sí mismos. Tras la tala, puede brotar un denso pinar de 4.000 pies por hectárea. Sucesivas tareas de corta y clareo reducen los ejemplares y eliminan los árboles enfermos hasta dejar 350 por hectárea. La calidad lo agradece. Ésta es la única zona de España con una marca o denominación de origen de madera, llamada Pino Soria-Burgos.
Los valores biológicos no se olvidan. Javier María García, jefe de la Unidad de Ordenación y Mejora del Servicio Territorial de Medio Ambiente de Burgos, explica que las áreas donde crecen especies singulares como la 'Myrica' 'gale', una pequeña planta de las turberas, se protegen especialmente. Tampoco se cortan los «cuarteles de cumbre» y se potencia el crecimiento de otras especies como robles o hayas. Además, añade Lucas, en cada sección hay un cuartel que nunca se corta, «como espacio de recreo y de valor paisajístico».
En el Aula Divulgativa del Bosque El Amogable, junto a Navaleno, José Antonio Lucas ha puesto en marcha un centro interpretativo de estas cuestiones. Pero es también un espacio de capacitación forestal y un centro de vigilancia ante el fuego que funciona de forma continua.
Mariano Torre Antón, director general de Medio Ambiente, explica que la Junta de Castilla y León ha logrado un acuerdo para que las cuadrillas antiincendios pasen «del régimen agrario al régimen general», con lo que ahora cobran más y trabajan todo el año y no sólo en verano, como ocurre en muchos lugares de España. De este modo, en El Amogable «tienen dos equipos de trabajo, el de corta y el de extinción», y dedican gran parte del año a las tareas de prevención y limpieza.
En la tierra de Pinares, el interés común -y el sentido común- lleva décadas haciendo realidad el mito del desarrollo sostenible. Sus montes, que ya contaban con el sello PEFC, un certificado internacional de buena gestión, están integrados desde el pasado 25 de abril en la Red de Bosques Modelo, una categoría nacida de la Cumbre de Río 92 en la que sólo están otros 42 lugares del globo.



FIJACIÓN DE CO2

Evitar el cambio climático. Los árboles, al crecer, fijan el CO2 atmosférico. Un metro cúbico de madera inmoviliza una tonelada de CO2. El director general de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Mariano Torre Antón, explica que los bosques son «un gran sumidero de carbono». En una explotación sostenible, los árboles que crecen tras la tala siguen fijando carbono, mientras que la madera ya cortada se convierte en un almacén de CO2. En Castilla y León se corta cada año el 22% del crecimiento anual del bosque, es decir, la 'renta'. El resto se deja en el campo como 'capital'.


VIVIR CON MADERA

Promoción del producto. El proyecto Vivir con Madera es una iniciativa desarrollada por la patronal europea del sector maderero y liderada en España por la Confederación Española de Empresarios de la Madera (Confemadera) y diversas instituciones públicas y empresariales. Tiene como objetivo promocionar el uso de este material en todo tipo de aplicaciones y defender que, si se explota adecuadamente, evita los incendios, protege la biodiversidad y mitiga el cambio climático. Recientemente, Vivir con Madera ha promocionado la comarca de Pinares como un ejemplo a seguir.


BOSQUE MODELO

Pionero en España. El concepto de Bosque Modelo nació en Canadá para promover la gestión integral y sostenible de los recursos forestales mediante la participación y el consenso social. España acaba de entrar en ese club internacional, del que forman parte 43 espacios, con la inclusión del Bosque Modelo de Urbión. Cubre 100.000 hectáreas de la comarca de Pinares, que ya contaban con el certificado PEFC y ahora incorporan el nuevo aval. El Bosque Modelo de Urbión pretende mejorar la gestión forestal y poner en valor los productos y servicios del bosque y su conservación.



Cinco condiciones (De Fem Benspaend)

Jorgen Leth realizó un cortometraje en 1967, El hombre perfecto. Durante el periodo de 2001 a 2003, Lars von Trier le impone realizar el mismo cortometraje, pero con una serie de condiciones, que van desde un límite de 12 fotogramas por toma, rodar con él mismo como actor y dejarle libertad total, entre otras condiciones. En total Jorgen tendrá que hacer 5 cortometrajes, con diferentes condicionantes en cada uno de ellos.

Muy interesante la manera en que Jorgen resuelve los problemas al estar sometido a las condiciones impuestas por Lars von Trier. Para disfrutar del cine, y la manera de interpretarlo que tiene Jorgen Leth.