Jazz 07.08.2011

Jazz internacional - Concierto del sexteto del saxofonista francés Sylvain Beuf - 11/04/11. En Radio Clásica.

World War II in photos (VIII). The American Home Front in Color

Vía The Atlantic

Primerasegundaterceracuartaquintasexta y séptima entregas. (First, second, third, fourth, fifth, sixth and seventh parts).

En el reportaje original se incluyen los pies de foto. (Original report includes captions).














































¿De qué tratan realmente las películas?, Carmen Sofía Brenes

Extractos del libro ¿De qué tratan realmente las películas?, Carmen Sofía Brenes:

Syd Field (...): "Un director puede tener un magnífico guión y hacer una película horribe. Lo que no puede hacer es una película muy buena si tiene un guión malo". (Página 44).

"Cualquier drama es conflicto. Sin conflicto no hay personaje. Sin personaje, no hay acción; sin acción no hay historia. Y sin historia, no hay guión", dice Field. (P. 52).

Richard Walter (...): "Las tres facetas más importantes de una historia son: 1) estructura, 2) estructura, 3) estructura". (P. 54).

Según Walter (...): "Si algo puede ser suprimido, debe ser suprimido". (P.54).

Para (Lew) Hunter (...) la idea es lo más importante, la historia, lo más difícil y el guión, lo más sencillo. (P. 58).

La misión propia del guión es contar una buena historia, no intentar defender una idea preconcebida. A propósito de esto hay una frase, ya clásica entre los profesionales, que sale al paso de esta tentación. Cuentan que una vez el veterano productor Samuel Goldwyn dijo a sus guionistas: "si quieren enviar mensajes, llamen a la Western Union". (P. 65).

Como todos sabemos, las historias se vuelven aburridas cuando no dan la psibilidad de sondear la interioridad de los personajes y conocer sus alegrías, angustias, deseos, aspiraciones, miedos ocultos, etc.
(...)
La mejor manera de dar verdadero contenido a los personajes y de dotarles de vida interior, es a través de lo que hacen. (P. 76).

Resulta interesante ver lo que dice (Ken) Atchity sobre el asunto del cambio.
"En las historias que están bien estructuradas los caracteres mayores cambian o crecen". No pueden ser los mismos al final que al principio. Característica esencial del protagonista es el cambio que experimenta a medida que se enfrenta a los obstáculos que se interponen en su misión. (P. 88).

Dos características propias del diálogo son la naturalidad y la concisión. Aunque dé la impresión de que las palabras de los personajes podrían ser las de una persona real, si se analizan, no se encuentran en ellas las repeticiones y pausas, los circunloquios y muletillas, propias de una conservación, a menos que tengan un objetivo claro que cumplir al servicio de la escena. (...) Por eso, si sólo se escucha la banda sonora de una película, parece artificiosa. Sin embargo, esa impresión cesa cuando se oye junto con la imagen. (P .93).

Para llegar a un buen diálogo es necesario reescribir los textos muchas veces, hasta conseguir condensar lo que se dice y lograr que las frases digan a la vez muchas cosas. Hay que evitar, por ejemplo, que el diálogo se repita lo que el espectador ve. En ese caso, es preferible asumir las palabras y dejar hablar a la imagen. (P. 94).

Como el caso audiovisual conjuga lo dramático con lo narrativo, la cuestión es un poco más compleja. El cine y la televisión parecieran participar más de las exigencias dramáticas que de las narrativas. Por eso, no nos extraña que al ver la adaptación de una novela al cine notemos que con frecuencia se han simplificado los caracteres y el mismo desarrollo de la acción. En una película hecha sobre un libro suelen pasar menos cosas a menos personajes de los que aparecen en la novela original. (P. 108).

De ahí que Russin y Downs tengan razón cuando señalan que "reímos porque nos vemos en una posición superior a los personajes". Sabemos que sus emociones y acciones son excesivas -están fuera de lugar- pero, como las vemos desde la seguridad de nuestra condición de espectadores, en lugar de sufrir nos causan hilaridad. (P. 129).

(E)n las historias tanto los actores como los espectadores tienen que interpretar un papel. Y así como el actor finge ser otro, el espectador también tiene que desarrollar una no-identidad que le lleva a aceptar a los actores por aquello por lo que se hacen pasar, aún (sic) sabiendo que no "son". (P. 159).

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Represión en Siria 07.08.2011







Protesta en el Capitolio de La Habana

Vía La revolución de los gladiolos.


Odalys Zurma González

Odalys Zurma González



El pasado día 4 de Agosto de 2011 tres aguerridas mujeres cubanas, Tania Maldonado, Mercedes Evelyn García Álvarez y Odalis Zurma González consiguieron llegar a la escalinata del Capitolio en La Habana y realizar una protesta reclamando libertad de movimientos, libertad para poder viajar y el respeto a los DDHH en la isla. Gritaron consignas como “Abajo los Castro”, “Abajo el comunismo” y “Abajo la represión”.
La protesta se organizó en la sede del Movimiento Feminista Rosa Parks y del Partido pro Derechos Humanos de Cuba afiliado a la Fundación Andrei Sajarov.
Durante más de media, estas tres mujeres estuvieron reivindicando sus derechos en la escalinata del capitolio. Según nos comenta Sara Martha Fonseca, no fueron detenidas antes debido a la gran afluencia de turistas que había en la zona. En el tiempo que duró la protesta, se les unieron bastantes ciudadanos que pasaban por allí. Todos fueron detenidos por las fuerzas represivas de la dictadura militar cubana.
Tania Maldonado, Evelyn García Álvarez y Odalis Zurma González fueron conducidas a dependencias policiales del PNR y allí además de amenazarlas con llevarlas a una de las prisiones más tenebrosas del mundo, la de Manto Negro, las desnudaron y las hicieron permanecer en cuclillas. Poco importó que una de ellas dijera que tenía la regla. Había que humillarlas sexualmente para intentar arrebatarles su dignidad, objetivo que no han cumplido, pues según afirman ellas mismas, eso les ha dado más fuerzas para seguir luchando por la libertad de los cubanos, tantos años arrebatada por el tirano.

Francisco Gil, otra víctima de la hipócrita campaña de HB y ETA contra el narcotráfico


Pasadas las diez y media de la noche del día 7 de agosto de 1991 el etarra Juan Ramón Rojo González, encapuchado y armado con un subfusil, asesinaba a tiros en Irún (Guipúzcoa) a FRANCISCO GIL MENDOZA, mientras su hermano Alfredo, que se encontraba con él en la plaza de Urdanibia de la localidad guipuzcoana, consiguió huir antes de que lo asesinaran.
Esa noche los hermanos se encontraban sentados en un banco de la plaza cuando advirtieron la presencia de un encapuchado que, mientras se dirigía hacia ellos, sacó un subfusil que llevaba escondido debajo del jersey. Los dos jóvenes empezaron a correr, momento en el que Rojo González, desde una distancia aproximada de treinta metros, lanzó una ráfaga de disparos, alcanzando a Francisco en la cabeza y en la espalda. En el lugar de los hechos se recogieron doce casquillos del calibre 9 milímetros parabellum, marca FN.
Francisco Gil pudo andar todavía unos metros hasta que, gravemente herido, cayó desplomado. Fue atendido primero en el Hospital Comarcal del Bidasoa y, debido a su gravedad, lo trasladaron a la Residencia Sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, donde ingresó cadáver. Antes, un grupo de proetarras se negó a socorrer al joven herido, cuando su hermano, desesperado, entró en el Bar Deportivo, situado en la misma plaza, pidiendo ayuda a los dueños y clientes del establecimiento. Los encargados del bar, frecuentado por simpatizantes de Herri Batasuna, subieron el volumen de la música y una de las camareras arrojó un vaso contra Alfredo que arremetió contra el equipo de música (ABC, 9/08/1991).
Desde mayo de 1980 la banda asesina ETA abrazó la causa de la lucha contra supuestos traficantes de drogas, cometiendo auténticos disparates, pues en la mayoría de los casos o los asesinados no tenían nada que ver con el tráfico de drogas, o simplemente eran consumidores que trapicheaban con pequeñas cantidades sólo para conseguir la dosis que necesitaban para su propio consumo. Este es el caso de Francisco Gil que, al igual que su hermano Alfredo, era consumidor de droga, pero que en ningún caso era un narcotraficante, que es de lo que les acusaba la banda asesina. Según fuentes de la Policía Municipal de Irún habían sido detenidos alguna vez por traficar con drogas a pequeña escala.
Apenas quince días antes de que ETA iniciase en 1980 su campaña de asesinatos para acabar supuestamente con el narcotráfico, la Mesa Nacional de Herri Batasuna había hecho pública una declaración en la que afirmaba que la heroína se estaba introduciendo de forma masiva en el País Vasco con clara intencionalidad política. El objetivo era, según HB, apartar a los jóvenes vascos de cualquier otro tipo de intereses y preocupaciones, como los sociales, políticos, culturales etc. Una campaña parecida, pero contra las discotecas, la había iniciado ETA con ese mismo tipo de argumentaciones -"destrozar a nuestro pueblo, enajenarlo", conducirlo "a un mundo falso"- en 1972 afirmando, además, que la Policía estaba muy interesada en el mantenimiento de las salas de fiesta e, incluso, que las financiaban ("Comunicado de ETA al pueblo trabajador vasco", abril 1972,Documentos Y, vol. 12, citado por Alonso, Domínguez y García Rey en Vidas rotas, pág. 816).
A lo largo de su historia, la banda terrorista ETA ha fagocitado causas que, a priori, podían contar con el apoyo de parte de la sociedad, como la causa ecologista o la supuesta lucha contra las drogas. Sin embargo, la familia de Francisco Gil, a diferencia de lo que ocurrió en otros casos, no quiso callarse, y dio la cara por el joven que, sí, era consumidor de drogas, pero no era un narcotraficante. En una carta a varios medios de comunicación decían: "Es posible, casi seguro, que trapicheara con algunas dosis para conseguir las pesetas suficientes para su autoconsumo" pero "no era un narcotraficante. No hacía dinero con la droga, ni tenía bienes ni un gran tren de vida (...) No entendemos por qué nos lo han matado, pero sí sabemos que su muerte no servirá para nada, que los drogadictos no dejarán la droga porque hayan matado a uno de ellos, ni los que realmente trafican y hacen dinero con la desgracia ajena van a pararse por eso (...) Esperamos que los padres y familiares de drogadictos comprendan nuestro dolor por su muerte violenta y griten con nosotros: ¡Basta ya de asesinatos, de marginación y de desprecio!" (Agencia Efe, 13/08/1991).
El asesinato de Francisco Gil Mendoza fue cometido por miembros del grupo Irún de ETA (Juan Ramón Rojo González, Iñaki Recarte Ibarra y José Ramón Goñi Ruiz), grupo ‘legal’ de la banda de apoyo al grupo Iparhaizea de ETA que actuaba en la comarca de Irún. Las Fuerzas de Seguridad consideran que los tres no sólo asesinaron al joven, sino que robaron armas en un cuartel y colocaron explosivos en un bar de Irún y bajo el vehículo de un vecino de Fuenterrabía.
Juan Ramón Rojo González fue detenido por la Guardia Civil en enero de 1992 en Basauri (Vizcaya) junto a Pedro Urra Guridi. Desde un primer momento, el etarra exculpó a José Ramón Goñi Ruiz,hijo del ex gobernador civil de Guipúzcoa José Ramón Goñi Tirapu, del asesinato de Gil Mendoza. Por su parte, Iñaki Recarte, detenido un año después del crimen, confesó que se había jugado a cara o cruz con Rojo González quién de los dos perpetraba el asesinato de los hermanos Gil Mendoza. Finalmente fue Rojo el que disparó. De Goñi Ruiz no se sabe nada desde 1992, cuando se dio a la fuga tras las detenciones de Rojo González y Recarte Ibarra. Pasó a la clandestinidad y está en paradero desconocido (elcorreo.com 21/12/2008).
En 1996 la Audiencia Nacional condenó a sendas penas de 30 años de prisión mayor a Juan Ramón Rojo González y a Iñaki Recarte Ibarra por el asesinato de Francisco Gil. En la sentencia se recoge el motivo por el que decidieron matarlo: "como entre los objetivos de ETA figuraba eliminar corporalmente a dicha clase de traficantes, los procesados decidieron dar muerte a los hermanos Gil".
Francisco Gil Mendoza, de 27 años, era natural de San Sebastián, aunque en el momento de su asesinato residía en la localidad vasco-francesa de Hendaya. Su padre, pintor de profesión, residía en dicha localidad desde su juventud, con su mujer y sus cinco hijos, varios de los cuales, entre ellos Francisco y Alfredo, no vivían ya en el domicilio familiar.

Legalizar el trabajo del sexo. Luis Antonio de Villena

Suele decirse que los puritanos de izquierda son más duros que los puritanos de derechas. Parece que el dicho lleva razón, pues fueron ministras socialistas las que hace muy poco se zambulleron en espinosos temas de contenido moral sin hacer los pertinentes distingos y matizaciones. Por ejemplo: ¿son todas las prostitutasesclavas y por ende significaría la prostitución (en bloque) tráfico de carne humana, como con durísimo gesto decía Bibiana Aído, hasta no hace mucho ministra de Igualdad?
Yo hice hasta hace un año un programa en RNE-5 titulado Las aceras de enfrente. Duró dos temporadas y en él tuve varias ocasiones de entrevistar a mujeres (sobre todo transexuales) y chicos que se presentaban, abierta y voluntariamente, como trabajadores del sexo. Me dijeron -a ningún marginado le asusta la expresión abyecta- que no temían la palabra puta chapero, pero la denominación que ellos mismos utilizaban era esa: trabajadores del sexo.
Estaban de acuerdo en el nombre y también en que la calle no es el lugar ideal para la prostitución; al contrario, sostenían que eso era feo, sucio y podía molestar a quienes no quisieran… Y es que tanto para prostitutas como para clientes, hablamos de un asunto íntimo y voluntario, sin la menor coacción. Los entrevistados y yo coincidíamos en que el proxenetismo era perseguible y condenable, pero según sus datos y los de la asociación Hetaira el 80% de las mujeres que ejercen la prostitución dicen hacerlo voluntaria y libremente, así es que prefieren trabajar con su cuerpo (alquilar su sexo) antes que ser camareras o limpiadoras, por ejemplo.
Sólo un 20% de las encuestadas preferiría otro trabajo mejor de haberlo. Pero si no lo había, como era el caso, se quedaban con la prostitución, porque ganaban más que como empleadas de hogar, por ejemplo. A un trabajo voluntario, ¿se le puede llamar esclavitud cuando las partes están de acuerdo y la remuneración es elevada respecto al trabajo medio? Ni aunque se tratara de prudente sadomasoquismo sería esclavitud, pero en esa deriva no voy a entrar. Las y los trabajadores del sexo que yo entrevisté y con los que hablé estaban conformes en que la calle es mala no sólo por falta de higine sino, como ya he apuntado, porque el servicio puede ser visto por gente que no quiere ver e incluso por niños, que deben quedar aparte. No querían ejercer en la calle, pero sabían que los pisos, las casas (incluso un chalé aislado), resultaban en teoría ilegales…
Una vieja axiología de evidente origen religioso otorga diferente valor a las partes del cuerpo humano: trabajar con las manos es noble -aunque sea en un trabajo tan insalubre como picador minero- pero trabajar con el sexo es abyecto aunque se haga voluntariamente y a nadie se obligue. Se dice, por contra, que nadie es de vocación vital prostituta. Quizá no, aunque tengo mis dudas y antes de negar la premisa preguntaría a algunas de las ahora llamadas famosas.
Pero supongamos que efectivamente la prostitución no es una vocación, sino un trabajo al que te llevan las necesidades o irregularidades de la vida. Pregunto entonces: ¿es vocacional picar carbón bajo tierra, con la insalubridad y peligro del grisú? Incluso más: ¿es una vocación ser taxista, o es simplemente una dignísima manera de ganarse la vida cuando no tienes otra cosa mejor? Parece que por ahí van los tiros.
Pero vocación o circunstancia, lo que nos interesa aquí es que quienes realizan cualquiera de esos trabajos lo hacen libremente. El ideal de las trabajadoras del sexo es la plena legalización de su oficio. Piensan que así se evitaría la calle, la presencia de proxenetas o de menores ejercientes o simplemente que miran, y al tiempo mismo habría garantías de higiene y salubridad en todos los ámbitos y hasta ell@s podrían cotizar a la Seguridad Social y tener los derechos y deberes de cualquier otro trabajador, como un horario laboral de máximo ocho horas y el derecho a vacaciones remuneradas. Ahora mismo no tienen nada de eso. Los horarios (obviamente es un exceso) a menudo son de 24 horas.
El concepto de liberalismo moderno no nos pide ser partícipes de lo que aprobemos, sino aprobarlo porque muchas personas necesitan esa forma de sexo, de culto o de hábito. Naturalmente, igual que se regula la presencia en calles y plazas de prostitutas se pueden regular los necesarios anuncios (que pueden ser discretos y claros sin necesidad de mostrar tetas y culos) en los periódicos y en internet, donde el tema es masivo. No hace falta más que darse una vueltecita por la Red para dar la razón sin ningún género de dudas a un informe norteamericano que aseguraba, hace unos meses, que casi el 60% del dinero que se mueve en internet tiene como referente el sexo, sea pagado o gratis. Porque hay chicos y chicas que se masturban o manipulan su sexo con una webcam a solas y luego venden el vídeo a una red sexual. Ni ellos ni ellas son prostitutos, pero venden sexo; hacen pornografía, que es también un negocio muy floreciente.
¿Qué debe hacer un legislador, un político liberal? ¿Prohibir o legalizar? Legalizar es lo que permite, siendo coherente con la idiosincrasia de la libertad, controlar el tema y que no haya excesos o maldades de ningún género evitable. Aunque no haya por qué acudir siempre a los ejemplos clásicos, recordemos que Pompeya y Herculano (ciudades de ocio junto a Nápoles) abundaban en burdeles. Y algunos de alta calidad. La prostitución no era un problema. Y es lo que hoy buscan las trabajadoras del sexo, que quien no quiera no lo vea ni por supuesto le fuercen, pero que quien lo quiera tenga garantías de salubridad, discreción, higiene y derechos laborales. Nada de calle ni parques nocturnos al albur de cualquiera. No. Dignidad, respeto. Porque si entendemos que el sexo no es malo, si hablamos de la vida sexual de ciertos famosos casi ad nauseam, trabajar con el sexo no tiene por qué ser un mal, si se hace libre y voluntariamente.
Fuera del integrismo religioso (dentro, pues, de una sociedad civil y civilizada), me cuesta trabajo entender por qué no se dignifica el trabajo sexual y se prefiere el como puta por rastrojo. Los griegos contaban que Zeus ganó y poseyó a Dánae convirtiéndose en lluvia de monedas doradas… Escribió en un dístico epigramático el celebrado Estratón de Sardes: «¿Pides cinco, doy 10, aunque tendrás a tu disposición 20./ ¿Te conformas con oro? También se conformó Dánae». ¿Somos más lerdos que los helenos antiguos?