Bruto es un hombre honrado

Arturo Pérez-Reverte.


El tercer acto de la tragedia Julio César contiene un ejemplo interesante de lo que, desde la Logse o por ahí cerca, llamamos comprensión lectora, y que hasta hace poco se conocía por simple sentido común. Para levantar al pueblo romano contra Bruto y los otros asesinos de César, el Marco Antonio de Shakespeare empieza su famoso discurso aludiendo varias veces a Bruto como «un hombre honrado». Y el pueblo, voluble pero no completamente imbécil, termina captando el sentido de la ironía y acaba queriendo hacer picadillo a los magnicidas. Dicho de otra forma, la comprensión lectora de los romanos fue en este caso, y en términos generales, la apropiada.

No sé qué suerte correrían Marco Antonio y su discurso, de difundirse a través de lo que hoy llamamos redes sociales. Si algo caracteriza lo que circula es la superficialidad y falta de rigor. A más simpleza, mayor difusión. Por situar un ejemplo, un mensaje típico de Twitter sería: «Dice Einstein que todo es relativo», seguido de treinta mil comentarios a favor o en contra de que todo sea relativo: un tercio de ellos procedentes de quienes no saben quién fue Einstein, y otro tercio escrito por osados analfabetos que no es ya que ignoren quién fue Einstein, sino que ignoran el significado de la palabra relativo.Salvando categorías, citaré un caso personal. Hace poco, elogiando Grupo 7 en Twitter, me congratulé de que la película muestre también esa otra Sevilla real, turbia, de putas, yonkis, marginación y gentuza que nunca sale en el Hola, en vez de remachar sólo el camelo constante de bares, ferias, semanas santas y carretas camino del Rocío. A los pocos minutos, una página de Internet que no se distingue por el rigor de sus contenidos y reseñas, lanzaba en la red el siguiente titular: Pérez-Reverte: «La Sevilla real son yonkis, putas y gentuza».A partir de entonces, fue ese mensaje el que empezó a difundirse en la red. Y sobre él, no sobre los razonados mensajes originales, surgió el proceso de viralidad común en estos casos. Alguno de ustedes sabe la que se lio: tres mil tuiteos el primer día y cinco mil la semana siguiente. Con la particularidad de que, tratándose de Sevilla, fértil en cofradías, equipos de fútbol y otras instituciones, una legión de capillitas, penitentes, aficionados al deporte rey, a la hípica, a los toros, a la feria, al flamenco y a las tapas de garbanzos con espinacas, se pusieron como tigres hircanos. Una hora después, unos pedían la retirada de mis libros de las librerías y otros exigían al alcalde que articulara mecanismos legales para prohibirme volver allí. Luego empezaron a intervenir los sensatos, los que saben leer sujeto, verbo, predicado y lo que hay detrás de cada cosa, y el asunto se fue equilibrando hasta derivar en debate, ya ajeno a mí, sobre si había razón o no en mis afirmaciones originales: Sevilla como bella ciudad escasa de autocrítica, barrios marginales, endogamia cultural y otros detalles.Fue, desde luego, una buena experiencia más sobre la torpe condición humana, la cultura o la ausencia de ella, la inteligencia de los lúcidos y la estupidez fanática de los menguados. Hubo detalles asombrosos. Llevo veinte años escribiendo esta página, que allí se publica con el ABC. Supongo que ciertos ciudadanos me habrán leído alguna vez, y eso incluye artículos premiados sobre Sevilla, dos novelas que escribí con ella como escenario, e innumerables alusiones afectuosas a una ciudad que, además, me concedió el premio de Turismo «por difundir positivamente la imagen de Sevilla en el mundo». Y pese a tales antecedentes, gente culta, sensata, que tiene contexto, que lee periódicos y libros, incluso algunos comunicantes que se declararon lectores míos de toda la vida, juraban no volver a leer un libro escrito por mí. «Lávese la boca cuando quiera hablar de Sevilla». Etcétera.También, en esto de pasar buenos ratos echando pan a los patos, fue interesante el alto número de sevillanos varones que mencionaron a mi madre como argumento estrella. Nunca había ocurrido antes, aunque llevo tiempo de broncas en Twitter, incluso con nacionalistas furibundos y feministas radicales en materia de lenguaje. Y me parece significativo. Brindo el dato a los sociólogos, a la hora de considerar el peso de las madres en la mentalidad de cierta población masculina de Sevilla. En cualquier caso, hubo dos mensajes notables que atesoré con entusiasmo coleccionista. Uno, famoso al difundirse luego con mucha guasa en la red, fue el que solicitaba para mí la pena de Garrote Bil. El otro, resumen fantástico de todo el disparate, me parece perfecto para ilustrar este artículo: «Debe pedir perdón por ofender a todos los andaluces y todas las andaluzas». O sea: España resumida en dos tuits.    

La rebeldía y la maquinaria del alboroto

Raúl Rivero.



Madrid – Para todas las campañas que el régimen cubano diseña y subvenciona con los recursos de la sociedad que tiene prisionera, la oposición pacífica tiene una respuesta serena y generosa. Consiste en levantarse todos los días, con la policía apostada en la esquina o con un mitin de repudio en la puerta de la casa, a trabajar por los cambios radicales que quieren para el país donde nacieron.
Frente a la obstinación de un gobierno que trata de defender en sus panfletos y con sus cómplices foráneos que realiza una práctica decorosa en la defensa de los derechos humanos, los hombres y mujeres que luchan por la democracia dentro de la isla son la muestra viva de las violaciones oficiales de esos derechos.
Lo son, además, los presos políticos, las damas de blanco que están encarceladas y enfermas (como Niurka Luque Álvarez, apresada en marzo pasado) y una mayoría enorme, obligada a callar, que denuncia a los violadores con su silencio.
Cuando un país que en más de medio siglo no ha podido garantizar ni el desayuno de las familias, decide enviar al extranjero un avión con figurones, guatacas y chechermencheres graduados, lo que hace es un gesto hacia la nada porque sus mensajeros están contaminados por la falta de credibilidad y las pendencias de sus promotores.
Mientras esas gestiones desesperadas levantan la algarabía pasajera de una nota en las noticias del día, en Santiago de Cuba, en Santa Clara, Placetas, Matanzas, Ciudad de La Habana y Pinar del Río, por ejemplo, los líderes opositores, los activistas de base, el periodismo independientes, blogueros, artistas irreverentes y otras personas del interior profundo, han salido a cumplir con otra jornada de enfrentamiento directo y sin protagonismos frente a quienes ahora tratan de tapar el sol con un CUC.
Todo ese bullicio programado, que incluye las bienales de arte y encuentros mundiales de expertos en piropos, tiene entre sus objetivos primordiales el de pasarle por encima, ignorar y dejar al olvido a esos cubanos que desde sus sitios remotos, lejos de los reflectores de la prensa y en medio de condiciones precarias, se niegan a abandonar su labor pacífica por la libertad de Cuba.
Esos escándalos quieren, también, elevar la graduación de los lentes de quienes están empeñados en ver cambios en la sociedad cubana o en los ilusos que se han creído (porque quieren creer) la historia de la actualización o el reciclaje del socialismo. Para ellos es un recado liberal y novedoso que se autorice a un hombre a que abra una fonda o que otro se haga la idea de que es un comerciante porque puede vender en su casa un pedazo de pan con queso blanco.
El griterío artificial se apaga solo. La oposición pacífica sigue su marcha porque no es un capricho de nadie ni el fruto de una campaña de propaganda. Es una necesidad de los cubanos.

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Volar sin motor: el ingenio detrás de los planeadores



Fuente: Fieras de la ingeniería.

Prótesis metálicas para la reparación de cabezas de vigas de madera degradadas

Fuente: Servicios y Asesoramiento Técnico.

Incluyo este documento en mi recopilación sobre Estructuras.

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Resumen:

Se describe un procedimiento para la consolidación de viguetas de forjado de madera con deterioro en las cabezas mediante perfiles de acero conectados a la madera desde la cara superior del forjado. La pieza de refuerzo es un perfil en U de acero S275 conformado en frío con pletinas soldadas insertadas en la madera y conectada mediante tirafondos.

Se ensayaron 30 piezas a flexión obteniendo la rigidez y la capacidad de carga. Las probetas se dividieron en tres grupos. El primero compuesto por 10 piezas de madera laminada encolada de abeto con una sección de 180 x 200 mm y una longitud de 4.000 mm; el segundo consistía en 10 piezas de madera aserrada de pino silvestre con la misma sección y longitud y, el tercero, estaba formado por otras 10 piezas de madera del género Pinus con una sección de 130 x 150 mm y 3.000 mm de longitud, procedentes de un edificio de Madrid con 120 años de antigüedad. Cada grupo de 10 piezas se dividió a su vez en dos grupos de 5 piezas. El primer subgrupo estaba formado por las piezas completas de madera y constituía el grupo de referencia. Las piezas del segundo subgrupo tenían una longitud inferior que se salvaba con una extensión del refuerzo metálico.

 Los resultados indican que el sistema de refuerzo metálico permite resolver los problemas de falta de apoyo de la vigueta por deterioro de la madera que afecte en una longitud limitada (aproximadamente entre el 10 y el 20% de la longitud).

Víctima, 27 de mayo: Luis Ollo Ochoa

Libertad Digital.



A las ocho y cuarto de la noche del 27 de mayo de 1984 la banda terrorista ETA asesinaba en Pamplona, mediante una bomba-lapa colocada en su vehículo, al capitán de la Guardia Civil LUIS OLLO OCHOA.
El capitán, jefe de la Compañía de la Guardia Civil de Aoiz, había ido ese domingo al piso de su propiedad en el barrio de la Chantrea en Pamplona. En torno a las ocho de la tarde abandonó la vivienda, acompañado por su mujer, para regresar de nuevo a su destino, en la localidad de Aoiz. Se dirigió a su vehículo, se introdujo en el mismo y lo puso en marcha. La vibración del motor hizo estallar la potente bomba colocada en los bajos del coche, compuesta por una carga de cuatro o cinco kilos de Goma 2. 
El vehículo de la víctima quedó totalmente destrozado y el techo del turismo fue lanzado a una distancia de unos quince metros. La explosión provocó, además, fuertes destrozos en los vehículos aparcados en las inmediaciones, así como la rotura de numerosos cristales de viviendas y de varios establecimientos comerciales.
Luis murió en el acto atrapado en el amasijo de hierros en que quedó convertido el coche. Su mujer, Esther Pérez de Aramendi, que no llegó a entrar en el vehículo, resultó herida de gravedad. Su cuerpo fue lanzado por efecto de la onda expansiva a varios metros del lugar de la explosión. Fue intervenida quirúrgicamente en la residencia sanitaria Virgen del Camino. A última hora de la noche abandonó la Unidad de Vigilancia Intensiva en un estado calificado como de pronóstico reservado. Se le había reventado un tímpano y tenía heridas en el cráneo.
La capilla ardiente por el capitán de la Guardia Civil se instaló en la Delegación del Gobierno en Navarra y el entierro tuvo lugar al día siguiente.
Por este atentado la Audiencia Nacional dictó varias sentencias condenatorias contra los terroristas implicados en el mismo. En 1988 fue condenado a penas que sumaban 47 años de prisión el etarra Juan José Legorburu Guerediaga. En 1996 fueron condenados Jesús Jiménez Zurbano a 45 años, y Francisco Javier Martínez Nogales, alias El Floral, a 18, como cómplice. En 2001 fueron condenados a sendas penas que sumaban 49 años de prisión Jesús María Altable Echarte y Miguel Santiago Izpurua García. Finalmente, en 2005 fue condenado José Javier Zabaleta Elosegui, aliasBaldo, a 49 años por ordenar el atentado. Presuntamente también participó en el atentado la etarra Mercedes Galdós Arsuaga.
Luis Ollo Ochoa, de 54 años, estaba destinado en el cuartel de Aoiz, donde mandaba el destacamento existente en esta población, una de las más importantes de Navarra. Anteriormente había estado destinado en el Servicio de Información de la Comandancia de la Guardia Civil de Pamplona con el grado de teniente. Había sido amenazado de muerte por ETA en varias ocasiones.
Era natural de Ochagavía, en el Pirineo navarro, estaba casado con Esther Pérez de Aramendi y tenía dos hijos: una chica de 24, que acababa de terminar la carrera de Medicina, y un chico de 22 años, alumno de la escuela militar de suboficiales de Talarn (Lérida). El matrimonio residía en los días laborables en la localidad de Aoiz, y los fines de semana los pasaban en su domicilio de Pamplona.

75 Years Since The Hindenburg Disaster

The Atlantic.