Optimismo contra pesimismo

Mi admirado Mario Vargas Llosa ha escrito un artículo pesimista sobre la situación que atraviesa el mundo, con una conclusión demoledora:
¿Qué concluir de esta deprimente visión panorámica de la eterna pugna entre la civilización y la barbarie? ¿Que esta última avanza incontenible y terminará por aplastar pronto a aquella? Eso sería tan falso como sostener, ahora, la tesis que lanzó hace un cuarto de siglo Francis Fukuyama sobre la irreversible victoria de la democracia. La pugna sigue en pie, con fluctuantes alternativas, y sólo en un sentido —aunque importantísimo— se puede decir que la democracia gana puntos. A diferencia del comunismo, un mito capaz de seducir a mucha gente con su sueño igualitarista, el fundamentalismo religioso islámico, hoy el principal adversario de la civilización, sólo puede convencer a los ya convencidos, pues sus ideas y paradigmas son tan primitivos y cavernarios que se condena a sí mismo a ser derrotado tarde o temprano por agentes exteriores o por descomposición interna. Esa guerra nunca nadie la ganará de manera definitiva; se ganarán y se perderán batallas, y, eso sí, lo realista sería reconocer que, en los últimos tiempos, la causa de la libertad las ha estado perdiendo muchas más veces que ganando.
¿Está perdiendo la causa de la libertad? No lo creo. El mundo siempre ha ido a mejor, y de una manera espectacular en los últimos 200 años. Matt Ridley lo demostró en su imprescindible libro, El optimista racional. Por ejemplo, en el tema de la agricultura:
El autor destaca como la biodiversidad es protegida por la intensificación de la agricultura y la urbanización. Según investigaciones de Indur Goklany (p. 146) "si la productividad promedio de 1961 hubiera perdurado hasta 1998, entonces para alimentar a seis mil millones de personas se hubiera requerido cultivar 7,9 millardos de hectáreas, en lugar de los 3,7 millardos que de hecho se sembraron en 1998. [...] Hoy en día las tierras agrícolas (de cultivo, cosecha o pastura) comprenden el 38% del área terrestre del planeta, mientras que con la productividad de 1961 tendría que ocuparse el 82%".
Lamentablemente el artículo de don Mario está lleno de opinión y hay pocos datos que avalen su pesimista visión. Se limita a una descripción de diversos y graves conflictos que están activos. Eso habría que compararlo con la situación del mundo anteriormente. Esto lo ha hecho Michael Cohen y los datos son los siguientes:
For example, according to Freedom House, there were 69 electoral democracies in 1989; today there are 122 — a jump from 41 percent to 63 percent of all countries. And although the news today is full of stories about the latest atrocities in Syria, Iraq, and Ukraine, the overall trend in global conflict is toward fewer and less lethal wars. Indeed, the decade from 2001 to 2010, ironically, is generally considered one of the most peaceful in human history.
At the United Nations Millennium Summit in 2000, eight Millennium Development Goals — related to hunger, education, health, environmental sustainability, and gender equity — were established with a deadline of 2015. While not every goal has been met, the results are still startling — the global poverty rate has been cut in half; child mortality rates halved (which saves the lives of 17,000 children every day); 90 percent of children in the developed world attend a primary school; measles immunizations have prevented 14 million deaths; and billions of people have gained access to sanitation and clean water.
También Steven Pinker en su monumental, Los ángeles que llevamos dentro (The better angels of our nature), demuestra que la violencia no ha hecho más que disminuir a lo largo de la historia.

No cabe duda que la situación en muchas zonas del mundo es muy grave y hay muchas muertes violentas. Pero no debemos olvidar de dónde venimos. Éste es el año del centenario de la Primera Guerra Mundial

No creo que el apocalipsis esté en camino, más bien lo contrario, la gente cada día es más reticente a la violencia y por eso la destacamos tanto, porque la mayoría la detestamos.