El hallazgo que puede ser clave para luchar contra el envejecimiento en QUO‏

Un equipo de científicos de la Universidad de Michigan ha logrado prolongar notablemente la vida de un gusano habitualmente utilizado en investigación (el Caenorhabditis elegans) al anular la expresión de un gen.
En los últimos 25 años, las investigaciones relacionadas con el envejecimiento han descubierto que al reducir la dieta de los animales (incluidos los mamíferos), sus expectativas de vida se prolongan. Cuando se reducen las calorías o ciertos nutrientes, los científicos detectan un menor daño en las células y en la reparación del ADN, algo que ocurre a medida que envejecemos.

Por ello se supone que este es un buen mecanismo para reducir las enfermedades relacionadas al envejecimiento. Pese a que hay muchos estudios que intentan dilucidar si esto es válido también para seres humanos, la respuesta aún es enigmática. Pero el objetivo de los investigadores de la Universidad de Michigan es alcanzar los mismos resultados de un modo menos dramático.

El equipo del doctor Ao-Lin Allen Hsu, quien firmó el presente estudio en la revista Aging Cell, parece haberlo hallado. El gen drr-2 es un componente fundamental en nuestra respuesta a los nutrientes. Hsu descubrió que al disminuir o aumentar la expresión de este gen podía alargar o acortar la vida del C. elegans.

"Hemos demostrado que en este tipo de nemátodos, el gen, drr-2 es esencial a la hora de modular la extensión de la vida. De hecho, muchos de los genes identificados en el C. elegans relacionados con el control de envejecimiento han sido conservados a lo largo de la evolución. Esto quiere decir que están presentes en muchos animales. Y muchos de estos genes son muy similares a algunos que tenemos los humanos."

Los investigadores, dirigidos por Hsu trabajaron con tres grupos de nemátodos: a unos se les anuló la expresión del gen drr-2, en el segundo grupo, se incrementó la expresión del gen y utilizaron un tercer grupo de control. Esto les permitió demostrar que silenciar el gen era suficiente para prolongar la vida de los gusanos sin necesidad de ningún tipo de dieta.

Cinco detenidos por 'comprar' mujeres y obligarlas a prostituirse en Tarragona‏

Los Mossos d'Esquadra han detenido a cinco hombres por su presunta implicación en la compra de mujeres rumanas para obligarlas a prostituirse en la carretera N-340 a su paso por Sant Carles de la Ràpita, en Tarragona, según la policía. En el momento de los arrestos, el grupo supuestamente se estaba lucrando de la explotación sexual de 11 mujeres de entre 19 y 38 años.

La investigación policial, iniciada hace un mes, ha determinado que las mujeres, presumiblemente eran captades en Rumanía por hombres que, bajo una falsa apariencia de relación sentimental, les prometían una vida mejor en Cataluña. Al llegar a la provincia de Tarragona eran vendidas a un grupo de proxenetas que las obligaba a exercir la prostituirse a pie de carretera.

Si ellas se resistían a prostituirse, recibían amenazas de muerte, agresiones físicas y sexuales y vejaciones, siendo uno de los casos más graves el de una mujer que permaneció encerrada en un domicilio durante cinco días, siendo agredida y violada constantemente para, finalmente, volver a la carretera a continuar con la prostitución. Las mujeres debían realizar cualquier tipo de servicio demandado por el cliente, incluso sin protección ni precaución, para después entregar todo el dinero de la jornada a los proxenetas.

En caso de embarazo, las obligaban a continuar con la prostitución hasta un avanzado estado de gestación y, posteriormente, las hacían abortar de forma temeraria llegando a poner en peligro su vida. Los detenidos, todos ellos con domicilio en Vinaròs (Castellón), son Tudor P. de 32 años, Vasile P. (35), Giani P. (20), Ioan I. (30) y Profira Riri O. (31). Se les imputa delitos relativos al ejercicio de la prostitución, contra los derechos de los trabajadores de ciudadanos extranjeros, agresiones sexuales, detención ilegal y contra la salud pública. Los arrestados pasaron a disposición judicial el viernes y el juez decretó prisión provisional para los cinco. Los agentes continúan haciendo gestiones para localizar al resto de víctimas de este grupo.

Detenidos cuatro soldados israelíes por robar a activistas de la Flotilla de la Libertad por Enric González‏

En Israel se investigan las acciones de sus militares, y lo hacen público.

NOTICIA

Son sospechosos de sustraer portátiles, móviles y tarjetas de crédito de los activistas.- Entre los arrestados hay un teniente del Ejército.

Bastantes de los activistas a bordo de la flotilla que intentó romper el bloqueo de Gaza denunciaron que además de la violencia de los militares israelíes, con el resultado de nueve muertos , hubo robos. Parece que tenían razón. Un teniente y un número indeterminado de soldados han sido detenidos por robar y vender al menos cuatro ordenadores personales pertenecientes a personas que viajaban con la flotilla.

Todos los activistas fueron detenidos tras el asalto del 31 de mayo y sus pertenencias confiscadas. Pocos las recuperaron antes de ser deportados. ¿Qué pasó con todos esos teléfonos, ordenadores, dinero y tarjetas de crédito? Un portavoz del Ejército israelí ha confirmado varias detenciones de militares, sin precisar el número, bajo la acusación de haberse quedado con ordenadores.

El teniente detenido es sospechoso de robar cuatro o seis ordenadores portátiles y de haberlos vendido a otros soldados, que a su vez los revendieron a otras personas. El mismo portavoz señaló que aún no existía certeza de que los ordenadores en cuestión procedieran del Mavi Marmara o de otro de los buques de la flotilla.

La investigación recién abierta podría poner al descubierto otros robos. Un periodista italiano que viajaba con la flotilla denunció hace semanas que su tarjeta de crédito, confiscada durante el asalto, había sido utilizada con posterioridad al 31 de mayo.

"Una investigación bochornosa"

Según el diario Yediot Aharonot, los equipos fueron robados del Mavi Marmara, el principal de los seis barcos que formaban la flotilla internaconal. fue abordada en aguas internacionales, lo que desató una ola de protestas generalizada contra Israel y una crisis sin precedentes en las relaciones turco-israelíes. Después del asalto los activistas fueron trasladados al puerto de Ashdod, al sur de Tel Aviv, y sus pertenencias confiscadas por el Ejército y la Policía. Poco después surgieron las primeras denuncias de algunos activistas sobre que no habían recibido de vuelta sus pertenencias .

Un oficial de alto rango del Ejército israelí ha señalado a la edición electrónica del diario Yediot Aharonot que "la investigación acaba de comenzar" pero que "tal y como está la situación en estos momentos será embarazosa y bochornosa".

"Estos son soldados que no entienden lo que representa el uniforme que visten", ha agregado. El caso se suma al escándalo hace sólo unos días por una soldado que, después de licenciarse, publicó en Facebook las fotografías que se había hecho con prisioneros palestinos de Gaza esposados y con los ojos vendados.

España queda fuera ¿para siempre? del podio de las potencias mundiales del turismo por David Page‏

España sigue perdiendo posiciones en el ranking del turismo mundial. Estados Unidos ya nos desbancó en 2008 como segundo gran destino por número de turistas extranjeros. Ahora es China la que nos adelanta, y nos arrebatará este mismo año el tercer puesto en el podio de las potencias turísticas globales.

Tras dos años consecutivos en que llegaron menos turistas, España cerraría 2010 con un leve incremento en la cifra de llegadas. Según las estimaciones del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC por sus siglas en inglés), España recibirá este año 52,8 millones de turistas (frente a los 52,2 millones que vinieron en 2009, según los datos oficiales de la ya extinta Secretaría de Estado de Turismo). Pese a la prevista mejora del sector turístico español, el gigante chino nos sobrepasará ampliamente este año: China recibirá 54,7 millones de visitantes en 2010.

España queda fuera de las medallas. Y puede que para siempre. Las estimaciones que maneja WTTC (organización que agrupa a los máximos ejecutivos de un centenar de las mayores compañías turísticas del mundo) recogen proyecciones año a año y país por país del comportamiento del flujo de turistas internacionales hasta el ejercicio 2020. Durante todo ese periodo la previsión de WTTC coloca a España en el cuarto lugar de manera permanente. Nuestro turismo llegaría a 2020 a una distancia prácticamente insalvable con respecto a la terna de cabeza.

Récord histórico en 2020, pero...

Según el informe de la organización internacional, España recibiría en 2020 un total de 65,7 millones de turistas. Un volumen increíble, histórico y siquiera soñado hoy por el sector turístico nacional. Pero que se quedará muy lejos de los 81 millones de visitantes que recibirá Estados Unidos; de los 91,6 millones que elegirán Francia; y de la apabullante cifra de 103,6 millones de turistas que para entonces alcanzará China.

De confirmarse la tendencia anticipada por WTTC, España tendrá difícil alcanzar de nuevo el podio. Sin embargo, parece que tendría garantizado durante mucho tiempo el estatus de cuarta mayor potencia turística del mundo, gracias a la holgada ventaja que le distanciaría de sus inmediatos competidores (Italia, con 55 millones, y Reino Unido, con 45 millones de turistas).

En cualquier caso, el volumen total de turistas llegados de fuera de nuestras fronteras no es el indicador que más preocupa al sector turístico (o al menos no debería). El gasto diario de los turistas que vienen a España se recupera (un 4,4% más en el primer semestre del año, hasta los 98 euros por jornada), incluso pese a los efectos de la peligrosa guerra de precios a la que el sector se ha visto empujado por la persistente debilidad de la demanda. Que vengan menos, pero que paguen más. Ése debería ser el verdadero objetivo del sector turístico español. Dejar atrás el modelo de turismo de masas y dar paso a un turismo de calidad de mayor valor añadido. Está por ver que los empresarios turísticos del país se atrevan a dar el paso. De momento, no lo han dado.

Subcampeón por siete años

En la última década nuestro turismo ha hecho historia y ha probado (quizá hasta el hartazgo) las mieles del éxito. Los atentados del 11S pusieron en jaque el sector turístico estadounidense. Las llegadas de turistas a EEUU se resintieron y ya en 2001 España conseguía adelantar al imperio americano como segundo país con mayor volumen de turistas extranjeros (muy lejos de la todopoderosa Francia, hasta el momento líder indiscutible por cifra de visitantes). Nuestro turismo consiguió retener la medalla de plata durante siete años.

La recesión se ha dejado notar en los últimos años, y la debilidad que han venido mostrando hasta ahora las economías de nuestros dos principales mercados emisores (Reino Unido y Alemania) se ha traducido en España en una menor afluencia de turistas. Tras más de una década de incrementos ininterrumpidos, la crisis ha frenado nuestro sector turístico. En 2008 las llegadas sufrían un descenso del 3%: vinieron 57,3 millones de turistas, frente al por ahora récord histórico de 59,2 millones de visitantes de 2007. La caída permitió a Estados Unidos recuperar la segunda posición mundial.

El batacazo para la industria turística española fue aún más intenso en 2009, con un descenso de casi un 9% en las llegadas, hasta los 52,2 millones de turistas. La nueva caída ahondaba la brecha con Estados Unidos, que registró el año pasado 54,9 millones de turistas; un dato que le confirmaba en el segundo puesto del ranking.

China, líder en 2018

A partir de este año será China la que pise los talones al turismo norteamericano. Pero por poco tiempo. Según las estimaciones de WTTC, el gigante asiático también adelantará a EEUU sólo un año después, al cierre de 2011. La ascendencia de China como destino del turismo internacional será imparable: en 2018 se encaramará a la primera posición del ranking. La gran potencia del futuro, o del presente, la gran China, ha llegado para quedarse (también en turismo).

¿Que nadie se equivoque? por Francesc de Carreras

Desde hace un tiempo, es frecuente leer en los artículos de prensa o en las tertulias de radio y televisión una frase peligrosamente conminativa: “Que nadie se equivoque”. Tras escribirla o pronunciarla, se formula una opinión, la legítima opinión que se quiere defender.

No sé si se ha fijado, querido lector, en esta nueva moda. Yo he leído y escuchado recientemente esta expresión muchas veces y siempre me ha parecido una muletilla que encerraba un fondo de intolerancia impropio de un debate racional, una falta de argumentos que se quiere suplir descalificando enfáticamente las opiniones contrarias e, incluso, a las personas que las sostienen: al decir “que nadie se equivoque”, este “nadie” va dirigido a las personas no a las ideas. Por tanto, es como decir “cállese usted” si no está de acuerdo conmigo. En el fondo, se está advirtiendo de forma autoritaria, sin necesidad de argumentar ni convencer, que la opinión contraria es equivocada y que la propia es un dogma irrebatible, una verdad tan evidente que no puede ser ni siquiera objeto de discusión.

Introducir una frase de este estilo en un debate es, en cierta manera, intentar darlo por terminado: ya no vale la pena seguir, todo está resuelto. Se da por sentado que aquel que mantenga una opinión contraria a la propia, la que se connota con el estribillo de “que nadie se equivoque”, está irremediablemente equivocado. Mediante tal actitud se olvida algo fundamental en la manera de adquirir conocimientos: equivocarse es una fértil forma de aprender, un proceso necesario para pensar y así llegar a saber. Si no supiéramos que es importante equivocarnos, lo mejor sería permanecer siempre en silencio, callar sería la única posición coherente con la sabiduría.

Pero no es así, callando no se aprende, siempre que se parta de una premisa: el saber nace de la duda y sólo mediante la duda se alcanza la verdad. Esta verdad – quizás con alguna excepción-es siempre temporal, está a la espera de que alguien la refute y, aceptada la refutación, nos permita seguir buscándola, nos permita seguir pensando para alcanzar otra verdad, tan provisional como la anterior, también a la espera de que sea rebatida.

Si nos ponemos algo pedantes, a este proceso para encontrar la verdad le podemos llamar racionalismo, racionalismo crítico, como lo denominaba Karl Popper. No es propiamente un método, sino, simplemente, una actitud: la actitud de aquel que está siempre, permanentemente, dispuesto a aprender precisamente porque no tiene miedo a equivocarse. “Un racionalista – decía Popper-es sencillamente un hombre que concede más valor a aprender que a llevar razón; que está dispuesto a aprender de los otros, no aceptando simplemente la opinión ajena, sino dejando criticar de buen grado sus ideas por otros y criticando gustoso las ideas de los demás”. Y añadía: “Podría expresarse la actitud racionalista de la siguiente manera: quizás yo no tengo razón y tú tienes razón; en todo caso, ambos podemos confiar en ver después de nuestra discusión algo más claro que antes, y de todos modos ambos podemos aprender mutuamente, mientras no olvidemos que no se trata tanto de ver quién tiene razón como de aproximarse a la verdad”.

En un debate, por tanto, no se trata de convencer al otro, o a la audiencia que lo contempla, sino de suscitar dudas para poder llegar así, entre todos, al fondo de las cosas. “El verdadero ilustrado, el verdadero racionalista – dice Popper-nunca quiere convencer. En realidad no pretende convencer ni una sola vez: es siempre consciente de que se puede equivocar (…) Antes bien, quiere provocar desacuerdo y, por encima de todo, crítica razonable y disciplinada. No quiere convencer, sino animar, provocar la formación de opiniones libres”. ¿Por qué el racionalista no quiere convencer? Porque está persuadido de la precariedad de las verdades que defiende. Popper, en efecto, sostiene que el ilustrado, “fuera del ámbito restringido de la lógica y quizás de la matemática, no puede demostrar nada”. “Ciertamente se pueden aducir argumentos y se pueden analizar críticamente estos argumentos. Pero fuera de las partes elementales de la matemática, nuestra argumentación no es nunca irrefutable”.

Hace unos meses, Barack Obama recomendó en un discurso leer distintos periódicos para que así cada uno pudiera formarse una opinión propia debidamente contrastada. Si no recuerdo mal, aconsejó a los habituales de The New York Times que un par de veces a la semana dieran una ojeada a The Wall Street Journal y viceversa. Es una opinión sorprendente en un político, pero está en la línea de lo que hemos expuesto: lo importante no es poseer la verdad, sino adquirir la capacidad de aprender a pensar para acercarnos a ella aun sabiendo que se trata de una verdad probablemente provisional, de la que debemos desconfiar y, por supuesto, estar dispuestos a abandonar si nos convencen los argumentos contrarios.

La expresión “que nadie se equivoque” puede ser una moda pasajera sin más. Pero puede también significar algo más peligroso: que sobre determinadas cuestiones no se puede debatir. En este caso, se estaría impidiendo pensar, es decir, tener ocasión de equivocarse.

FRANCESC DE CARRERAS, catedrático de Derecho Constitucional de la UAB.

El espejismo económico alemán por Vicenç Navarro‏

El pasado viernes, los medios de información anunciaron con gran alboroto el crecimiento de la economía alemana, el principal motor de la economía europea. Según la Oficina Federal de Estadística del Gobierno alemán, se trataba del mayor incremento que aquella economía había experimentado durante el periodo de existencia de la Alemania unificada. Inmediatamente, tal aumento del crecimiento se ha presentado como ejemplo de lo bien que han ido, para Alemania y para todos los países de la eurozona, las políticas de austeridad propuestas por el Gobierno de Angela Merkel.

Puesto que, unos días antes, el Banco Central estadounidense (Federal Reserve Board) había anunciado un retroceso del crecimiento económico de Estados Unidos –resultando en una tasa de crecimiento menor que la nueva tasa experimentada por la economía alemana–, los medios españoles (la mayoría de sensibilidad conservadora y neoliberal) inmediatamente lanzaron las campanas al vuelo, concluyendo que la elevada tasa de crecimiento alemana demostraba la superioridad de las políticas de austeridad fiscal identificadas con el Gobierno Merkel sobre las políticas de estímulo económico aplicadas por el Gobierno Obama en EEUU. Uno de los economistas neoliberales más habituales en los medios de comunicación, inmediatamente definió las políticas de estímulo de Obama como un “enorme desastre”, mostrando, una vez más, la hipérbole que caracteriza su discurso.

Para llegar a esta conclusión se olvidan, o ignoran, varios hechos. Uno de ellos es que el incremento del crecimiento económico alemán tiene poco que ver con las políticas de austeridad del Gobierno. El crecimiento se debe, entre otras razones, al rápido descenso del valor del euro, que ha facilitado el aumento de las exportaciones alemanas, sobre todo a China y a EEUU, países que durante estos años de crisis han tenido mayor crecimiento económico que Alemania, como consecuencia, por cierto, del estímulo económico que han aplicado a sus economías.

Alemania es el mayor exportador del mundo. Las exportaciones, no la demanda doméstica, son el motor de su economía. En realidad, los salarios –la mayor fuerza motriz de la demanda doméstica– permanecen estancados desde hace ya muchos años en Alemania. Esta situación la han denunciado no sólo los sindicatos y la izquierda del país, sino también la ministra de Economía del Gobierno Sarkozy, Christine Lagarde, pues tal estancamiento de la demanda doméstica está detrás de la falta de recuperación económica de la eurozona, dado que la falta de un incremento de la demanda doméstica en Alemania explica la paralización de las importaciones de productos producidos en los otros países de la eurozona. En realidad, la enorme concentración de euros en Alemania (que su banca ha prestado a los bancos del sur de Europa y ha utilizado también para comprar la deuda pública de esos estados) se basa en esta situación: Alemania exporta mucho e importa poco y paga a sus trabajadores mucho menos de lo que producen. De ahí que, como bien decía el corresponsal de The New York Times, el “milagro exportador” en Alemania se ha basado en los sacrificios de la clase trabajadora (14-08-10).

Acentuando este estancamiento de los salarios, Alemania ha sufrido políticas de austeridad del gasto público, incluido el social, desde la época del Gobierno Schroeder (1998-2005), por el descenso de los ingresos al Estado, consecuencia de una reducción de los impuestos de sociedades y de las rentas superiores, política seguida más tarde, también, por Angela Merkel. Los impuestos sobre el capital disminuyeron ni más ni menos que 21 puntos y el nivel de gravación de las rentas superiores se redujo 9,5 puntos. Si Alemania hubiera mantenido los niveles de imposición fiscal de 1998, el Estado habría obtenido 75.000 millones de euros más por año que lo recaudado en 2009, una cantidad casi idéntica al déficit que Merkel quiere reducir a base de políticas de austeridad.

Estas políticas determinaron que el crecimiento de la productividad beneficiase enormemente a las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo. Lo cual quiere decir que había, y continúa habiendo, un problema grave de falta de crecimiento de la demanda interna. Como dijo Peter Bofinger, del Consejo Económico alemán, “el problema de Alemania es que vive muy por debajo de sus posibilidades”. Por cierto, una situación muy semejante se ha estado produciendo en España.

Por otra parte, las duras políticas de austeridad que se están aplicando en la eurozona (particularmente acentuadas en los países del sur, como España, Grecia y Portugal) son impuestas no tanto por los mercados financieros –como constantemente y erróneamente se acentúa, incluso por las izquierdas– como por el Banco Central Europeo (próximo al Banco Central Alemán), por el Consejo Europeo (liderado por el Gobierno conservador-neoliberal alemán) y por el Fondo Monetario Internacional (portavoz del capital financiero internacional), cuyo objetivo primordial es que aquellos países paguen a los bancos alemanes y a los bancos de otros estados centrales el dinero que se les debe.

La economía estadounidense, que ha tenido durante este año tasas de crecimiento económico muy superiores a las alemanas, ha empezado a disminuir como consecuencia, precisamente, del descenso del estímulo económico. Ello explica la petición por parte de algunos sectores de la Administración Obama de incrementar dicho estímulo, que tuvo un impacto positivo y permitió un crecimiento económico mayor que el alemán, pero que, al ir terminándose, está dejando paso a un descenso del crecimiento económico. Precisamente, una de las causas de que el crecimiento sea tan débil en España es la falta de tal estímulo económico, resultado de las medidas de austeridad de gasto público equivocadas que el Gobierno está desarrollando.

Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y profesor de Public Policy en The Johns Hopkins University.

De toros y argumentos por Pablo de Lora, José Luis Martí y Félix Ovejero

Ni la tradición, ni la libertad de empresa, ni la protección de una especie, ni el arte y la diversión de los aficionados sirven para justificar una actividad que produce dolor y sufrimiento a un mamífero superior.

En el mundo hay personas que creen que los animales poseen ciertos derechos, o cuanto menos que los seres humanos tenemos ciertas obligaciones para con ellos. Y también hay personas que genuinamente creen que no. No es un drama. También hay quienes creen que Elvis Presley sigue con vida, que el color de la piel debe determinar nuestros derechos o que vivimos entre fantasmas. Hay gente para todo.

Pero no hay razones para todo. Los filósofos morales discrepan profundamente sobre el estatus ético de los animales no humanos, pero muy pocos, por no decir ninguno, sostienen que no tenemos ninguna obligación de respeto mínimo, al menos hacia los grandes mamíferos. También los legisladores en muchísimos países del mundo piensan que la crueldad o el maltrato gratuito hacia los animales no son admisibles, llegando a considerar esos actos como delitos. En Estados Unidos, una ley federal promulgada en 1999 castigaba incluso la creación, venta o posesión con fines comerciales de material gráfico que muestre crueldad animal. Con esa norma se trataba de poner coto a la industria de los llamados crush videos -imágenes que muestran la tortura intencional y sacrificio de animales indefensos (perros, gatos, monos, ratones y hámsters)- con los que, al parecer, algunos individuos obtienen placer sexual.

La discusión se centra, por tanto, en estas otras cuestiones: ¿qué obligaciones concretas tenemos y hacia qué animales? ¿Cómo podemos ponderar dichas obligaciones con otras consideraciones moralmente valiosas, como la alimentación y supervivencia de los propios seres humanos o la investigación médica? ¿Es el ocio o incluso el arte uno de esos bienes que cabe sopesar frente al sufrimiento cierto de un animal no humano, como ocurre en las corridas de toros?

Habida cuenta de la alarmante confusión que ha presidido estos días los debates y comentarios, queremos analizar algunos de los argumentos esgrimidos en defensa de la pervivencia del llamado “espectáculo” de los toros e impedir su prohibición.

Vamos a orillar la cuestión identitaria, que algunos interesadamente han introducido en el debate, o la disputa jurídica sobre la competencia del Parlament para tomar esta decisión, así como la hipocresía o incoherencia moral de quienes defienden la medida adoptada, pero no se oponen con parecidas armas a otras prácticas igualmente crueles. Nos centraremos en estos cinco argumentos: la tradición, la desaparición natural, la preservación de la “especie”, la libertad y el arte.

El argumento de que los toros son una tradición consolidada en España -y en otros países- no tiene mucho vuelo. Que una acción se haya venido produciendo a lo largo del tiempo sencillamente no ofrece ninguna razón moral para seguir realizándola. Segundo, estos días hemos podido escuchar en boca de algunos protaurinos una preferencia por la “desaparición natural” de las corridas antes que por la prohibición impuesta por el poder público. Las corridas ya habían perdido buena parte del favor popular en Cataluña -se dice- así que hubiera sido mejor que se dejaran extinguir por sí solas. Pero este argumento tampoco funciona. Imaginen que lo extendiéramos a otras acciones o actividades prohibidas. Que dijéramos algo así como: “Cada vez son menos los padres que maltratan físicamente a sus hijos menores, así que dejemos que desaparezca esta práctica de manera natural”. O tenemos la obligación de no infligir sufrimiento innecesario a los toros -o a nuestros hijos- o no la tenemos. Esto es lo que debemos discutir. ¿Para qué prohibir algo que ya nadie hace?

Se ha aducido también que, si no fuera por las corridas, desaparecería esta “especie” de toros, y que si las prohibimos, propiciaremos su desaparición. Es el argumento de la preservación, un razonamiento añejo en los pagos de la discusión sobre la consideración moral que merecen los animales no humanos. Al respecto cabe esgrimir, primero, que, desde el punto de vista zoológico, los toros de lidia no constituyen una “especie” independiente. Segundo, si los aficionados son tan profundos defensores de los toros que luchan por su supervivencia, ¿por qué no aúnan esfuerzos colectivos para preservarlos creando refugios naturales en las dehesas sin causarles por ello sufrimiento, como hacemos con los bisontes, por ejemplo? Finalmente, a nosotros nos preocupan prioritariamente -en este y en otros ámbitos de la ética- los intereses y el bienestar de los individuos que sufren el maltrato. Las “especies” -como las lenguas, las naciones o los pueblos- no se ven afectadas por el perjuicio de su inexistencia. Si para preservar una especie debemos torturar a todos sus miembros, tal vez la preservación no sea tan valiosa.

En cuarto lugar, se apela a la libertad: la prohibición supondría un “liberticidio”, han dicho algunos. El poder público no está, ha señalado una representante del PP, para decirnos cómo vestir o qué estilos de vida abrazar. Una segunda expresión de la libertad -la libertad de empresa-, ampararía también que se sigan celebrando corridas. El argumento en cuestión presupone lo que antes hemos negado: que desde el punto de vista moral es irrelevante el sufrimiento o dolor que causemos a los animales no humanos. Si la prohibición es un sacrificio ilegítimo de la libertad de espectadores y empresarios es porque lo que ocurra con el toro en la plaza no cuenta nada. Se ha repetido hasta la saciedad, pero muchos no se han querido enterar, que nuestros ordenamientos jurídicos cuentan con multitud de restricciones a la libertad que nadie considera ofensivas ni liberticidas porque con ellas se protegen bienes igualmente valiosos o importantes, incluso cuando ni siquiera se infligen daños a sujetos con capacidad de sufrir. La protección del patrimonio histórico-artístico, o del medio ambiente, o la disciplina urbanística, son ámbitos plagados de prohibiciones en aras a que todos disfrutemos de paisajes, o ciudades más amables, o de un legado monumental, pictórico, escultórico que estimamos valioso. ¿Alguien se imagina que un grupo de personas, basándose en la libertad de empresa, constituyera una sociedad que organizara espectáculos de tortura pública de delfines, en el que tras causarles diversos daños, dolor y sufrimiento se acabara con su vida con una espada? ¿Justificaría algo la libertad de empresa, o incluso la diversión que pudiera generar esta macabra actividad en cierto público? ¿O es que los toros merecen menos respeto que los delfines? Ni la libertad de empresa, ni el lucro mercantil, ni la diversión de los aficionados, sirven para justificar una actividad que produce dolor y sufrimiento a un mamífero superior.

En último lugar, tal vez buscando ese otro valor que justifique el daño infligido, se esgrime habitualmente el argumento de que los toros son un arte -no los toros en sí mismos, entiéndase, sino las acciones que les provocan sufrimiento y al final la muerte-. Pero este razonamiento es, en el mejor de los casos, incompleto, y en el peor, inconcluyente. Lo que sí nos interesa subrayar es que, de resultas de ese debate, cabe concluir que decir que algo es arte no le confiere ningún estatus o valor especial a la actividad en cuestión. Lo que da valor -estético- a un objeto no es, pues, que dicho objeto sea simplemente catalogado como arte, sino el hecho de que se trate de buen arte o arte valioso. Por lo demás, igual que una tradición no es, por el hecho de serlo, buena o mala moralmente, tampoco lo es el buen arte.

No confundamos, por cierto, el supuesto “arte de los toros”, con el indiscutible “arte acerca de los toros”. Que algunos artistas hayan realizado magníficas obras a cuenta de las corridas, como tantos novelistas las han realizado a cuenta de los asesinatos, no les otorga -ni a las corridas ni al asesinato- ninguna dignidad artística. Los fusilamientos del 3 de mayo no se disculpan por la pintura de Goya. Por seguir con la misma comparación: aunque Thomas de Quincey y algunos de los aficionados a las novelas de misterio tuvieran razón, y el asesinato fuera una de las bellas artes, ello no quiere decir que debamos derogar los artículos 138 a 143 del Código Penal. Y por cierto, un aviso para malpensantes y tramposos: no estamos comparando el asesinato de un ser humano con el sacrificio de un toro; no, no estamos estableciendo una relación de semejanza sino una semejanza de relaciones.

No han faltado en estos días los defensores de la “fiesta nacional” que nos recuerdan que este debate forma parte también de la tradición taurina, como si de un adorno se tratara. Pero no, no se trata de “dar vidilla” -con perdón por el sarcasmo dado el contexto- como si los argumentos, en el fondo, dieran igual. Cuando se discute sobre la conveniencia de una ley que ha de regir la convivencia, los argumentos son lo único que importa.

Pablo de Lora, profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid; José Luis Martí, profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, y Félix Ovejero, profesor titular de Ética y Economía de la Universidad de Barcelona.

Sin empezar, se acabó el debate fiscal por Fernando González Urbaneja‏

José Blanco abrió un debate importante, el de los impuestos, lo hizo en unas declaraciones domingueras, pero fue un mero amago, no ha tenido continuidad más allá de declaraciones de oficio de la oposición, en contra por supuesto. Por parte del gobierno la vicepresidenta de Economía ha puesto punto final al debate rechazando la hipótesis de una reforma fiscal en las actuales circunstancias.

España ha sido desde hace siglos una nación resistente al hecho fiscal, y a los impuestos. Los intentos de modernizar la hacienda fracasaron a lo largo del siglo XIX y quedaron las sucesivas leyes desamortizadoras que quedaron a mitad de camino. Y el impuesto sobre la renta no llegó efectivamente hasta 1977, los anteriores fueron mero sucedáneo.

El actual IRPF es homologable con los equivalentes en el ámbito de las economías desarrolladas; su efectividad recaudatoria es razonable (representa una cuarta parte de los ingresos del Estado) y la presión fiscal que impone se sitúa en la zona baja de los europeos con los que compara.

El IRPF actual induce casi 20 millones de declarantes con rendimientos muy desiguales para Hacienda, rendimientos decrecientes a media que se amplía la base.

Un millón de declarantes (5%) con bases imponibles a partir de 60.000 euros al año, producen casi el 50% de la recaudación, y los siguientes 2,5 millones de declarantes (12%) con bases entre 30.000 y 60.000 euros aportan algo más del 25%. De manera que el 20% de los contribuyentes producen más del 70% de la recaudación efectiva.

Descalificar el modelo con el argumento de insuficiente progresividad se compadece mal con estos datos. La progresividad en sociedades desarrollados con rentas per cápita por encima de los 20.000 dólares, tiene sentido que se desplace hacia los mínimos exentos, más que a tipos altos que pueden llegar a disuasorios. Ampliar los mínimos, tiene costes recaudatorios para Hacienda pero introduce más factores de la llamada progresividad que una escalada de tipos y de tramos que solo producen litigiosidad y confusión.

Lástima que la reflexión de Blanco se vaya a quedar en nada, este podría ser un buen momento para un debate fiscal en serio que diera el salto de modernidad que requiere una economía y una sociedad como la española.

Fumar mata y la homeopatía no cura por Miguel Ángel Quintanilla Fisac

Durante décadas se mantuvo abierta la polémica sobre los efectos perniciosos que tiene el fumar tabaco. En la actualidad el tema no sólo está cerrado, sino que además ha dado lugar a múltiples iniciativas para proteger la salud de los ciudadanos, evitándoles la exposición involuntaria al humo, o para garantizar que el fumador adulto no pueda alegar desconocimiento sobre los perversos efectos que su vicio puede tener para su salud. El punto de inflexión entre la actitud permisiva de hace unas décadas y el furor preventivo y represivo de nuestros días hay que situarlo en una serie de pleitos que las tabaqueras perdieron gracias a la aportación de evidencias científicas contundentes sobre la relación causal entre el tabaco y diferentes enfermedades. Hoy sabemos que el tabaco mata porque los científicos lo han estudiado y sus conclusiones son incontestables.

Los científicos también han estudiado el poder curativo de la homeopatía (recomendable el monográfico de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico: http://www.arp-sapc.org/articulos/homeopatia/index.html). Y sus conclusiones también son contundentes, aunque contestadas: los remedios homeopáticos tienen la misma capacidad curativa que el placebo, es decir, ninguna específica. (Otra cosa es que las prácticas homeopáticas puedan resultar satisfactorias para un paciente que necesita consuelo, esperanza, atención: se podría hacer lo mismo y recetar bolitas de azúcar en vez de diluciones homeopáticas). La cuestión es: si somos tan precavidos al proteger a los ciudadanos del tabaco y de otras drogas porque estamos científicamente convencidos de sus peligros, ¿por qué somos tan complacientes con terapias homeopáticas científicamente injustificables?

Hay una razón: los preparados homeopáticos son tan inútiles que, salvo por accidente o error, ni siquiera pueden tener efectos secundarios perniciosos. La homeopatía no cura pero, por lo general, tampoco mata. Solo humilla a la gente manteniéndola en la ignorancia y esquilmando su bolsillo. Debería ser obligatorio imprimir una etiqueta en cada preparado homeopático: “Este preparado no tiene ningún poder curativo y es tan inútil que ni siquiera puede hacerle daño: consúmalo con razonable moderación, siéntase cómodo y pague lo que le pidan, pero abandone toda esperanza de recurrir al juzgado si no le hace nada”.

Miguel Ángel Quintanilla Fisac. Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia.

Impuestos bajos y burros volando por Gabriel Calzada en Expansión

El Gobierno estudia subirnos de nuevo los impuestos, no le quepa a usted la menor duda. Salgado dice que sólo se trata de un “ajuste para favorecer la equidad”. No importa cómo lo vistan, le quieren exprimir. Blanco avanzaba el domingo una nueva vuelta de tuerca fiscal porque, según él, los impuestos que pagamos los españoles “son muy bajos”. Su argumento es que no podemos tener servicios públicos e inversiones en infraestructuras “de primera” si pagamos impuestos bajos. Esa misma cantinela la han repetido Salgado y otros miembros del gobierno machaconamente cada vez que han intentado vaciarnos la cartera. Pero claro, lo hacen por nosotros.

La diferencia fundamental entre un asaltador de caminos y un gobernante es que el primero te roba y te deja en paz mientras que el segundo te roba y encima te da la lata para convencerte de que lo hace por tu bien. Al menos eso es lo que decía Lysander Spooner, uno de los más ingeniosos pensadores políticos norteamericanos del siglo XIX.

Supongamos por un momento que fuera cierto que los impuestos que pagamos los españoles fueran relativamente bajos. ¿Por qué deberíamos de asemejarnos más a los infiernos fiscales que a los paraísos fiscales? ¿Alguien ha visto alguna vez que en los paraísos fiscales haya malos servicios públicos? Los líderes políticos europeos se reunieron en el año 2000 en Lisboa y declararon que en 2010 Europa sería la zona más próspera y competitiva del mundo.

En la estrategia para lograr tan espectacular meta olvidaron programar una reducción de los impuestos que asfixian a los europeos. Es más, consideraron que lo que había que hacer era armonizarlos (eufemismo para decir que habría que igualarlos al nivel de los infiernos fiscales más ardientes de la zona euro). Llegada la fecha en la que los 27 deberían estar saboreando las mieles del triunfo, Europa es una de las zonas menos competitiva y más aletargada del mundo; y los elevados impuestos no son ajenos a la causa de este eurofiasco. Pero, además, resulta que la idea de que nuestros impuestos son bajos en comparación con los de otros países es una monumental falacia. Para colárnosla el gobierno nos cuenta que la presión fiscal en España está por debajo de la media europea. Y es cierto. La presión fiscal, resultado de dividir los ingresos fiscales entre el Producto Interior Bruto, está ligeramente por encima del 33% del PIB, seis puntos por debajo de la media de la Unión Europea, según Eurostat. Sin embargo, esto se debe a que la actividad económica se ha hundido y no a que los impuestos hayan bajado o sean bajos. En el momento álgido de la burbuja crediticia la presión fiscal llegó a estar en el 37,2%.

La bajada se debe a que los beneficios empresariales se han desmoronado, disminuyendo los impuestos cobrados en concepto de Impuesto de Sociedades, y a que el número de rentas que tributan también se ha desplomado debido al monumental desempleo que sufrimos por la rigidez de nuestro mercado laboral.

Una vez más el Gobierno actúa como si estos problemas los hubiera traído un meteorito y nada tuviera que ver con su nefasta gestión de la crisis, negándose a desregular, endeudándonos y tirando el dinero bueno detrás del malo con la fútil esperanza de que tal despilfarro fuera a generar riqueza. En otras palabras, no es que los impuestos sean bajos (¡son altísimos!) sino que la recaudación ha bajado mucho porque las regulaciones absurdas han impedido la reestructuración empresarial y mantienen el desempleo en el 20%. Si tuviéramos unos índices de actividad y empleo como tiene Alemania, la presión fiscal española estaría por encima de la media europea.

Sin embargo, la presión fiscal no dice realmente si los impuestos son altos o bajos en relación a otros países porque no dice cuánto ganan otros ciudadanos europeos y cuánto ganamos aquí en España. ¿El 33% de cuánto? No es lo mismo el esfuerzo que hace una mileurista al que le quitan el un 33% que un famoso futbolista que paga ese mismo porcentaje. Además, si las personas que tienen empleo en un país son pocas en comparación con el otro, la carga que estarán soportando los contribuyentes reales será mayor. Por todos estos motivos los economistas hablan de carga o de esfuerzo fiscal cuando quieren establecer el sacrificio que suponen los impuestos de un país frente a los de otro a la hora de cumplir con esa presión a la que les somete el fisco.

Así, si lo que miramos es la carga fiscal, medida como la presión fiscal que soporta una renta media, vemos que los españoles llevamos a cuestas la tercera losa fiscal más pesada de la Unión Europea. Lo mismo sucede cuando medimos el esfuerzo fiscal entendido como la presión fiscal sobre el salario que soporta un asalariado medio. Italia y Portugal son los únicos países cuyos gobiernos exigen sacrificios mayores a sus ciudadanos.

Esta es la triste realidad que sufre el contribuyente español, el de carne y hueso, que para colmo tiene que soportar cómo los miembros del Gobierno insultan su inteligencia diciéndole que paga pocos impuestos y que intentarán subírselos aún más para que el Estado le pueda ofrecer unos servicios que el ciudadano posiblemente no haya pedido y prefiera contratarlos voluntariamente por su cuenta.

Subir los impuestos, como pretende el Gobierno, nos enterraría definitivamente en el fango de esta crisis porque dejaría a las familias, con menos poder adquisitivo y sin capacidad de ahorrar, desprovistos del poco margen de maniobra que les queda. Si nuestros gobernantes consideran que los ingresos fiscales son pocos para los gastos que realizan, que revisen la verdadera necesidad de esos gastos, que los recorten más, y que elimine las trabas a la reactivación del mercado laboral y de la economía en general; pero que no nos cuenten que han visto burros volando.

Enrique Múgica por Martín Prieto

La injuria es un arte y no está al alcance de los patanes. No es lo mismo tachar de analfabeto a Menéndez Pidal que tildar de Casanova a Marcel Proust. Por el recurso ante el Constitucional de una Ley de Acogida de Inmigrantes que alzaprima el catalán, jabalíes de ERC como Huguet y Puigcercós han definido al ex Defensor del Pueblo Enrique Múgica como falangista y aliado del racismo, lo que mueve a risa por el contenido y el contexto, ya que fue Múgica quien pasó por los penales franquistas por ser miembro destacado del Partido Comunista y cesó en el cargo de Defensor del Pueblo justo antes de la presentación del recurso. Cuando estos pitecantropus semierectus aún no habían nacido, el PCE y luego el PSOE fueron los exponentes antidictatoriales,tanto que Felipe González y Alfonso Guerra nunca pisaron Carabanchel.

Se dice que Dios primero confunde a quienes desea perder, y estos restacuartos independentistas realmente deliran. ¿Son racistas o xenófobos? Enrique Múgica Herzog es vasco, español, judío y por línea materna franco-polaco. ETA asesinó a su hermano Fernando, dolor que creo aún no lo ha superado. Hombre bonancible, es complicado acceder a las escaleras, de su casa, porque los libros rebosan los peldaños. Acierto ecuánime del presidente Aznar fue consensuarle como Defensor del Pueblo, y durante sus dos mandatos ha sido imparcial y apartidista. Como los de ERC son analfabetos políticos, estiman que aquellos que no enarbolan las esteladas son émulos de Hitler. Confortémonos con lo que dijo Anatole France: «Cualquiera que sea la manera de pensar y obrar, es mala señal no ser vilipendiado, insultado o amenazado».

La destrucción de las playas españolas por Miguel A. Losada

Más del 50% de las playas y el 70% de las dunas en la costa española están degradadas o profundamente alteradas; el 60% de los humedales que había en 1950 ha desaparecido; más del 60% del entorno inmediato de las playas de las costas mediterránea, atlántica sur y de los archipiélagos está urbanizado. Con los ritmos de ocupación seguidos en los últimos 60 años, incluidos los tres periodos de recesión económica habidos, hacia el año 2030 la totalidad de la costa española estará tocada por actividades humanas. [¿Y?]

La costa es la franja marítimo-terrestre donde la corteza pasa de estar permanentemente sumergida a ser tierra firme; un paisaje complejo de múltiples colores y texturas; un organismo vivo en permanente proceso de remodelación y embellecimiento por la acción de las fuerzas de la naturaleza; el destino final de las olas y de los maremotos; una esponja que amortigua y controla sus acciones; el principio de los encuentros del hombre con el mar.

El Reino de España tiene algo menos de 10.000 kilómetros de costa; calas, rasas y acantilados, ramblas y deltas, estuarios, rías y marismas, flechas, cordones y lagunas litorales, playas de arena y guijarros, dunas..., son algunas de las formas naturales que albergan ecosistemas esenciales para la diversidad biológica, que se podían encontrar a lo largo y ancho de la costa española y que formaban parte de su patrimonio paisajístico único, finito, frágil y sensible.

Posiblemente, fueron las cualidades excepcionales de la costa y la tradición jurídica las que motivaron que la Constitución Española, Artículo 132.2, proclamara como bienes de dominio público la zona marítimo-terrestre, las playas, el mar territorial y los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental, y ordenara su regulación por Ley. La Ley de Costas, Ley 22/1988, reconoce el carácter público de la costa y define la parte terrestre de estos bienes y los integra en un concepto territorial, la ribera del mar, utilizado en el Código de las Siete Partidas por el rey Alfonso X el Sabio; además, acota, regula y administra su uso y ocupación temporal. Ella y la normativa adicional de las Comunisdades Autónomas son los instrumentos jurídicos indispensables para que el patrimonio colectivo, especialmente valioso como espacio natural de libertad, sea preservado para el uso y disfrute de los ciudadanos. La Administración General del Estado, las Comunidades Autónomas y los Municipios son responsables de que así sea.

El deslinde es el procedimiento que establece la Ley de Costas para delimitar el dominio público marítimo-terrestre (DMPT). Cualquier uso no común, que por su naturaleza no pueda realizarse sino en la ribera del mar, requiere de un título administrativo, concesión, reserva o adscripción. Desde el deslinde, la ley proyecta su incidencia hacia el interior del territorio, en bandas paralelas a la línea de costa, estableciendo servidumbres de acceso y tránsito y protección (limitación) frente a la urbanización, imprescindibles para garantizar la integridad física y el uso común del DMPT.

Sin embargo, una parte de la costa española está en manos privadas, urbanizada, alterada profundamente o destruida. Ya en 1988, en la exposición de motivos de la Ley de Costas, se decía: "Este doble fenómeno de destrucción y privatización del litoral, que amenaza extenderse a toda su longitud, exige de modo apremiante una solución clara e inequívoca, (...) con una perspectiva de futuro, tenga como objetivos (...) la protección y conservación de sus valores y virtualidades naturales y culturales...".

La realidad es que la Ley de Costas no ha podido frenar los motivos por los que fue promulgada. Desde hace una década, los informes anuales Destrucción a toda costa de Greenpeace son referencia crítica de la creación de la burbuja inmobiliaria y de las connivencias de las distintas administraciones públicas con lo que ocurre en las costas españolas.

A principios de la década de los sesenta del siglo pasado, se accedía a las playas al norte de Oropesa (Castellón) hasta Alcossebre por caminos rurales, entre campos de olivos y naranjos. Formaban parte de la denominación turística de costa de Azahar. Los desarrollos urbanos de Marina d'Or y Torrenostra han transformado de forma radical la costa primitiva y han encajado el Parque Natural del Prat de Cabanes. Al norte, las urbanizaciones de Alcossebre rampan por las estribaciones del Parque Natural Sierra de Irta; ¿qué les depara el futuro al Prat de Cabanes y a la Sierra de Irta?

Son Bou es una de las playas de Es Migjorn en Menorca. Sus arenas blancas, sus dunas y el humedal que a mediados del siglo pasado aún se comunicaba con el mar por varias golas son sus principales cualidades naturales. Al este reposan las excavaciones de una basílica paleocristiana, encajonadas por edificios irrespetuosos e ignorantes y levantados sobre las dunas. La reciente construcción de una carretera y un aparcamiento sobre la laguna litoral anuncia lo peor: ¿en los próximos años se urbanizarán la laguna y las dunas de Son Bou?

A principios del siglo XX, entre los cabos de la Huerta (Alicante) y Palos (Murcia) dando apoyo a la Manga, se podían disfrutar unos 100 kilómetros de costa formada, en su mayor parte, por playas barrera y lagunas litorales entre pequeños tramos acantilados. Sobre aquellas se construyeron pueblos barrera de edificios barrera. Lo que fue bello ahora es lineal, monocromático y simple, sin valor ambiental; todos ellos están amenazados por la subida del nivel del mar asociada al calentamiento global. Se pronostica que, en este siglo, el mar ascenderá entre medio metro y un metro. ¿Se protegen o se desmantelan estos desarrollos urbanos? ¿Quién paga? [Pagará el que pierda su propiedad si no viene papa Estado a subvencionar. Además donde están las pruebas de ese ascenso del nivel del mar?]

La construcción de un hotel mastodóntico sobre el acantilado de la playa del Algarrobico, posiblemente para delimitar (colonizar) un tramo de costa "urbanizable" en las cercanías de Carboneras, ha disparado todas las alarmas. Ocupa terrenos del Parque Natural del Cabo de Gata, que alberga un entorno privilegiado donde todavía es posible el diálogo libre del hombre y la costa. Otros desarrollos penden sobre este parque natural: el crecimiento brutal de San José acosando la playa de los Genoveses y las propuestas urbanizadoras de las Salinas y la Fabriquilla. ¿Son compatibles estas ocupaciones con la Constitución y la Ley de Costas?

Son solo algunos ejemplos. Si las evidencias naturales, las consecuencias y las leyes son tan contundentes, ¿por qué se sigue destruyendo el patrimonio colectivo e ignorando lo que dicen la ciencia y el conocimiento? Si en las últimas elecciones generales todos los partidos llevaron en su zurrón de promesas la sostenibilidad de la costa, ¿por qué allá donde gobiernan porfían con el desarrollo urbanístico a toda costa? ¿Dónde quedó la política del anterior Gobierno, conflictiva, sí, pero a favor de la sostenibilidad de la costa, de los derechos de más de 45 millones de ciudadanos y de un legado ejemplar, justo y solidario, y acorde con el valor ambiental de la costa española?

Desde hace más de 60 años, con breves y notorias excepciones, la costa española se gestiona, principalmente, como un espacio económico donde las todopoderosas industrias de la construcción y del turismo marcan las pautas de uso y explotación, y los municipios costeros encuentran la vía de construir y mejorar sus infraestructuras y financiar sus gastos corrientes. Cuando hay desastres naturales, todos ellos son los primeros en demandar la reconstrucción y las subvenciones pertinentes. Entonces, los partidos políticos callan ante la sinrazón y otorgan. Si las leyes no son las adecuadas, se deben cambiar, pero, entretanto, se deben cumplir con tolerancia cero.

El futuro es desesperanzador, pues la experiencia pasada y la realidad cotidiana nos muestran que, en el Reino de España, no se consigue manejar con inteligencia el binomio desarrollo socioeconómico y proceso evolutivo natural de la costa. La ambición personal de unos pocos y la complicidad de otros están provocando la pérdida irreparable de nuestro patrimonio y dejan un legado insostenible para las siguientes generaciones.

Miguel A. Losada es director del Centro Andaluz del Medio Ambiente y catedrático de la Universidad de Granada.

“Buenismo” y Ejército por Aurelio Alonso-Cortés

Quienes se incorporen en septiembre a las Academias militares estrenarán las asignaturas de “Alianza de Civilizaciones” y “Género e Igualdad”, obligatorias para su formación básica.

Tras el inicial asombro, el lector/a se preguntará el porqué de ambas disciplinas y su compatibilidad con la enseñanza de un mando militar. Según la noticia dentro de un bloque de relaciones internacionales –más propias de la diplomacia que de la milicia– estudiarán “cómo reforzar la comprensión mutua entre las distintas civilizaciones y contrarrestar la influencia de quienes promueven la intolerancia”.

A primera vista parece coherente con el “buenismo” de moda en España que, negando la existencia de la maldad humana, proscribe la guerra. Según esta original política defensiva los militares ejercen una “diplomacia de proximidad” mediante acciones de paz cual ONGS, en Afganistán por ejemplo. Eso si con riesgo para sus vidas pues se les limita el uso de sus armas.

Los ideólogos monclovitas de la impuesta asignatura castrense debieran haber leído a tiempo la obra “Zapatero y el pensamiento Alicia” del filósofo y catedrático Gustavo Bueno, bien ajeno al “buenismo”. Para éste “la alianza entre civilizaciones es imposible, salvo que se esté dispuesto a destruir a alguno de los aliados o a todos. ¿Cómo hacer compatible la poligamia con la monogamia sin destruir uno u otro sistema, o ambos?... ¿Cómo entender una alianza entre civilizaciones, una de las cuales esté organizada según el modelo de las democracias parlamentarias y otra según el de la dictadura del proletariado?

Teocracias musulmanas

Para mí es evidente que los países que viven bajo teocracias musulmanas en nuestro flanco sur, Magreb y Oriente Medio –Siria e Irán incluidos– nunca serán una verdadera democracia.

La tal Alianza es pues simple imaginación de Zapatero fruto de sus intuiciones, a quien hay que reconocer la habilidad de haberla colado, cual gol de corner, en la escuadra de la ONU, gracias al voto de tantos y tantos países que no respetan los derechos humanos. Con un coste millonario exento de tijeretazos. El riesgo radica en aplicar lo del “buenismo” a la enseñanza en las Academias militares. Dos datos. En pavorosa ingenuidad la Orden de la Presidencia de 21 de enero de 2008 prevé la “utilización del deporte (¡!) como instrumento para la construcción de la paz y la seguridad en aquellas zonas de conflicto en las que las Fuerzas Armadas participan en Operaciones de Mantenimiento de la Paz”, así con mayúsculas. Y añade como tarea: “la promoción, junto con el Gobierno del Reino de Marruecos, del proyecto de la Universidad de los Dos Reyes, con sede en Tetuán, al objeto de consolidar un espacio de diálogo y de cooperación euro-mediterráneo”.

Bochorno de agostobr /> Y es que en La Moncloa mora o moraba como asesor un ínclito diplomático partidario de entregar Ceuta y Melilla que ya eran España cuando no existía Marruecos, y hasta… ¡la misma Olivenza a Portugal! Pues bien, ya vemos en el bochorno de agosto de que modo el régimen alauita entiende las alianzas y la igualdad de género con su bloqueo –por ahora comercial– a Melilla y su acoso a las mujeres de nuestra Policía retiradas ayer, por “buenismo” y no igualdad de género, a la trastienda.

¿Tiene o no razón el filósofo que antes cité? Cabe notar un cierto paralelismo entre la asignatura aliancista que se impartirá en las Academias y la Educación para la Ciudadanía en las escuelas; ambas tienen algo de adoctrinamiento hacia el “pensamiento único”. Intolerable en un Ejército al servicio de la Nación y no de la política o los políticos. El “aliancismo” deformará al futuro oficial confundiéndole en su principal misión de defender la soberanía e independencia de España y su integridad territorial. Un gran peligro ya que corresponde a los niveles de mando transmitir tal misión a una tropa abundante en extranjeros, contratados por suspensión del servicio militar obligatorio.

Tienen por tanto una singular responsabilidad que requiere una estricta formación castrense. En las profesiones civiles puede haber abogados o ingenieros deficientes junto a los competentes; sólo perjudicarán a su clientela. Un general u oficial mal formados o cobardes pueden acabar con miles de personas o la dignidad de una nación.

La cúpula militar –ese general “cuatro estrellas” portador del maletín de la Chacón– no parece tener en cuenta la frase de Clausewitz de que “la guerra es la continuación de la diplomacia por otros medios” y practica la máxima “mejor morir que matar” del ex ministro de Defensa Bono. ¡Dejen ya lo de la Alianza de Civilizaciones a los Moratinos de turno! Y entre ya al trapo el PP –inhibido en éste y otros asuntos vitales– cuya portavoz en la Comisión de Defensa, Rodríguez Salmones, ha calificado benévolamente de “ocurrencia” la introducción como asignatura en las Academias militares.

Hora de poner la casa en orden por Juan Pedro Marín Arrese

Al final todo se reduce a una cuestión de crecimiento. Las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda soberana o la solvencia bancaria, que tantos sobresaltos han provocado en la eurozona, se explican ante todo por la situación de marasmo económico.

Ahora que el panorama parecía despejarse, tras la alentadora evolución del PIB alemán, retornan los temores a una inflexión a la baja. Han bastado unos resultados peores de los esperados al otro lado del Atlántico, una ligera revisión de las perspectivas británicas y algunos indicios de enfriamiento en la demanda interior china, para que vuelva a instaurarse un sentimiento de pesimismo en los mercados.

Este escenario de incertidumbre plantea una vez más la cuestión de si no resulta precipitada la retirada de los estímulos emprendida aceleradamente en Europa. A decir verdad, este debate no deja de constituir un mero ejercicio especulativo ante la imposibilidad de mostrar margen alguno de discrepancia respecto de la ortodoxia presupuestaria impuesta con tozuda determinación por Alemania.

Antes de la crisis se pudo pensar que cada país disponía de plena libertad para mantener la política más adaptada a sus necesidades, al financiarse sin dificultad todo desequilibrio público o por cuenta corriente. Ante el severo castigo a que se somete ahora todo atisbo de desviación, la eurozona camina hacia una unificación forzosa en el frente fiscal que se añade a la monetaria.

Este café para todos puede constituir, en circunstancias normales, un eficaz antídoto frente a las tentaciones de incurrir en una excesiva laxitud. Pero al arbitrase desde una convergencia mimética de las políticas nacionales y carecer de un presupuesto europeo con capacidad para asegurar un efecto compensador entre sus socios, se plantea un serio riesgo de asimetría agudizado en momentos de crisis por una espiral de desconfianza hacia los menos aventajados o competitivos.

Su propia instrumentación responde forzosamente a un enfoque de brocha gorda, pues para lograr credibilidad ante los mercados requiere de una eliminación acelerada y convergente de los déficits, hasta alcanzar el equilibrio presupuestario, con independencia de la situación de partida o las dificultades de recorrido de cada socio.

En última instancia esta disciplina reposa en una buena dosis de voluntarismo y en la creencia de que la recuperación vendrá ante todo impulsada por un incremento sustancial, hoy por hoy bastante dudoso, de la demanda externa.

Esta marcha imparable hacia la neutralidad fiscal unida a una política monetaria que antes o después volverá a la ortodoxia, puede conducir a un pronunciado gap de crecimiento que castigue con particular virulencia a los países que no hayan realizado sus deberes. Estos no se limitan a seguir las consignas prusianas de austeridad en el gasto público. Resulta también esencial impulsar, de verdad, la competitividad.

En ausencia de sólidas perspectivas de recuperación que alivien la prima de riesgo, todo proceso de ajuste resultará más doloroso. Bien haríamos aquí en no demorar más las reformas estructurales pendientes para no quedar descolgados en el nuevo escenario de disciplina que se dibuja. Es hora de poner la casa en orden sin fiarlo todo a una hipotética mejora de la coyuntura que nos venga como llovida del cielo.

General Motors quiere vivir y crecer en libertad por Gemma Martínez

Barack Obama se prepara para su gran reválida. El presidente de Estados Unidos, cuyos índices de aceptación continúan a la baja, necesita que su partido gane las elecciones legislativas de noviembre. Los comicios, en mitad del mandato de Obama, renuevan al Congreso y la mayoría de los demócratas, vital para la agenda de la Casa Blanca, peligra.

En este contexto, el presidente ha encontrado una pieza que quiere presentar al electorado como su logro más reciente: la recuperación de General Motors (GM) y su salida a bolsa (prevista para octubre, un mes antes de las elecciones).

La operación, un año después de que el primer fabricante de coches del país sufriera la mayor crisis de su historia, se presentará como un caso de manual. El Gobierno rescató a la compañía, con 50.000 millones de dólares (38.948 millones de euros), para salvar la columna vertebral de la industria del país. Conseguido este objetivo, GM, participada por la Administración en un 61%, volverá al sector privado, con su estreno en los mercados de capitales. El proceso coincide con la recuperación de la industria del motor, asentada en Detroit, que este año ha creado 55.000 empleos.

Los deseos de Obama concuerdan con los de la compañía. GM quiere olvidar cuanto antes el estigma y el corsé que supone pertenecer al sector público y volver a estar en manos privadas. La salida a bolsa, que se encamina a ser la segunda de mayor de la historia de EEUU (por detrás de la de Visa), también permitirá a la empresa lograr fondos para su plan de negocio. GM, la segunda empresa del mundo del sector tras Toyota, pretende ampliar su actividad internacional (hoy obtiene el 72% de sus ventas de fuera de EEUU) y crecer en China y Brasil. La compañía, además, busca reducir su capacidad de producción en Europa, sanear su balance y rebajar costes.

La salida a bolsa, sin embargo, no está exenta de riesgos (GM enumera 31 en el folleto), ni de incógnitas. La empresa, que atravesará un momento clave en septiembre con el cambio de presidente, aún no ha definido cuántos fondos ingresará, pese a que los analistas estiman que serán 16.000 millones. La configuración accionarial de GM se desconoce, ya que el Gobierno ha evitado concretar qué porcentaje de su participación venderá. El Ejecutivo, que decidirá cuántas acciones vende en función de la evolución de las bolsas, sólo confirma que seguirá como accionista y GM admite que tendrá poder sobre la gestión.

Para que la Casa Blanca recupere la inversión realizada, la compañía tendrá que tener una capitalización de en torno a 70.000 millones, algo poco previsible a corto plazo. Los nuevos gestores deberán convencer a los inversores del atractivo de la operación, pese a que la empresa no pagará dividendo. El proceso puede ser difícil, sobre todo después de que los accionistas que tenía GM antes del rescate perdieran todo su dinero con la exclusión de bolsa y la entrada de la Administración y los sindicatos en el capital.

Usted paga de su bolsillo la política del miedo de Estados Unidos por Carmen Méndez

Loretta Napoleoni se pregunta “si merecía la pena llevar a EEUU a la bancarrota y lanzar al mundo entero a una grave recesión para exportar una democracia de corte occidental a países que ni siquiera conocen su verdadero significado”. Cuando comenta esto, uno podría pensar que tiene enfrente a una activista dogmática, que no sabe ni una palabra de economía.

Nada más lejos de la realidad de esta italiana, que vive en Londres desde hace 30 años, experta en redes internacionales de blanqueo de dinero y en financiación del terrorismo, que se licenció en la Universidad John Hopkins, en EEUU.

Napoleoni ha trabajado como economista para el Fondo Monetario Internacional, el Chase Manhattan Bank, el Banco Nacional de Hungría y la agencia de bolsa Laurie Millbank, además de haber ejercido como consultora en Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y en la ONU. Esta autora de ensayos best sellers, como Economía canalla, ha publicado en España, en la editorial Paidós, su último libro: La mordaza. Las verdaderas razones de la crisis mundial.

Según esta experta, “nos encontramos ante una especie de tormenta perfecta producida por el abuso financiero y por la negligencia política”. Este segundo aspecto, el de la negligencia política, es el que nos está afectando más de lo que creemos. Aunque algunos medios internacionales anunciaran a finales de 2009 que la crisis había terminado, los ciudadanos de a pie aún se preguntan “cómo podemos estar fuera de la crisis si la gente sigue perdiendo su trabajo”, argumenta.

El asunto que plantea La mordaza es que el 11 de septiembre de 2001 fue el punto de partida de la crisis que padecemos. Napoleoni sostiene que la financiación de las guerras contra el terrorismo por parte de Estados Unidos y de sus aliados son el origen de los males económicos actuales.

“La política antiterrorista de Estados Unidos en los últimos años ha provocado una crisis económica que ahora hay que resolver”, afirma. “La política del miedo no es nada nuevo; ya se practicó con éxito durante la Guerra Fría: hay que presentar el mañana como algo mucho más peligroso que el hoy. Pero eso no es una política europea”.

¿Criminales o enemigos?

Napoleoni explica en su libro que, frente a la amenaza del terrorismo, los europeos hemos hecho justo lo contrario que EEUU. En Europa se considera que los terroristas son criminales. Pero cuando se les trata como a enemigos, las tornas cambian y hay que emprender guerras. Sin embargo, ese miedo al terrorismo ha resultado “muy eficaz para distraer la atención de los ciudadanos occidentales del caos económico de los últimos veinte años”.

Vivimos atenazados por la política del miedo. “Sentimos temor a un ataque terrorista, a que caigan las bolsas, a la crisis del euro. La política es siempre de situaciones excepcionales. Hemos perdido el concepto de política, y eso es grave”, puntualiza.

Para Napoleoni, esa política del miedo se ha financiado mediante la venta de obligaciones americanas en el mercado internacional. Según su razonamiento, el Gobierno estadounidense alentó la bajada de los tipos de interés de los bancos norteamericanos, a través de la Reserva Federal, para revalorizar y vender las obligaciones del país con el objetivo de pagar las guerras contra el terrorismo en Irak y Afganistán.

“Después del 11-S, los tipos de interés pasaron del 6% al 1,5% en un año y medio. Ni siquiera durante la crisis de los mercados asiáticos en los 90 se habían rebajado tanto. Se ha vendido crédito a la población y a los países, algunos como Grecia, por ejemplo, que no se lo pueden permitir”.

Y cuando los intereses bajan, las obligaciones aumentan de valor. “Las guerras de Irak y Afganistán están financiadas con deuda, y aunque todos los conflictos se pagan así, en esta ocasión la cantidad es excesiva y sin precedentes”.

EEUU se encuentra, sobre todo ahora, en Afganistán, “en una situación de punto muerto, donde ya no controla nada”, afirma Napoleoni. “Lo que está conduciendo al país a la bancarrota son esas dos guerras que no consigue ganar, financiadas por otro país, China, que está comprando la deuda estadounidense”.

Construir una nación

EEUU se enfrenta a problemas similares a los vividos por los soviéticos en Afganistán en los 80. “El objetivo de estos dos conflictos es hacer de ese Estado un país amigo. Hace 20 años, la URSS quiso convertirlo en un satélite del bloque soviético”. EEUU, que ha anunciado su retirada del país en julio de 2011, ha querido transformarlo en una democracia de corte occidental. “El juego de construir una nación es peligroso, y Washington ha cometido los mismos errores que Moscú”.

Los hechos, dice Napoleoni, apuntan a que EEUU está perdiendo la guerra en Afganistán, que se ha convertido en un narcoestado donde el Gobierno de Hamid Karzai convive con los innumerables señores de la guerra y los talibanes convertidos en narcotalibanes. “Desde 2001, el tráfico de heroína se ha cuadruplicado. Antes, el opio iba de Afganistán a Europa, principalmente al Sur de Italia, y ahí se transformaba en heroína”. Desde hace tres años, los talibanes importan productos químicos para transformar ellos mismos el opio. “Se gana más vendiendo el producto final, sin intermediarios”.

Desde la tragedia del 11-S, el gran error ha sido ligar terrorismo y economía. Y lo peor, denuncia Loretta Napoleoni, es que no existe interés en tocar este asunto. Esa es la terrible, la amenazante mordaza que silencia a Occidente.

Los sindicatos han perdido 270.000 afiliados en un año por Calixto Rivero

Los sindicatos empiezan a sufrir en sus bases el rechazo a su actuación durante la crisis. Según los datos de afiliación a las centrales del Ministerio de Trabajo, 276.086 empleados dejaron de pertenecer a organizaciones como CCOO y UGT en un año. Si en 2008 sólo el 17,4% de los ocupados estaba afiliado a estas organizaciones, el pasado ejercicio sólo pertenecían a ella el 17,2% de los trabajadores.

Aunque los representantes de estas instituciones achacan el descenso a los despidos masivos, esta pérdida de confianza se explica fundamentalmente porque se dispara el desapego de los más jóvenes en las centrales. ¿La razón? Estos organismos se han dedicado sobre todo a defender a los empleados de más de 45 años, que tenían una indemnización por despido mayor. Sin embargo, no organizaron ninguna huelga en 2009, con los despidos masivos de trabajadores temporales.

Las cifras que revelan la confianza de los jóvenes en los sindicatos hablan por sí solas: 150.000 ocupados de entre 16 y 29 años se han dado de baja en estas organizaciones.

Sin nuevas generaciones

Es evidente que el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, y el líder de UGT, Cándido Méndez, tienen un grave problema para captar a las nuevas generaciones: 40.721 empleados de entre 16 y 19 años dejaron su afiliación a los sindicatos desde que empezó la crisis. También se dieron de baja 164.914 ocupados de entre 25 y 29 años entre 2007 y 2009.

El abandono no se explica sólo porque haya caído la población activa, sino porque las centrales están perdiendo cada vez más peso entre los recién llegados a las empresas: en 2007 el 6% de los jóvenes ocupados estaban afiliados a los sindicatos, una cifra que escaló modestamente hasta el 7,3% en 2008. Sin embargo, en 2009 volvió a sufrir un fuerte retroceso: ya sólo el 5,7% de los jóvenes empleados pagan su cuota a estas organizaciones.

Las afiliaciones a centrales como UGT y CCOO han caído en picado sobre todo entre los jóvenes de entre 25 y 29 años. Si en 2007 el 12,2% de los empleados de estas edades estaba inscrito a un sindicato; en 2008, sólo el 10,9%. Y en 2009 sólo el 8,1% de los ocupados.

Los sindicatos –que a pesar de su escasa representatividad siguieron manteniendo el control de los convenios que regulan las condiciones laborales de 10,3 millones de empleados en 2009 (el 60%de los trabajadores)– siguen manteniendo poder entre los trabajadores de más de 45 años. Entre los empleados de mas de 45 años hay un 23,7% de trabajadores con carné de las centrales; una cifra que se reduce al 20,1% en el caso de los empleados con más de 55, los más cercanos a la jubilación.

Proponen esterilizar a todos los gatos de Bélgica para 2016

Un departamento del Gobierno belga ha propuesto esterilizar a todos los gatos del país para 2016 como forma de combatir el exceso de población de estos animales, según publican hoy varios diarios.

El plan de la sección de bienestar animal del Servicio Federal de Salud Pública debería comenzar en 2011 y escalonarse durante cinco años, según informa un diario belga.

En primer lugar se prevé esterilizar a los gatos de los centros de acogida, para continuar con los felinos de los criadores y terminar con los domésticos. El objetivo es que para 2016 todos los gatos estén identificados, registrados y esterilizados.

Este proyecto es consecuencia de los numerosos problemas que el exceso de gatos abandonados por sus dueños está causando en el conjunto del país. Durante 2009, más de un tercio de los 37.000 gatos de los centros de acogida de Bélgica tuvieron que ser sacrificados ante la imposibilidad de encontrarles un hogar.

Sólo en la ciudad de Charleroi (200.000 habitantes) hay entre 4.000 y 6.000 gatos vagabundos, lo que genera preocupaciones de limpieza y salud pública, además del sufrimiento animal, según fuentes del Ayuntamiento que citó la pasada semana el diario Le Soir.

De los 589 municipios belgas, 207 tienen ya algún tipo de plan para promover la esterilización de los gatos a fin de luchar contra la superpoblación de estos animales. La organización de defensa de los derechos de los animales Gaia lanzó recientemente una campaña en favor de esta medida.

La hemorragia de lectores del «Times»

La edición digital de «The Times» ha sufrido una hemorragia de lectores desde que decidió cerrar sus contenidos hace tres meses, según los últimos datos de la consultora comScore, que arrojan una pérdida de 1,2 millones de usuarios desde que los sitios web de Times News Corporation, el grupo propietario de «The Times» y «The Sunday Times», optara por dividir las versiones online de estos diarios y por levantar un muro de pago.

Esa cifra representa una importante caída con respecto a los 2.790.000 usuarios que se registraron en mayo, cuando la web de «The Times» todavía era de acceso gratuito paro los lectores. En cuanto a las páginas vistas, éstas han pasado de 29 millones contabilizadas en mayo a las 9 millones en julio, también un recorte considerable. Según las estimaciones de comScore, el número de lectores que realmente pasa tiempo en el sitio web se ha reducido prácticamente a la mitad.

En cualquier caso, estos datos estaban dentro de las previsiones que manejaban los propietarios y editores del periódico británico, que ya advirtieron de una fuerta caída de los lectores de su edición digital cuando anunciaron la implantación del pago para acceder a los contenidos. En una entrevista con la BBC, el editor de «The Sunday Times», Witherow Jonh, aseguraba hace unos meses que los números se desplomarían hasta un 90% y ya dejaba claro también, como han coincidido el resto de directivos, que la clave no está en el volumen de lectores, sino en los benefecios obtenidos.
 
Cerrar los contenidos de los periódicos es una tendencia en el sector de internet por el que empiezan a adoptar algunos medios, aunque todavía es minoritaria. Su mayor impulsor Rupert Murdoch, el magnate de la comunicación y propietario del grupo al que pertenece «The Times», está convencido de que acabará triunfando. Lo cierto es que varios periódicos de prestigio están observando atentamente el caso del «Times» londinense y su evolución. En los próximos meses estrenará edición de pago «The New York Times», será en concreto a principios de 2011, aunque ha elegido un sistema de suscripción diferente. El grupo de este diario, The New York Times Company, avanzó hace unos días que tiene previsto cerrar el contenido del Woncester Telegran & Gazette, su publicación de Massachusetts.

La marcha de las verduras Pese por José María Carrascal

Parece un poco exagerada la opinión de Carrascal. No creo que pase de una tormenta de verano.


ARTÍCULO

HACE 35 años, Hassán II ordenó una «marcha verde» hacia el Sahara llamado español, que desde entonces forma parte de Marruecos. Hoy, hacia Melilla y posiblemente Ceuta, se ha ordenado una «marcha de las verduras y otros alimentos», aunque a la inversa: impidiendo el abastecimiento de las dos ciudades españolas en el Norte de África.

Si los marroquíes son los primeros en saber que rendirlas por hambre es imposible, al ser fácilmente abastecidas por mar, ¿por qué lo hacen? Pues por reinar las mismas circunstancias que en el otoño de 1975 les empujó a lanzar la «marcha verde»: por saber de la extrema debilidad de España. Entonces, Franco agonizaba y aunque decía haberlo dejado todo atado y bien atado, nadie estaba seguro de cómo iba a ser el futuro. Sólo, que iba a ser diferente, muy diferente, como resultó. En cualquier caso, lo que urgía era concentrarse en la escena nacional, no en un territorio a muchos cientos de kilómetros, que sólo ocupábamos desde 1884. En cuanto a los soldados españoles que lo custodiaban, ¿qué iban a hacer ante aquella invasión pacífica? ¿Ponerse a disparar contra los hombres, mujeres y niños desarmados que llegaban? Así se perdió el Sahara, más para los saharauis que para España.

Lo de Melilla y Ceuta, ciudades españolas desde hace siglos, es distinto en cuanto a derechos, pero no en cuanto a estrategia. Los marroquíes las consideran suyas y harán cuanto esté en su mano para anexionárselas. Si la marcha les dio resultado en el Sahara, nada de extraño que la utilicen de nuevo, ahora en dirección contraria, no con personas, sino con mercancías. Aunque de momento haya quedado suspendida, preparémonos para este tipo de bloqueos, acusaciones, maniobras y alarmas. Su estrategia es ésa. Lo que no está claro es la nuestra, si es que existe alguna.

Pues el mayor paralelismo entre 1975 y 2010 es la extrema debilidad del Gobierno español, que se extiende a España. Pese a todas sus idas, venidas, planes, contraplanes, declaraciones, desmentidos, avances y retrocesos, Zapatero es un cadáver político. Todo le ha salido mal y todo apunta que irá a peor. Ni la remodelación territorial de España, ni la negociación con ETA, ni los remedios anticrisis le están dando resultado y por no controlar, empieza a no controlar su propio partido, como ha puesto en evidencia el enfrentamiento interno desencadenado en Madrid.

Nadie lo sabe mejor que Rabat, consciente de que en igualdad de condiciones, pierde frente a España, pero que en una de sus recurrentes crisis políticas, puede ganarle. Parece creer que se encuentra en una de ellas. Quiero decir que ésta no es una crisis con Marruecos. Es una crisis española.

Con fecha de caducidad Si por Rafael Bardají

La Casa Blanca por fin va a poder cumplir una promesa: la de sacar las tropas de combate de Irak antes de septiembre de este año. Y lo celebran animosamente porque así transmiten la idea, criticada por relevantes mandos militares, incluido el general Petraeus, de que la promesa de salir de Afganistán en junio del año que viene, también la pueden cumplir.

¿Se imaginan ustedes a Churchill afirmando que las tropas aliadas cesarían en sus combates en, digamos, la primavera de 1944? De haberlo hecho, todavía andaríamos por el Tercer Reich y no quedaría ni un solo judío sin sacrificar.

Obama debería saber que aunque la guerra sea la continuación de la política por otros medios, que dijo Clausewitz, ambas se rigen por leyes distintas. Es bueno poner límites al uso del poder. De ahí que un presidente en América sólo pueda serlo durante dos mandatos. Y una pena que en España el ejemplo de Aznar no haya cundido.

Pero la guerra es un fenómeno muy complejo en el que fijar plazos suele ser contraproducente. Lo que uno busca es un resultado final, no una fecha para el fin de las hostilidades. Bush se resistió a fijar la salida de Irak y eso afectó positivamente la situación sobre el terreno. Por el contrario, lo primero que hizo Barack Hussein Obama fue fijar un límite aún antes de contar con una estrategia para Afganistán. Porque buscaba una salida, no la victoria.

Y a pesar de contar ya con un magnífico general, Petraeus, y una estrategia que quiere acercarse a lo hecho en Irak, Obama sólo sueña con salir pitando de aquel país. Petraeus ha dicho que necesita más tiempo y su ministro, Robert Gates, le ha tenido que recordar la fecha de su presidente: junio de 2011.

Si yo fuera un talibán, me echaría a dormir hasta entonces. Total, se van a ir.

El diputado del PP que criticó el acento de Jiménez se queda solo

Estos son nuestros políticos.


NOTICIA

Rápida reacción de Aído, que tardó dos semanas en defender a las policías de Melila.

El cuestionamiento del acento andaluz de Trinidad Jiménez por parte de un portavoz del PP madrileño, Juan Soler, marcó ayer la jornada política. Sus valoraciones llevaron a intervenir de forma casi automática a la mismísima ministra de Igualdad, Bibiana Aido, a la que sin embargo numerosos colectivos han echado de menos durante las dos semanas que ha durado el conflicto con las mujeres policía de Marruecos, donde solo intervino pasados casi los 14 días.

En cualquier caso las palabras de Soler desviaron la atención, al menos por un día, de la lucha cada vez más encarnizada entre las dos candidaturas socialistas por las primarias madrileñas. Soler afirmaba el miércoles en su blog que Jiménez es una «candidata floja» para la región, ya que le falta «fondo y cuajo madrileño» y su acento la hace «más apta para Dos Hermanas o Vélez-Málaga». Esta aseveración hizo que al finalizar el día, las numerosas críticas recibidas, incluidas las de miembros de su propio partido, forzaran a Soler a pedir por la tarde disculpas por los «desafortunados comentarios» que escribió en su blog. Soler, que no cree que este asunto pueda costarle la apertura de un expediente en el partido, ha asegurado que «en ningún momento pretendía ofender a nadie, y si lo ha hecho, lo lamenta». «No ha sido con mala intención», añadió.

Pero sus manifestaciones habían levantado ya una oleada de indignadas reacciones, encabezadas por la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, que se preguntó si los conservadores españoles tienen «tanta rabia» al acento andaluz porque «es el del progreso» y «el de la solidaridad». En una nueva entrada de su blog, la ministra resaltó el acento, trayectoria y «demostrada valía política» de Trinidad Jiménez, como posible candidata socialista en la Comunidad de Madrid, frente al «proyecto caduco y agotado que representa Esperanza Aguirre». La delegada del Gobierno en Madrid, Amparo Valcarce, se unió a las críticas y tachó de inaceptables las palabras de Soler. Hasta Tomás

Gómez, el adversario de Jiménez en las primarias madrileñas, condenó las críticas «con tintes discriminatorios y xenófobos» vertidas sobre la ministra.

Aluvión de críticas

Para el consejero de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía, Luis Pizarro, los dirigentes del PP «insultan reiteradamente» el acento andaluz porque el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, «no se impuso con contundencia la primera vez» que esto ocurrió, habiendo sido ya «muchas» las ocasiones. Por su parte la alcaldesa de Vélez-Málaga (Málaga), la socialista María Salomé Arroyo, anunció que su grupo presentará en el próximo pleno una moción en la que se pedirá que se repruebe al portavoz adjunto del PP en la Asamblea de Madrid.

Dentro de su propio partido nadie salió en defensa de Soler. El consejero de Economía madrileño, Antonio Beteta, se ha limitado a decir con elegancia que «en Madrid ya nadie se pregunta de dónde se viene». Lo que se pregunta en Madrid es «a donde queremos ir, todos juntos, para sacar adelante a la Comunidad y a los madrileños».