Sistema eléctrico español (IV): régimen ordinario y régimen especial. Manuel Fernández Ordóñez


La realidad, en cambio, va por otros derroteros. Las primas al régimen especial, el cierre de la central nuclear de Garoña, las subastas eléctricas o la preferencia de despacho de las renovables no son sino ejemplos de cómo conseguir, precisamente, todo lo contrario a lo que elespíritu de la Ley establece. Todas esas medidas hacen que la electricidad nos cueste cada vez más y toda la legislación que nos ha conducido a esta situación debería ser erradicada de nuestro panorama eléctrico.


Haciendo un breve comentario sobre las primas recibidas por el régimen especial (aunque merecerían un catálogo completo) cabe mencionar que, en 2010, ascendieron a más de siete mil millones de euros. De ellos, el 25% correspondieron a energías no renovables. Sí, aunque parezca increíble, estamos subvencionando empresas que generan energía quemando gas. La cogeneración se llevó, de hecho, la friolera de 1.324 millones de euros. La energía eólica se llevó 1.965 millones de euros. Pero, sin duda, el fenómeno más paranormal de la legislación eléctrica corresponde a la energía solar fotovoltaica. Esta tecnología se llevó 2.638 millones de euros en 2010. ¿En qué cabeza cabe que una tecnología que produce casi 7 veces menos que la eólica se lleve un 35% más en subvenciones?

No se crean que el problema se va a solucionar solo. Hasta julio de este año el régimen especial ya había recaudado 4.376 millones de euros. A este ritmo, en diciembre rondaremos los 8.000 millones de euros en subvenciones que pagaremos todos. Las primas al régimen especial se engloban dentro de los peajes de acceso a las redes de transporte de electricidad. El importe de estos peajes está fijado por el Gobierno y contribuye, en buena medida, al precio final que los consumidores pagamos por la electricidad. En artículos posteriores analizaremos esto en detalle, ahora basta decir que la mayor parte de estas subvenciones van a engordar el déficit de tarifa eléctrica, aumentando la deuda del Estado (es decir, la de todos nosotros).



Primersegundo y tercer artículos de la serie.

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