Nazismo y comunismo, hermanos de sangre. Mario Noya


Luciano Pellicani lleva esos abominables nombres al título de este texto breve y crucial que no se centra en esos abominables hombres sino en sus ideologías mortíferas, engendros criminógenos amasados en el odio a la Libertad. Mi amigo Juan Antonio me dice que en Italia lo pusieron como no digan dueñas. Ya sabía yo que era bueno.

Ha hecho muy bien Pellicani en empezar con las comparaciones, poner a los hermanos frente a frente, re-citarlos, a ver si de una vez por todas se limpian el sí pero de la boca los socorristas de la ideología de los Cien Millones de Muertos. Lenin (a Stalin): "Purificaremos Rusia para mucho tiempo". Hitler: "Purificar la nación del espíritu judío no es posible de forma platónica". Lenin: "El paso del capitalismo al socialismo exigirá largos dolores de parto, un largo periodo de dictadura del proletariado, la destrucción de todo lo viejo, el aniquilamiento implacable de todas las formas de capitalismo", la "liquidación" de la burguesía como clase "al modo plebeyo, exterminando implacablemente a los enemigos de la libertad". Hitler: la salvación de la raza aria pasa necesariamente por la "abolición del estado de cosas existente" y la "aniquilación" de los judíos y demás morralla subhumana. Lenin: "Reharemos el mundo". Hitler: "Construiremos un mundo nuevo, contra la degradación actual".
(...) el léxico de Lenin, exactamente como el léxico de Hitler, es el de la parasitología: el mundo se describe como un pantano infestado de "insectos nocivos" –pulgas, chinches, vampiros, arañas venenosas, sanguijuelas; en una palabra, no-hombres– que deben ser exterminados recurriendo a los medios más brutales y despiadados. Y, en efecto, la ferocidad de los métodos de tortura escogidos por los bolcheviques sólo puede compararse con la de los nazis. (pág. 59)


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