Sobre la pobreza y la desigualdad. Carta a Arcadi Espada 08.12.2011

Estimado Sr. Espada.

En su entrada del 6 de diciembre, escribió usted sobre la desigualdad y la pobreza,  junto con el informe de la OCDE y enlazando el soberbio artículo de Gabriel Zaid.

En mi opinión la desigualdad no es un problema, la pobreza sí. Aunque harán falta muchos estudios para saber por qué molesta tanto la desigualdad.

Estoy de acuerdo con usted en lo del par libertad-injusticia.

En estos textos se ahonda en el tema de una manera inteligente: Walter Williams escribe sobre personas que han creado una riqueza inmensa para toda la humanidad, Xavier Sala i Martí sobre la reducción de la pobreza, Michael Tanner sobre el 1% más rico y José Carlos Rodríguez hace una inteligente crítica al estudio de la OCDE:

Pero además este tipo de estadísticas suelen interpretarse muy mal. Las vemos con ojos europeos, es decir, de una sociedad inmovilista o poco dinámica. No es el caso de los Estados Unidos, donde cada uno de los tramos en que se dividen los grupos de renta se corresponden con tramos de edad. Los ingresos más bajos se corresponden con los más jóvenes y los más altos con los más mayores, dentro de la edad activa. Esto es, se mejora en renta del trabajo a medida que ganamos en experiencia y responsabilidad. ¿Habrá quien se extrañe de ello? Quizá alguno que otro periodista, pero la mayoría sabe que esa es una experiencia común.

Efectivamente, hay que tener en cuenta que los ingresos en los hogares no son fijos, y se puede pasar a ingresar más o menos, evolucionando de pobre a rico o a la inversa. Por ejemplo, en Estados Unidos, según un estudio de la Minneapolis Fed, desde 2001 a 2007, solo el 56% de los hogares que estaban en el quintil más bajo de ingresos siguen en él, y el 5% se ha movido a los dos quintiles superiores. En cuanto a los pertenecientes al quintil más alto, solo permanecen en él el 66%, y el 5% han caído al quintil inferior. Todos los quintiles han evolucionado, y casi la mitad de sus miembros han evolucionado a otros quintiles.

Si hablamos del famoso 1% más rico, en Estados Unidos, solo el 56% de los que pertenecían a ese grupo en 1996 lo estaban en 2005. Aquí el informe completo.

Esto también es válido para las empresas, según Fortune, de las 500 compañías americanas más grandes en 1955, el 87% ya no están en esa lista.

Jarred Skorup escribe otro interesante análisis.

Aunque los datos anteriores son para Estados Unidos, seguro que los datos son similares para los países de la OCDE.


Aquí dejo algunos datos sobre las mejoras que afectan a la reducción de la pobreza:

-       La evolución es hacia un menor gasto por hogar en comida.

-       Una mayor producción agrícola.

-       La evolución en el nivel de vida.

-       Cada día se encuentran más combustibles fósiles.

-       Países, como Corea del Sur, que eran pobres se han convertido en ricos en pocos años.

-       Mejoras en el transporte de mercancías.

-       Dispositivos que no existían hace apenas 10 años.

-       Como pasamos de la cantidad a la calidad, en términos de población.

-       El crecimiento en África.

-       Animales para alimentarnos más grandes en menos tiempo.

-       Capacidad para enfrentarnos a los desastres naturales.

-       Más gas, más.

-       Y muchos más.


Otro día hablamos de la educación universitaria, y como se tendrá que adaptar la realidad, le dejo estos enlaces: Un estudio serio de Catherine Campbell, otro con humor y unos más serio de Alex Tabarok,

P.S.: Creo que le puede interesar esta pensadora.


Creo que me he excedido con los enlaces, pero ya tengo confianza con usted tras saludarle en persona y sabrá perdonarme. Por cierto, creía que era usted más alto.

North American Energy Inventory


Affordable energy is the lifeblood of a strong and vibrant economy, and the massive supply of available energy resources in North America means that the United States is literally sitting on the greatest hope to create jobs, revive our economy, and again lead the world in energy production.  Yet recent years have been marked by increasingly onerous regulatory barriers to the promise of affordable domestic energy.  Government policies have been built on flawed and static assumptions about energy resources, leading to a 40 year decline in energy production.  Federal lands — both onshore and offshore — are locked in outdated moratoriums and other bureaucratic delays.
On Tuesday, December 6, 2011, the Institute for Energy Research releases a groundbreaking report about North America’s vast energy resources.  The facts of this report shatter the myth of energy scarcity and empower the American people — not politicians — to set the course for our energy future.  With hundreds of years of supplies of affordable energy under our feet, and the ability to produce these resources safely and responsible, that future can be bright.

Executive Summary:

  • North America is blessed with enough energy supplies to promote and sustain economic growth for many generations. The government’s own reports detail this, and Congress was advised of our energy wealth when the Congressional Research Service of the Library of Congress released a report showing that the United States’ combined recoverable oil, natural gas, and coal endowment is the largest on Earth.
  • The amount of oil that is technically recoverable in the United States is more than 1.4 trillion barrels, with the largest deposits located offshore, in portions of Alaska, and in shale in the Rocky Mountain West. When combined with resources from Canada and Mexico, total recoverable oil in North America exceeds 1.7 trillion barrels.
  • That is more than the world has used since the first oil well was drilled over 150 years ago in Titusville, Pennsylvania. To put this in context, Saudi Arabia has about 260 billion barrels of oil in proved reserves. For comparative purposes, the technically recoverable oil in North America could fuel the present needs in the United states of seven billion barrels per year for around 250 years.
  • Moreover, it is important to note that that “reserves” estimates are constantly in flux. For example, in 1980, the U.S. had oil reserves of roughly 30 billion barrels. Yet from 1980 through 2010, we produced over 77 billion barrels of oil. In other words, over the last 30 years, we produced over 150 percent of our proved reserves.
  • Restrictions in the form of federal bans and leasing combined with declining offerings of lease acreage mean only about 2.2 percent of America’s offshore acreage is currently leased for production.
  • Proved reserves of natural gas in the United States and throughout North America are enormous, and the total amount of recoverable natural gas is even more impressive. The EIA estimates that the United States has 272.5 trillion cubic feet of proved reserves of natural gas. The total amount of natural gas that is recoverable in North America is approximately 4.2 quadrillion (4,244 trillion) cubic feet.
  • Given that U.S. consumption is currently about 24 trillion cubic feet per, there is enough natural gas in North America to last the United States for over 175 years at current rates of consumption.
  • Total supplies of natural gas in North America dwarf those of other countries. The United States, Canada, and Mexico have more technically recoverable natural gas resources than the combined total proved natural gas reserves found in Russia, Iran, Qatar, Saudi Arabia, and Turkmenistan.
  • With respect to total recoverable resources, however, North America’s combined coal supplies are even more staggering. The United States, Canada, and Mexico have over 497 billion short tons of recoverable coal, or nearly three times as much as Russia, which has the world’s second largest reserves. North America’s recoverable coal resources are bigger than the five largest non-North American countries’ reserves combined (Russia, China, Australia, India, Ukraine).
  • North American recoverable coal could provide enough electricity for the United States for about 500 years at current levels of consumption.
  • While the US and North America contain enormous energy wealth, US policies have increasingly made exploration, development, production and consumption of that energy more difficult.
  • Therefore, a scarcity of good policies, not a scarcity of energy, is responsible for US energy insecurity.

El fanatismo

Por Angélica Mora.



NEW YORK, New York, diciembre, www.cubanet.org

A veces es difícil seguir los intrincados vericuetos de algunas mentes, especialmente en lo concerniente a la política.

Se pudiera pensar que el asombroso mundo de las comunicaciones hubiera abierto espacios de información en los pueblos y estos estuvieran obrando en una forma más inteligente a la hora de elegir sus gobiernos. Pero, desgraciadamente no es así.

Los pueblos están cada día más desorientados. La mayoría no piensa que es lo mejor para sus respectivos países, sino que se mueve siguiendo Flautistas de Hamelín que tocan melodías engañosas. Es tan ciega la exaltación de muchos, que no ven la realidad y prefieren seguir en la marcha directa que los conduce al abismo junto con sus Músicos.

En Cuba, mucho de este fanatismo por los hermanos Castro se ha ido desgastando con el paso de los años. Pero todavía quedan los que se empecinan en seguir creyendo lo irrealizable en la llamada Isla de la Felicidad.

Prueba de ello son las Brigadas de Respuesta Rápida cuyos componentes están dispuestos ciegamente a la violencia y son recompensados por el régimen por golpear a los opositores.

Estos elementos componen las “turbas”, que están instruidas y cumplirán órdenes de atacar, en caso de un levantamiento espontáneo del pueblo.

Otro grupo de fanáticos son los que creyeron en las promesas de la Revolución y que en su mayoría han muerto, o han envejecido en la pobreza, sin lograr ver los beneficios de haber servido fielmente a los hermanos Castro.

Hay otros que han sacado provecho al estar dentro del gobierno en estos años de dinastía castrista. La corrupción y el actuar en los negocios del Estado han hecho que miembros del gobierno se mantengan hoy apegados y fieles a los dictados de Raúl Castro. Este es el fanatismo “por el propio buen vivir”.

Lo mismo pasa en Venezuela, que es una copia lastimosa de Cuba. Miles de militares se mantienen con Hugo Chávez por los beneficios que obtienen al serle leales y proseguir con las prebendas, que perderían si llega otro gobierno a Miraflores.

También Chávez ha sabido conquistar a la clase de escasos recursos, entregándoles regalos y halagándolos con discursos y falsas promesas. Los fanáticos de Venezuela – especialmente los del colectivo “La Piedrita”- están armados y dispuestos sangrientos enfrentamientos si sucedieran en el país protestas como en Egipto o Libia.

Cuba y Venezuela sufren  los elementos para que se alcen en forma masiva “los indignados” ya que ambas naciones sufren hambre y falta de libertades.

En Cuba por estas causas ha habido recientemente protestas por parte de la oposición que han sido brutalmente reprimidas.

En Venezuela se llevan a cabo diariamente decenas de protestas pacíficas en la capital y el interior del país, que van desde la falta de pagos de salarios, recortes de insumos y materiales en el trabajo, crisis de la vivienda, falta de alimentos, pésimo servicio de salud, infección y padecimiento de Mal de Chagas y otras epidemias, inconvenientes administrativos, deterioro de las vías, desborde de las quebradas, aguas servidas,  hasta cierres de las calles debido a la inseguridad.

La inseguridad es lo peor: Este año se han registrado en Venezuela más de 30 mil muertes violentas y un término medio de 3 secuestros al día. En el Distrito Capital se registraron 60 asesinatos en los primeros cuatro días del mes de diciembre, según reseña el diario La Voz.

Pero ni en Cuba ni en Venezuela se hace nada en forma colectiva, con participación masiva del pueblo.
Mientras tanto, los fanáticos que apoyan y sirven a los gobiernos de La Habana y Caracas siguen impunemente dueños de las calles y de las vidas de sus habitantes.


Desmontando mitos de la abuela

Por Sophie.





1. “Nena, no corras con la boca abierta con el frío que hace, que así coges esos catarros”.
Abuela, cómo quieres que cierre la boca, si voy sin resuello corriendo para coger el bus. Además, no es el frío lo que nos hace coger catarros, sino los gérmenes. Y no entran sólo por la boca, sino por la nariz, los oídos, los ojos…cualquier punto de nuestras mucosas es el ideal para que virus y bacterias se adhieran como si no tuvieran otra cosa que hacer en su vida.
2. “Chiquilla, abrígate bien que el frío te baja las defensas y te pones mala”.
Mujer, el frío por sí solo no baja las defensas ni ayuda a que te pongas mal. Mira, al frío se le ha echado las culpas de los resfriados durante mucho tiempo, sin tener en cuenta que no es por sí mismo por lo que acatarra a todos, sino por otros motivos tal como cuentan en Enchufa2:
- Ayuda a que la gente esté más tiempo juntita en espacios cerrados, lo que facilita el contacto de persona a persona de esos dichosos gérmenes
- Consigue que el organismo agolpe toda la sangre posible en zonas centrales e importantes como las vísceras y el cerebro, disminuyendo la irrigación sanguínea de zonas periféricas como nariz, dedos y orejas; al haber menos sangre correteando por ahí hay menos glóbulos blancos que estén atentos a la entrada de cualquier germen por esos sitios.
- Al bajar la temperatura, los lípidos que se encuentran en la “cáscara” de los virus forman un gel que les protege durante más tiempo, con lo que aumenta su supervivencia y posibilidad de contagiarnos.
3.” Tómate ya el zumo de naranja, que es bueno para el resfriado. Tómatelo ya, que se le van las vitaminas.”
El famoso mito de la vitamina C. Y todo porque un premio Nobel, Linus Pauling, le dio por la medicina ortomolecular y por defender que las vitaminas servían para curar todo, eran casi mágicas. Desde los años 50 hasta la actualidad no se ha conseguido demostrar lo que tanto defendió, que la vitamina C previene y cura resfriados.
¿Que al zumo se le van las vitaminas? Si lo expones a la luz solar aceleras su oxidación, sí, al igual que si tienes el zumo en una zona con mucho calor…pero abuela, las vitaminas no se van en 10 minutos, tardan un poco más, así que ten paciencia, no me quiero engollipar con el zumito de marras.
4. “Pero mira los mocos que tienes. Espero que te estés tomando ya el flumí”.
El famoso “flumí” (acetilcisteina). Un mucolítico. Todas las abuelas hacéis lo mismo, pensáis que el resfriado y la congestión nasal se cura con un medicamento que sea mucolítico.
Tal como cuenta Emilienko,estos fármacos, los mucolíticos, hasta el momento han demostrado utilidad en:
  • Disminuir las secreciones en pacientes con fibrosis quística (y sólo en ellos), cuando pertenecen al grupo de inhibidores de la dornasa alfa.
  • Disminuir la estancia hospitalaria de pacientes con bronquitis crónica descompensada en 0,8 días (pero no disminuir el número de descompensaciones anual ni la intensidad de la descompensación y para conseguirlo habría que tomar los mucolíticos diariamente durante los periodos de compensación).
  • Actuar como protectores hepáticos en la intoxicación por paracetamol (la N-acetilcisteína).
Para los mocos comunes de la nariz, hasta el momento, la Medicina Basada en la Evidencia dice que parece que no sirven lo más mínimo y que hay que tener cuidado con sus efectos secundarios. En estos casos, lo aconsejable es hidratación abundante, esto es, beber dos litros de agua al día y mantener un ambiente húmedo. En todo caso, el famoso “flumí” sirve como placebo estupendo, se le insiste a quien sea que tiene que tomarlo en sobrecitos “porque es más efectivo” y que tiene que tomarlo con un gran vaso de agua “para que actúe bien” y listo.

Best of HD Videos, water


Theodore N. Lukits (1897 – 1992)


































Fuentes: American GalleryTheodore Lukits web

¿Menos pobres y menos educados?

Por Andrés Oppenheimer.


"Hay tres razones fundamentales por las que los países asiáticos han reducido más la pobreza que los latinoamericanos: la educación, la educación y la educación.

Los países asiáticos han estimulado una cultura de la educación de calidad —acentuando el rigor académico y la internacionalización de sus universidades— que les permite producir bienes cada vez más sofisticados que producen empleos cada vez mejor pagos, mientras que la mayoría de los países latinoamericanos se han concentrado en ampliar la cantidad de niños en la escuela, sin mayor preocupación por la excelencia académica.

Yo también soy optimista con respecto a Latinoamérica: la región tiene la mejor oportunidad de los últimos tiempos de despegar en la escena internacional.
Pero me temo que festejar los nuevos datos sin ponerlos en un contexto mundial —y sin embarcarse en la tarea de mejorar los estándares educativos— sólo conducirá a la autocomplacencia, que es la mayor enemiga de la competitividad y el progreso".

Sunday Reflection: The higher ed bubble is bursting, so what comes next?

By Glenn Harlan Reynolds.


A couple of years back, I suggested in these pages that higher education was facing a bubble much like the housing bubble: An overpriced good, propped up by cheap government-subsidized credit, luring borrowers and lenders alike into a potentially disastrous mess.
Subsequent events have proved me right as students have begun to think twice about indebtedness and schools have begun to face pressure over tuition. For higher education, costs have skyrocketed even as the value of their product has been declining, and people are starting to notice.

Just last week, the New York Times, normally a big fan of higher education, ran an article on "The Dwindling Power of a College Degree." In our grandparents' day, a college diploma nearly guaranteed a decent job.

Now, not so much: "One of the greatest changes is that a college degree is no longer the guarantor of a middle-class existence. Until the early 1970s, less than 11 percent of the adult population graduated from college, and most of them could get a decent job. Today nearly a third have college degrees, and a higher percentage of them graduated from non-elite schools. A bachelor's degree on its own no longer conveys intelligence and capability."

This is a simple case of inflation: When you artificially pump up the supply of something (whether it's currency or diplomas), the value drops. The reason why a bachelor's degree on its own no longer conveys intelligence and capability is that the government decided that as many people as possible should have bachelor's degrees.

There's something of a pattern here. The government decides to try to increase the middle class by subsidizing things that middle class people have: If middle class people go to college and own homes, then surely if more people go to college and own homes, we'll have more middle class people.

But homeownership and college aren't causes of middle-class status, they're markers for possessing the kinds of traits -- self-discipline, the ability to defer gratification, etc. -- that let you enter, and stay in, the middle class.

Subsidizing the markers doesn't produce the traits; if anything, it undermines them. One might as well try to promote basketball skills by distributing expensive sneakers.

Professional basketball players have expensive sneakers, but -- TV commercials notwithstanding -- it's not the shoes that make them good at dunking.

If the government really wants to encourage people to achieve, and maintain, middle-class status, it should be encouraging things like self-discipline and the ability to defer gratification. But that's not how politics works.

Passing out goodies generates more votes, even though doing so undermines the character traits upon which prosperity depends. That may change as the global political class, pretty much everywhere, runs out of other people's money, but it hasn't quite changed yet.

For higher education, the solution is more value for less money. Student loans, if they are to continue, should be made dischargeable in bankruptcy after five years -- but with the school that received the money on the hook for all or part of the unpaid balance.

Up until now, the loan guarantees have meant that colleges, like the writers of subprime mortgages a few years ago, got their money up front, with any problems in payment falling on someone else.

Make defaults expensive to colleges, and they'll become much more careful about how much they lend and what kinds of programs they offer. China, which has already faced its own higher education bubble, is simply shutting down programs that produce too many unemployable graduates.

So far, Sinophile pundits like the New York Times' Tom Friedman don't seem to be pushing this idea for America. I wonder why not.

Another response is an increased emphasis on non-college education. As the Wall Street Journal has noted, skilled trades are doing quite well. For the past several decades, America's enthusiasm for college has led to a lack of enthusiasm for vocational education.

That may be changing as philanthropists ranging from Andy Grove of Intel to Home Depot's Bernie Marcus work to encourage the skilled trades. We need people who can make things, and it's harder to outsource a plumbing or welding job to somebody in Bangalore.

Of course, the thing about skilled trades is that they require skill. Even with training, not everyone makes a good welder or machinist any more than just anyone can become a doctor or lawyer.

And there are dangers in focusing too narrowly on a career path that looks good right now: The biggest constant in the global economy of the past several decades has been wrenching change. Jobs that look great today may not look so good in a few years.

The answer to that, I think, is adaptability. Whether their training is liberal arts, engineering or a trade, most people getting out of high school today will probably have to navigate multiple career paths over a lifetime.

How do we teach adaptability? That's a subject for another column, but you might ask yourself: Are tenured professors the best people to do that?


Source: Mark Perry.

NeG Visual y básico: los problemas de los jóvenes

Por Samuel Bentolila.

Una imagen vale más que mil palabras. Esta es la evolución del empleo, normalizado al valor 100 en el tercer trimestre de 2007 (punto máximo del empleo en la pasada expansión), para el empleo indefinido, el empleo temporal y el empleo temporal de jóvenes (entre 16 y 24 años):


En relación con ese punto de referencia, el empleo indefinido ha caído un 2% y el temporal un 30%, mientras que el empleo temporal de los jóvenes ha caído a la mitad.

El gráfico pone de relieve que la incidencia de la crisis sobre los asalariados indefinidos ha sido relativamente menor, recayendo la inmensa mayoría del ajuste sobre los asalariados temporales (aunque no hay que olvidar a los autónomos, cuyo empleo ha caído un 18%). Esta evolución refuerza la visión de los indefinidos como insiders, protegidos incluso en las crisis más fuertes (al menos hasta ahora). Dentro de los temporales, los más brutalmente afectados por la crisis han sido los jóvenes. La incidencia de la línea roja del gráfico es grande, pues en 2007:3 la tasa de temporalidad en ese grupo de edad era del 65%; en concreto son 610 mil trabajadores.

Seguir leyendo en Nada es Gratis.

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Muy interesante este enlace: Empleo Empleo temporal temporal ee inserción inserción laboral laboral de los jóvenes. Lo más destacado es el increíble crecimiento de Corea del Sur en estos últimos 30 años.