Herederos

Nihil Obstat.




Lo que han hecho hoy muchos estudiantes universitarios de Barcelona -25.000 según la Guardia Urbana- no ha sido ejercer su derecho a la manifestación pacífica sino, por el contrario, tomar la ciudad por la fuerza, provocando el caos y intimidando a los ciudadanos. Han asaltado entidades bancarias, la bolsa y el rectorado. Han roto escaparates, pintado fachadas y mobiliario urbano y han quemado contenedores y un coche. 

Siempre se dice que estas acciones violentas son obra de minorías extremistas y suele ser verdad, pero ya va siendo hora de que se exijan responsabilidades a los convocantes de manifestaciones si no son capaces de impedirlas, con sus propios servicios de orden y la colaboración de la policía. Los ciudadanos no podemos estar al arbitrio de aprendices de brujo que desatan fuerzas que son incapaces de encauzar. O lo que es peor, que no tienen la más mínima voluntad de evitar. 

Lo que han hecho hoy muchos de los estudiantes que han salido a la calle en Barcelona no es luchar contra la crisis, sino agudizarla. No sólo han provocado destrozos que costarán dinero público y privado repararlos, sino que en lugar de promover la confianza han provocado más crispación, impotencia e inseguridad. 

Lo que han hecho hoy muchos de los estudiantes que han salido a la calle en Barcelona ha sido una vergüenza. Porque es una vergüenza ver a privilegiados haciéndose pasar por víctimas. Ver a los niños mimados del sistema patalear por rabietas infantiles que han de pagar el resto de ciudadanos. 

Los estudiantes universitarios sólo pagan el 11, 4% del coste de los estudios que cursan. El resto, el 88,6%, la pagamos todos los ciudadanos a través de nuestros impuestos. Y, contrariamente a lo que se dice, el porcentaje de la aportación pública no ha disminuido. En los últimos 10 años, ha aumentado de casi un tres por ciento. Entre 2002 y 2010, el número de estudiantes ha bajado de 127.000 a 119.000, mientras que en el mismo período el personal docente ha pasado de los 10.500 a los 12.000 y el personal no docente de los 6.500 a los 8.200. 


En estas condiciones, lo que han hecho hoy muchos de los estudiantes que han salido a la calle en Barcelona ha sido evidenciar una vez más la frivolidad y la hipocresía que se esconden detrás de tanto "indignado" heredero de la progresia socialdemócrata catalana.

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