Víctimas, 30 de noviembre: Alejandro Hernández Cuesta y Miguel Miranda Puertas

Hacia la una del mediodía del día 30 de noviembre de 1978 la banda terrorista ETA asesinaba en Irún (Guipúzcoa) a ALEJANDRO HERNÁNDEZ CUESTA, conserje en el Centro Nacional de Formación Profesional Administrativa de Comercio Exterior del barrio de Anaka.
Según testigos presenciales, un hombre y una mujer rubia penetraron en la escuela profesional hacia la una del mediodía y se dirigieron a un profesor que se encontraba en ese momento sacando fotocopias. Al preguntarle por Alejandro Hernández, el profesor les indicó que se encontraba en una sala contigua y les pidió que esperaran un momento. Inmediatamente después de avisarle, Alejandro se aproximó a la puerta y, sin mediar palabra, los dos etarras dispararon contra él. Alejandro, que fue alcanzado por seis impactos de bala, se desplomó en el suelo mientras los autores del atentado se daban a la fuga, abandonando apresuradamente el centro escolar. Una vez fuera del recinto se subieron a un automóvil que les esperaba en las inmediaciones con el motor en marcha y una tercera persona al volante. El coche, un Seat 1430 de color rojo, había sido robado momentos antes de que se cometiese el atentado, y fue abandonado en la calle El Pinar, del centro de Irún.
Los terroristas sabían que a esas horas las puertas de la Escuela de Comercio Exterior estaban abiertas ante la inminente salida de los alumnos. Así, pues, tuvieron libre acceso a las dependencias del centro docente, al que entraron a cara descubierta.
Esa misma tarde, la banda terrorista ETA reivindicó el asesinato de Alejandro Hernández mediante llamada telefónica a diversos medios de comunicación vascos. En el comunicado acusaba a la víctima, a modo de justificación del asesinato, de haber pertenecido a la Guardia de Franco y decolaborar con la Policía española como confidente.
Alejandro Hernández Cuesta, de 43 años, era natural de Jerte (Cáceres). Estaba casado y teníaocho hijos con edades comprendidas entre los 18 años y los 17 meses. Además de ser  conserje, puesto que ocupó desde que se fundó la Escuela seis años antes, la víctima era propietaria del Bar Kansas y acababa de comprar una sala de fiestas. Según uno de sus hijos, últimamente había sufrido amenazas. Sus restos mortales fueron inhumados al día siguiente, 1 de diciembre, en el cementerio de Irún. A continuación se celebró el funeral en la Iglesia parroquial de San José Obrero.
A las dos y media de la tarde del 30 de noviembre de 1992 la banda terrorista ETA asesinaba en Madrid al músico y subteniente jubilado de la Guardia Civil MIGUEL MIRANDA PUERTAS haciendo explotar un coche-bomba a pocos metros del portal de su domicilio, un bloque de viviendas del barrio de Moratalaz en el que vivían miembros de la Benemérita y funcionarios del Ministerio de Interior.
Miguel Miranda iba acompañado del cabo Julián de la Calle Martín. Ambos volvían, vestidos de paisano, a sus respectivos domicilios para almorzar. La deflagración a distancia del coche-bomba mató en el acto a Miguel Miranda e hirió de gravedad al cabo Julián de la Calle, de 51 años. El cabo, natural de la localidad de El Barco de Ávila (Ávila), casado y con tres hijos, sufrió heridas graves en las piernas. Según el parte facilitado por el Hospital Gregorio Marañón su estado era "muy grave".
Otras dos vecinas –Juana Galindo, de 73 años, y Azucena Calvet, de 18– resultaron también heridas, aunque de menor gravedad. Numerosos vecinos tuvieron que ser atendidos por cortes producidos por los cristales rotos, ya que la onda expansiva hizo añicos centenares de ventanas y vidrieras de terrazas de los bloques colindantes. Además, una docena de coches quedaron destrozados y otros veinte sufrieron diversos destrozos.
En la zona donde se colocó el coche-bomba, además de las viviendas de los guardias civiles y funcionarios del Ministerio de Interior, había tres colegios. La explosión se produjo en la calle Luis de Hoyos Sáinz, callejón sin salida que se utiliza para aparcar y como acceso a la estación de metro de Pavones. El coche usado para cometer el atentado fue robado en Madrid a mediados de noviembre y los terroristas lo accionaron a distancia cuando los dos guardias civiles salían del metro. Uno de los hijos del subteniente fue quien reconoció los restos de su padre, cuyo cuerpo quedó atrozmente mutilado.
Al día siguiente del atentado se produjeron numerosos actos de protesta. Unas dos mil personas que vivían en el barrio de Moratalaz se concentraron en el lugar en el que se produjo la explosión convocados por varias asociaciones de vecinos. En el País Vasco, unas veinticinco mil personas participaron en los 128 actos convocados por la Coordinadora Gesto por la Paz.
El atentado fue muy similar al que había cometido ETA en el aparcamiento del hipermercado Jumbo en la zona norte de Madrid el 9 de junio de ese mismo año, en el que resultaron heridas trece personas, diez de ellas militares.
La banda terrorista ETA reivindicó el asesinato de Miranda Puertas y otros atentados en un comunicado enviado al diario Egin el 16 de diciembre. 
Miguel Miranda Puertas, de 64 años, era natural de Granada. Estaba casado con Natividad del Moraly tenía cuatro hijos. El subteniente músico se encontraba en la reserva activa desde diez años antes de ser asesinado. El funeral por su alma se celebró en Manzanares (Ciudad Real), donde vivían algunos de sus familiares y donde fueron inhumados sus restos mortales. En 2008 la Junta de Distrito de Moratalaz aprobó dar el nombre del subteniente asesinado a unos jardines próximos al lugar del atentado, en el que se plantó un olivo en su memoria. Al acto asistieron la viuda y uno de los hijos de Miguel, además del cabo herido en el mismo atentado, Julián de la Calle Martín, que quiso recalcar que "Miguel eligió la Guardia Civil para defender los derechos y las libertades de todos los españoles. Hay que cortar de raíz la crueldad, la barbarie y el salvajismo de ETA, sin negociaciones" concluyendo con un "¡Viva Miguel y viva la Guardia Civil!", casi entre lágrimas. Miguel Miranda fue la vigesimosexta y última víctima mortal de la banda en el año 1992.

Lecturas 30.11.2012

Musculosos y frágiles, por Juan Antonio Madrazo Luna.

La prostitución masculina es desde hace años una cruda e incómoda realidad que el narcisista machismo revolucionario trata de ocultar. El simulacro, la ilusión y el maquillaje son parte de la oferta de la industria habanera del placer rentado. Aunque mucho se habla del “jineterismo” y las “jineteras”, la prostitución masculina -el “pinguerismo”- también florece en el circuito turístico y es para muchos jóvenes cubanos “un deporte extremo de alto rendimiento”.

CO2 per cápita, por Antón Uriarte.

Tanto en Estados Unidos como en Europa las emisiones de CO2 per cápita son hoy menores que hace veinte años y continúan disminuyendo. En Rusia se recuperan tras los cierres de la industria pesada que ocurrieron en los primeros años del postcomunismo y en China siguen aumentando desde hace una década e igualan ya a las de Europa, pero incluso allí no crecerán indefinidamente.

Premios Nobel – Física 1913 (Heike Kamerlingh Onnes) I y II.

Ésta es la razón de que Heike Kamerlingh Onnes ganara el Nobel de Física de 1913: no la obtención de helio líquido en sí misma, por fascinante que sea la historia –al menos, si eres rarito como yo–, sino el hecho de que, utilizándolo, el holandés descubrió la superconductividad. El fenómeno era absolutamente desconcertante, casi mágico y maravilloso. Onnes pudo reproducirlo con otros metales posteriormente, y vio que en todos ellos, por debajo de cierta temperatura que siempre era muy baja, la resistencia desaparecía o, al menos, se hacía tan pequeña que sus instrumentos no eran capaces de detectar su valor, con lo que el metal se convertía en un conductor perfecto, un superconductor.

Cuba. Incapacidad del Socialismo: El bloqueo real, por Ernesto Aquino Montes.

“Nosotros sabemos la causa que motivó toda esta agresión -nos aclaró-; resulta, que en la zona de Buey Arriba -por la parte de las minas-, nadie asistió a las elecciones; a mí, por ejemplo, como no fui a votar me trajeron un grupo de respuesta rápida con la presidenta del comité al frente, y me hicieron un acto de repudio; me golpearon y arrestaron, y me mantuvieron preso durante tres días a la salida de Santiago; como puedes ver, el precio que tenemos que pagar, por no aceptar la mentira, es alto”. -y mientras acompañaba una lágrima de firmeza poniéndose una mano sobre el pecho, concluyó: “Pero nosotros, tenemos el corazón lleno de verdad, justicia y amor, y donde la tiranía sólo puede rodar por tierra, nosotros tocamos el cielo.

Entrevista a Arcadi Espada, por Abel Fernández.

Desde la perspectiva de los creadores, la mayoría querría que los derechos de autor fueran perpetuos: muchos de ellos lamentan que escritores y compositores o músicos sean los únicos que no pueden legar sus obras indefinidamente a sus descendientes y se preguntan por qué la protección de una obra no ha de durar tanto como la obra misma. Pero precisamente porque se ha convenido que su legado debe enriquecer al resto de la sociedad y, con ello, favorecer la creación de nuevas obras, existe una duración limitada del derecho de autor. Esa duración limitada permite el equilibrio entre el interés que la sociedad tiene en promover la creación intelectual y el derecho del autor a explotar su obra durante un periodo de tiempo.

Lecturas 29.11.2012

Oscilación estacional del CO2, por Antón Uriarte.

Si de verdad hubiese habido un cambio climático notable el ciclo se habría visto alterado. Si hubiese habido un calentamiento global importante la estación vegetativa se habría ampliado, reduciéndose el invierno y prolongándose el verano. Pero los meses de concentración máxima de CO2 en el aire no han variado, (sigue siendo, excepto en contadas excepciones, el mes de mayo) y el mes de mínima concentración de CO2 en el aire habría dejado de ser septiembre y sería ya siempre octubre. Pero tampoco ha sido así y no se nota, desde las mediciones de 1960, ningún cambio de tendencia (ver tabla).

Cambio climático: No es nuestra prioridad, por Xavier Sala i Martín.

Y no. No vale decir que luchar contra el CC va a generar mayor crecimiento porque la verdad es que reducir el CO2 va a costar mucho dinero. Tampoco vale decir que luchamos contra el calentamiento para evitar que los africanos se queden sin agua dentro de 100 años, porque los africanos no tienen agua hoy: en la actualidad ya hay dos millones de niños que mueren de diarrea cada año por falta agua potable. Si todo esto lo hacemos para ayudar a los pobres, solucionemos primero los problemas de los pobres de hoy y después ya ayudaremos los de dentro de un siglo.

Madrid, por el buen camino, por Mónica Mullor.

Esto demuestra que la sanidad no debe ser un proyecto gestionado por funcionarios, tampoco un proyecto ideológico o de partido, menos aún una tierra de nadie en la que campen por sus respetos determinados intereses, la irrealidad, el populismo y los dogmas. La mejora de la sanidad tiene que ser un objetivo nacional y serio. Ha de llegarse a acuerdos básicos para lograr su sostenibilidad.

Ventilación, por Antón Uriarte.

Al principio de una mañana en calma y en un parque qué gusto da respirar. Pero la concentración de CO2 siempre es alta, ya que a lo largo de la noche las plantas han seguido respirando y las hojas otoñales en el suelo han seguido descomponiéndose. Todo ello produce CO2 y, como durante la noche no funciona la fotosíntesis para absorberlo, su concentración es alta. Las pocas mediciones urbanas que se suelen hacer de CO2, pues el CO2 no es un contaminante y lo mismo da que haya 350 que 450 ppm, que 800, indican siempre que en los parques y por la mañana es en donde más CO2 hay.

Cuba: Los precios, el robo y el abuso, por Roberto Jesús Quiñones Haces.

Si tomáramos como base para nuestro análisis que el salario medio mensual en Cuba fuera de $500 pesos en Moneda nacional -cifra muy por encima de la real-, una camisa de mangas cortas, que hoy se comercializa en aproximadamente 11 CUC-moneda con la que no se le paga a la inmensa mayoría del pueblo-, equivaldría al 52.8% de ese salario; una bolsa de leche de $2.50 CUC al 12% y un litro de aceite vegetal que cuesta aproximadamente $2.40 CUC al 11.50%. Es importante aclarar, para el beneficio del lector que no vive en la Isla, que el CUC es una moneda convertible creada por el gobierno para su circulación dentro del país, que equivale a algo más que un dólar norteamericano y a 25 pesos Moneda nacional. O lo que es igual, un salario de 500 pesos mensuales equivale a unos 20 CUC.

Ecoarchs: Casa en Chalais, Suiza. ARCHI7

Ecoarchs.


Esta casa diseñada por ARCHI7, es un ejemplo de la aplicación de técnicas bioclimáticas simples y económicas en una vivienda unifamiliar. El proyecto se ubica en la localidad de Réchy.  Al ser una localidad de marcado carácter rural, se propone un volumen compacto que mantenga un diálogo con la tipología de viviendas aledañas-

Se ha elegido la madera como material predominante teniendo como criterio la durabilidad, la calidad y economía del material. La fachada, revestida de alerce, un género de pináceas que crece en la localidad. El interior de la vivienda está revestida de planchas de OSB que también sirven de refuerzo a la estructura prefabricada de madera. Para el suelo se ha elegido el hormigón, un material que aporta inercia térmica a la vivienda.

Como estrategia activa, se ha provisto a la casa de un sistema de ventilación "double flux", un sistema de ventilación mecánica controlada, que permite la ventilación constante y variable. Evita las pérdidas de calor en invierno, recupera el calor del aire viciado extraído y lo utiliza para pre-acondicionar el aire nuevo filtrado desde el exterior que es inyectado a los ambientes habitables, ahorrando energía en calefacción. Este sistema es eficiente ya que se puede llegar a recuperar el 90% de la energía contenida en el aire extraído de los ambientes como la cocina y baños.


© Thomas Jantscher


© Nuno Ferreira


Fuentes:

Víctimas, 28 de noviembre: Antonio Alés Martínez, Ángel García Pérez, Pedro Sánchez Marfil y Manuel Hernández Seisdedos

Libertad Digital.


A las 22:30 horas del miércoles 28 de noviembre de 1979 la banda terrorista ETA ametrallaba en el Bar Izaro de Azpeitia (Guipúzcoa) a tres jovencísimos guardias civiles que habían ido al establecimiento con la mujer de uno de ellos. Una veintena de disparos acabó con la vida de ANTONIO ALÉS MARTÍNEZÁNGEL GARCÍA PÉREZ y PEDRO SÁNCHEZ MARFIL que, en compañía de la mujer de Pedro, habían ido a cenar al establecimiento. Los tres guardias civiles estaban destinados desde hacía poco tiempo en el puesto de la Guardia Civil de Azpeitia.
El Bar Izaro, a las afueras de la localidad guipuzcoana, era frecuentado por emigrantes y por miembros de la Guardia Civil. Minutos después de que los guardias civiles pidieran una consumición en la barra, entraron en el local cuatro individuos que, tras pedir la suya, pagaron y salieron a la calle. En breves segundos, entraron de nuevo en el bar empuñando las armas que habían dejado dentro de un vehículo estacionado en la puerta. Tras separar violentamente del grupo a la mujer del agente Sánchez Marfil, los terroristas empezaron a disparar por la espalda y a escasa distancia a los tres guardias civiles, que no tuvieron tiempo de darse cuenta de lo que pasaba. Pese a que los agentes fallecieron casi en el acto, al caer al suelo los fueron rematando con otro disparo en la cabeza.
Una vez cometido el atentado, los cuatro terroristas se dieron a la fuga en un Seat 124 de color azul que había sido robado unas horas antes con la ayuda del etarra Juan María Tapia Irujo. Tapia Irujo, además, había alojado a los asesinos en su domicilio.
La mujer de Pedro Sánchez, presa de un ataque de nervios, salió a la calle a pedir ayuda. Se encontró con dos dotaciones de la Guardia Civil que en ese momento pasaban casualmente por la puerta del bar e inmediatamente se hicieron cargo de la situación. Lo más triste de este asesinato es que, pese a que el bar estaba lleno de clientes a esa hora de la noche y a que los terroristasactuaron a cara descubiertaninguno de los testigos quiso colaborar con la Guardia Civil ni proporcionar ninguna descripción de los asesinos de la banda. No obstante, gracias a la recogida de huellas, que en esos momentos no llevaron a ninguna parte, muchos años después, en abril de 1993, pudo determinarse que uno de los asesinos de los tres guardias civiles era Pedro María Leguina Aurre, alias Kepatxu, huido hasta que, en 1999, fue detenido por la Policía francesa.
En el lugar de los hechos se recogieron dieciocho casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum y un cargador de pistola con doce cartuchos. El médico que reconoció a los guardias civiles en el propio bar señaló que cada uno de ellos tenía seis o siete impactos de bala en el cuerpo, además de dos orificios en la cabeza.
Al tener conocimiento del asesinato, el alcalde de Azpeitia decidió suspender, por precaución, una manifestación pro-amnistía prevista para el jueves 29 de noviembre en la localidad, el mismo día en el que se iban a celebrar los funerales por los guardias civiles, y señaló que lo hacía porque, de lo contrario, "podía ocurrir una masacre".
A primera hora del jueves 29 de noviembre quedó instalada la capilla ardiente en el Hospital Militar de San Sebastián. Ese mismo día se celebraron los funerales por el alma de los tres guardias civiles en un ambiente de enorme tensión. Nada más finalizar la ceremonia religiosa, a la que asistió el capitán general de la IV Región Militar, teniente general Antonio Pascual Galmes, los restos mortales de los tres jóvenes guardias civiles fueron trasladados a sus localidades de origen para ser enterrados. En el momento en que los féretros cubiertos con la bandera española eran introducidos en los furgones fúnebres, militares y guardias civiles en posición de firmes dieron vivas al Rey y a España, que fueron contestados por algunos familiares de las víctimas. Algunas mujeres de guardias civiles expresaron de viva voz su opinión de que el Rey no les ayudaba, y un militar de graduación comentó a otro compañero que no les faltaba razón por protestar en estos términos.
En el año 1988 la Audiencia Nacional condenó, en calidad de encubridor, a Juan María Tapia Irujo a 9 años de prisión y, subsidiariamente, al pago de indemnizaciones a los herederos de las víctimas. En el año 2003 fue condenado Pedro María Leguina Aurre, Kepatxu, a tres penas de 30 años. A Leguina Aurre se le atribuyen 14 asesinatos. Tras exiliarse a México, fue detenido en el aeropuerto de Orly (Francia) portando documentación falsa. Francia sólo aceptó conceder su extradición por el asesinato de los tres guardias civiles, considerando que el resto de sus crímenes habían prescrito. En su sentencia de 2003, la Audiencia Nacional consideró probado que en 1979 Leguina formaba parte de un comando que operaba en la provincia de Guipúzcoa y que estaba integrado también por Miguel Antonio Goikoetxea, alias Txapela, Ignacio María Gabirondo, Donibane, Carlos Lucio Fernández, Zarra, y una quinta persona no identificada. Los etarras, que se alojaban desde septiembre de 1979 en el domicilio del ya condenado Juan María Tapia Irujo en la localidad guipuzcoana de Cizúrquil, decidieron atentar contra los guardias civiles que frecuentaban el Bar Izaro de Azpeitia. Para ello, el 28 de noviembre se apoderaron a punta de pistola de un vehículo en Usurbil y dejaron a su dueño atado a un pino en el monte Burunza. Desde Usurbil, los terroristas se trasladaron a Azpeitia y,  mientras el etarra cuya identidad se desconoce permanecía al volante del coche, los otros cuatro entraron en el bar. Ahí esperaron a los guardias civiles. Una vez que comprobaron que habían llegado al local "dos de los terroristas vuelven al automóvil, donde recogen la bolsa con armas, regresan al bar, se acercan adonde están sus dos compañeros [y] les entregan disimuladamente el armamento", explica la sentencia. Ya con las armas en sus manos, los cuatro etarras dispararon súbitamente por la espalda y desde cerca contra los tres guardias, quienes reciben al menos 18 disparos en todo el cuerpo "que causan la muerte inmediata de las víctimas, a las que, no obstante, rematan una vez están en el suelo", destacó el tribunal en su sentencia.
Antonio Alés Martínez, de 19 años, era natural de Cuenca, aunque su familia residía en Valencia. Estaba soltero.



Ángel García Pérez, de 20 años, era natural de Vitigudino (Salamanca). Estaba también soltero.



Pedro Sánchez Marfil, de 20 años, era natural de Moreda (Granada). Estabacasado con María Luisa desde cuatro meses antes. Su mujer estaba embarazada del primer hijo de la pareja, Pedro David.



El 28 de noviembre de 1981 fallecía en el Hospital de Basurto el comerciante MANUEL HERNÁNDEZ SEISDEDOS, tiroteado por dos miembros de la banda terrorista ETA el 26 de noviembre delante de sus hijas pequeñas. Manuel se encontraba ese día en la trastienda de la armería y tienda de deportes de su propiedad en Guecho (Vizcaya), junto a sus dos hijas de 7 y 5 años, a las que iba a llevar al colegio Pedro Aresti en el que trabajaba su mujer. A la tienda de la víctima acudían de forma habitual policías destinados en la comisaría de Guecho para adquirir munición o revisar sus pistolas reglamentarias.
Hacia las nueve y veinte de la mañana alguien llamó a la puerta del establecimiento, que todavía no estaba abierto al público. Una de las niñas abrió la puerta y, mientras un terrorista se quedaba en el exterior vigilando, el otro se dirigió al mostrador de la armería donde se encontraba Manuel y, sin mediar palabra, disparó contra él. La víctima cayó al suelo gravemente herida.
Los asesinos huyeron inmediatamente del lugar en un coche en el que les esperaba una tercera persona al volante. El vehículo había sido robado hacia las 8:20 horas a punta de pistola. El propietario del mismo había permanecido en el maletero del mismo durante la comisión del atentado y hasta que fue abandonado en la calle Buenavista de Santurce. Hacia las 9:30 horas se recibió una llamada anónima en el diario Egin que anunciaba el paradero del coche robado. El comunicante indicó que había una persona en el maletero.
Mientras tanto, las niñas salieron despavoridas hasta un estanco situado enfrente de la armería y le dijeron al propietario "que a su papá le habían pegado un tiro". Desde ahí el estanquero dio aviso a la Policía Municipal y se dirigió hasta la armería con el gerente de una ferretería contigua. Manuel Hernández se encontraba tumbado boca arriba en el suelo. "Tenía los ojos abiertos y no presentaba aparentemente ningún disparo en el cuerpo. Al darle la vuelta vimos el tiro en la sien. Creí que estaba ya muerto" (El País, 27/11/1981). Mientras un agente de la Policía Municipal conducía a las dos niñas al colegio, Manuel fue trasladado al Hospital de Basurto, donde ingresó con parada cardíaca.
El parte médico señaló que, tras quince minutos de reanimación cardiovascular, la víctima recuperó las funciones hemodinámicas pero presentaba un "coma neurológico de grado cuatro", del que no llegó a salir. Tras una intervención quirúrgica fue trasladado a la sección de reanimación del centro sanitario, aunque los médicos señalaron que tenían pocas esperanzas de que salvase la vida. Falleció en el mismo hospital dos días después, en la madrugada del 28 de noviembre.
Los autores materiales de este asesinato no han sido juzgados. En el año 1983 la Audiencia Nacional condenó a Luis Alberto Pastor Landa a 13 años de reclusión menor como colaborador de los asesinos, ayudando a los autores materiales a huir tras cometer el atentado. Presuntamente también participó en el asesinato el etarra José María Astola Iruretagoyena (ABC, 23/01/1982).
Manuel Hernández Seisdedos tenía 34 años y era natural de Salamanca. Estaba casado y tenía dos hijas de 7 y 5 años, que presenciaron el asesinato de su padre. Fue la última víctima mortal de un año, 1981, que se inició con el asesinato en Rentería del hostelero Antonio Díaz García el 5 de enero. 

PROBETHA-08 (v1.2), una buena ayuda para el control de calidad del hormigón estructural

Servicios y asesoramiento técnico.


El Instituto Español del Cemento y sus Aplicaciones IECA ha puesto a nuestra disposición una útil herramienta informática para la planificación y el seguimiento del Control de Calidad del Hormigón Estructural de una manera sencilla, rápida y segura.

Los criterios de control del hormigón estructural de la actual EHE-08 variaron con respecto a su predecesora, el uso de está aplicación te garantiza el cumplimiento de la norma. EnServicios y Asesoramiento Técnico recomendamos la utilización de Probetha-08 tanto en la redacción de Planes de Control como en la Dirección de Ejecución Material de las obras en las que la EHE sea de aplicación.

PROBETHA-08 (v1.2) permite el seguimiento de los requisitos de control documental, facilita la formación de lotes de control, el registro de los resultados de ensayos de rotura o durabilidad, ofrece ayudas para el caso de disconformidades y aporta un informe final muy interesante para la justificación del control del hormigón estructural de toda la obra.

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Lecturas 28.11.2012

¿Puede pandear un pilote?, por Juan José Rosas.

El pandeo es un problema de interacción suelo-pilote que puede darse en pilotes esbeltos y muy cargados, en este caso pueden aparecer esfuerzos de segundo orden en forma de flexiones que, si la reacción lateral del terreno no puede estabilizar, se puede dar el fenómeno del pandeo.

Cuba: Mis preocupaciones, por Yoani Sánchez.

Tengo el temor, la gran preocupación, de que el número de desfavorecidos va en aumento y que ni siquiera existen los canales para reconocer y solucionar su situación.

Qué diferencias hay entre una campaña americana y una catalana, por Jordi Pérez Colomé.

En Estados Unidos los políticos preparan los debates durante varios días porque deberán improvisar ante preguntas complejas y quizá impertinentes. Dos senadores -el republicano Rob Portman y el demócrata John Kerry- tomaron el papel del rival para debatir con su jefe de filas. Había que ganar en argumentación, no en soltar rollos.

Rodríguez Ibarra y el ultraliberalismo, por Carlos Rodríguez Braun.

El odio a la mercancía es el odio a la libertad, porque si las cosas que consumimos no son mercancías, entonces el poder nos impone la obligación de pagarlas. Ibarra olvida completamente la libertad del individuo cuando sostiene que se trata de "derechos" que el Estado debe satisfacer, como si el Estado pudiera hacerlo sin quebrantar derechos a su vez.

[...]

Lo que es gratis es la solidaridad ciudadana, lo que voluntariamente entregamos a los demás. Pero eso a usted le aterra, porque nos anuncia, estremecido: "Volveremos al Estado de beneficencia". Eso significaría el final de la redistribución coactiva. Otra vez, Rodríguez Ibarra no puede no saber que eso no es verdad.

Maria Santos Gorrostieta. Una valiente.

'I wanted to show them my wounded, mutilated, humiliated body, because I’m not ashamed of it, because it is the product of the great misfortunes that have scarred my life, that of my children and my family.'

Víctimas, 27 de noviembre: Heliodoro Arriaga Ciaurriz, Miguel Garciarena Baraibar y Miguel Ángel San Martín Fernández

A primera hora de la mañana del lunes 27 de noviembre de 1978 la banda terrorista ETA asesinaba en Villabona (Guipúzcoa) a HELIODORO ARRIAGA CIAURRIZ, brigada de la Guardia Civil retirado y conserje de la empresa metalúrgica Sacem.
Eran aproximadamente las 7:15 horas cuando Heliodoro, que acababa de abandonar su domicilio y se disponía a montar en su vehículo –aparcado en los soportales del edificio en el que vivía–, fue abordado por varios miembros de la banda que lo tirotearon a escasa distancia. La víctima fue alcanzada por cinco o seis impactos de bala en el pecho y el abdomen. En el lugar de los hechos se recogieron siete casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum, marcas FN y Geco.
Varios vecinos, que se asomaron a las ventanas al escuchar las detonaciones, sólo tuvieron tiempo de ver el cuerpo sin vida de Heliodoro, tendido sobre un charco de sangre, junto a su automóvil, un Simca 1200. Un vecino que residía en el mismo edificio que la víctima contó cómo vivió el atentado:
Estaba a punto de levantarme para ir al trabajo cuando escuché los disparos. Me asomé a la ventana sin observar nada anormal. Poco después salía de casa para tomar mi automóvil y dirigirme al trabajo (...) Ya iba a arrancar, cuando vimos el cuerpo caído. Estaba en el espacio que quedaba libre entre el coche Simca (propiedad del fallecido) y un R-6 aparcado al lado. Al acercarme vi que la cara mostraba una palidez cadavérica, aunque me pareció que su boca se movía algo. Es entonces cuando nos ocupamos de avisar a su mujer y también al médico, que tiene su vivienda cercana a la nuestra (ABC, 28/11/1978).
Su esposa, Natividad Aguirre Leustegui, fue de las primeras personas en acercarse, aunque no pudo hacer otra cosa que comprobar que estaba muerto.
Para cuando he bajado a la calle, mi marido ya estaba muerto (...) No lo comprendemos. No podemos entender el porqué de esta muerte. Desde que nos casamos hace once años, vivimos en esta casa. Mi marido nunca se ha metido con nadie, ni tan siquiera alternaba en bares o sociedades. Era hombre de hogar, de casa al trabajo y del trabajo a casa. Cuando salíamos lo hacía conmigo y con nuestro hijo (ABC, 28/11/1978).
Los autores del atentado se dieron a la fuga en algún vehículo que les estaba esperando en las proximidades del lugar. La Guardia Civil del cuartel de Villabona montó, nada más conocerse la noticia, un amplio dispositivo de controles de carretera, sin conseguir ningún resultado. 
Los autores materiales del asesinato de Heliodoro no han sido juzgados. En el año 1982 José Manuel Arzallus Eguiguren fue condenado a 12 años como cómplice en el asesinato.
Heliodoro Arriaga Ciaurriz tenía 60 años y era natural de Viana (Navarra). Estaba casado conNatividad Aguirre Leustegui, vecina de Villabona y natural de Hernani, y tenía un hijo, Alberto, que tenía 10 años cuando su padre fue asesinado. Perteneció a la Guardia Civil hasta 1965, prestando servicio en Navarra, Logroño y Barcelona. Nunca estuvo destinado en Guipúzcoa como guardia civil. Dejó el Instituto Armado con 47 años y el grado de brigada y se trasladó a vivir a Villabona, donde conocería a Natividad, con la que se casó dos años después de instalarse en la localidad guipuzcoana. Desde que se retiró de la Guardia Civil, no volvió a tener ningún tipo de relación con este cuerpo. Cuando fue asesinado trabajaba en la empresa Sacem. Por Real Decreto 319/2005 de 18 de marzo, Heliodoro Arriaga fue ascendido con carácter honorífico y a título póstumo a subteniente de la Guardia Civil.
El 27 de noviembre de 1980 la banda terrorista ETA comete dos atentados con una diferencia de doce horas en San Sebastián y Logroño. En el primero de ellos, los terroristas tirotearon con pistolas y una metralleta al teniente coronel del Ejército y jefe de la Policía Municipal de San Sebastián MIGUEL GARCIARENA BARAIBAR.
Minutos antes de las nueve de la mañana, Miguel Garciarena salió de su domicilio y se dirigió al vehículo oficial, donde le esperaba José Antonio Díaz Montoya, su chófer, para conducirle a su despacho en la Jefatura de la Policía Municipal de San Sebastián. Cuando el coche se detuvo en el cruce de las calles Urdaneta y Easo para ceder el paso a los vehículos de la calle principal, dos individuos armados se colocaron frente al mismo y abrieron fuego contra sus ocupantes. A continuación se montaron en un coche, donde les esperaba un tercer terrorista, emprendiendo la huida. El tiroteo contra Miguel Garciarena provocó escenas de pánico entre los transeúntes, muchos de ellos niños de corta edad que acudían a un colegio cercano.
Garciarena fue alcanzado mortalmente en la cabeza, el cuello, el abdomen, mientras que Díaz Montoya fue herido en el brazo, pese a lo cual pudo conducir el vehículo hasta la casa de socorro. Ahí los médicos sólo pudieron certificar la muerte del militar. Presentaba ocho impactos de bala: tres en la cabeza, cuatro en el hemitórax, y otro más en el abdomen. José Antonio Díaz, chófer del Parque de la Policía Municipal, fue trasladado al Hospital de San Sebastián después de que se le aplicara una cura de urgencia en el antebrazo izquierdo, donde tenía una herida de bala con orificios de entrada y salida, y otra en la cabeza, en la que fue alcanzado superficialmente por un proyectil. En el lugar de los hechos se recogieron cinco casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum, marca SF. En el asiento trasero del Seat 600 quedaron alojados una docena de proyectiles.
El automóvil utilizado por los terroristas había sido robado a punta de pistola a primera hora de la mañana en la parte vieja de San Sebastián, y su propietario abandonado atado a un árbol en un lugar cercano al barrio de Igara, después de que lo despojaran de su documento nacional de identidad y lo amenazaran en caso de que diera aviso a la Policía antes de las nueve de la mañana.
Los policías municipales de servicio en aquel momento se retiraron de la calle al conocer la noticia del atentado, concentrándose en la Inspección, donde celebraron una asamblea. A primera hora de la tarde decidieron mantenerse en paro durante tres días en señal de duelo. Los restantes funcionarios y empleados municipales, en otra asamblea celebrada en el Ayuntamiento, aprobaron la suspensión de todos los servicios durante dos días.
A iniciativa del alcalde de San Sebastián, Jesús María Alcaín, del Partido Nacionalista Vasco, a mediodía del mismo 27 de noviembre se reunió un pleno extraordinario y urgente. El portavoz del grupo Herri Batasuna recordó una moción presentada por su grupo en una ocasión anterior sobre las causas de la violencia, y anunció que no condenarían la "lucha armada" sin analizar sus motivaciones. Después de que los concejales de HB hubieran abandonado el pleno, se acordó por unanimidad la condena del atentado.
La capilla ardiente con el cadáver de Miguel Garciarena fue instalada en el Salón de Plenos del Ayuntamiento donostiarra. La viuda del fallecido colocó junto al féretro las condecoraciones militares que poseía. El funeral por su alma tuvo lugar al mediodía en la parroquia de la Sagrada Familia, en el barrio de Amara, en una iglesia completamente abarrotada. Presidieron el acto la viuda y otros familiares y asistieron el presidente del Gobierno vasco, Carlos Garaikoetxea; el delegado del Gobierno en el País Vasco, Marcelino Oreja; el capitán general de la VI Región Militar; los gobernadores civil y militar; el alcalde de San Sebastián, Jesús María Alcaín, y el diputado general de Guipúzcoa, Xabier Aizarna, ambos del Partido Nacionalista Vasco, además de José María Benegas, del Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) y representantes de otros partidos políticos. El féretro con el cadáver fue introducido a hombros de policías municipales de diversas secciones, cubierto con la bandera blanca y azul de San Sebastián. Para sumarse al duelo habían llegado expresamente delegaciones de la Policía Municipal de Burgos y Canarias. La ceremonia religiosa fueconcelebrada por un hermano del fallecido, Joaquín Garciarena, de la orden de los capuchinos, y otros veintiún sacerdotes. Terminado el funeral, el párroco pidió por los altavoces que, respetando el deseo de la familia, no se alterase el carácter puramente religioso del acto, ni siquiera al abandonar la iglesia. El féretro fue introducido en un furgón, que lo trasladó hasta Vera de Bidasoa (Navarra), donde fue enterrado en el panteón familiar.
Por el asesinato de Miguel Garciarena han sido condenados por la Audiencia Nacional a 29 años de reclusión mayor José Antonio Esnaola Lasa, en 1985, y Nicolás Francisco Rodríguez, en 1990.
Miguel Garciarena Baraibar, de 63 años, nacido en Ezcurra (Navarra) y vascoparlante, estabacasado y tenía un hijo. Voluntario en la guerra civil, era teniente coronel del Ejército en situación de reserva e inspector de Policía en excedencia. Como teniente de la Policía Armada, estuvo destinado en Irún entre 1954 y 1957. Con el grado de capitán estuvo en San Sebastián, donde permaneció hasta 1968. Trasladado a La Coruña al acender a comandante, estuvo diez años al mando de la 81ª Bandera de la Policía Armada. En 1978 se incorporó a la Policía Municipal de San Sebastián como máximo responsable. Había recibido numerosas amenazas de muerte y por ese motivo se ausentaba largas temporadas del País Vasco. Tras un periodo de excedencia, se reincorporó a su puesto cuatro meses antes de ser asesinado. En octubre de 2008 el Ayuntamiento de San Sebastián rindió homenaje a Miguel Garciarena Baraibar, asesinado en 1980, y al agenteManuel Peronié Díez, en 1983, cuyos nombres figuran, desde entonces, en el recibidor de las dependencias del cuerpo policial junto al del agente Alfonso Morcillo, también asesinado por ETA.
Unas doce horas después, a las 21:40 de ese 27 de noviembre de 1980, la banda terrorista ETA hacía explotar un coche-bomba en la calle Ollerías de Logroño, provocando tres víctimas mortales. MIGUEL ÁNGEL SAN MARTÍN FERNÁNDEZ, comerciante, falleció en el acto. El inspector de Policía Carlos Fernández Valcárcel fallecería unos días después, el 2 de diciembre, mientras que el tercer amigo, Joaquín Martínez Simón, lo haría el 3 de enero de 1981. Sólo sobrevivió el cuarto amigo, José Luis Hernández Hurtado, que resultó herido en una pierna y en la cabeza. Otras cuatro personas resultaron también heridas por los cristales rotos por la explosión.
Miembros del grupo España de ETA habían recibido información de que un bar en Logroño era frecuentado por miembros de las Fuerzas de Seguridad. Para cometer el atentado, alquilaron un vehículo en Zaragoza en el que introdujeron tres ollas metálicas cargadas de Goma 2 y metralla, con un telemando para ser explosionadas a distancia. El coche-bomba fue estacionado cerca del bar y, cuando vieron que se acercaban los tres amigos, detonaron el artefacto. El coche-bomba saltó por los aires a 25 metros de altura y algunos de sus restos se hallaron a 50 metros de distancia.
En 1982 la Audiencia Nacional condenó a Isidro Echave Urrestrilla a 66 años de reclusión mayor por el atentado. En 1996 fue condenado por el mismo atentado a tres penas de 17 años de reclusión menor el hoy arrepentido Juan Manuel Soares Gamboa.
Miguel Ángel San Martín Fernández, conocido comerciante textil, tenía 51 años. Era propietario de Tejidos San Martín, en la calle Vara de Rey, próxima al lugar del atentado. Estaba casado y teníados hijos

Lecturas 27.11.2012

Otra guerra en Gaza y casi todo sigue igual, por Jordi Pérez Colomé.

Han sido ocho días justos de guerra, de miércoles a miércoles. Han muerto 162 palestinos -37 niños- y cinco israelíes. En el capítulo de ataques, hay empate. Según las cuentas del ejército israelí los dos bandos han lanzado 1.500 ataques.

Desde Gaza se han disparado 1.506 cohetes: 933 han caído en Israel, 406 han sido interceptados por el sistema Cúpula de Hierro -que solo intenta cazar los que van hacia zonas pobladas- y 152 han caído en Gaza por falta de puntería.

Escudos para perforar. 200 años de historia. Por Juan José Rosas Alaguero.

Este artículo muestra mi visión de la evolución de los escudos en la construcción de túneles en terrenos blandos, para ello me apoyo en tres ejemplos, separados en el tiempo casi 200 años.

Empezaré con el escudo utilizado en el primer túnel que atravesó el río Támesis en  1841, el segundoes el Holland Tunnel en New York realizado en 1935 y finalmente un túnel actual realizado en el puerto Miami (Florida) mediante la técnica EPB, espero que os guste.

Cuba- Lo más malo de la gente mala es el silencio de la gente buena, por Lilianne Ruíz.

La legalidad socialista es un conjunto de trampas para hacer caer a cualquiera que no siga el camino del régimen. Una acción de protesta pacífica puede ser traducida por un fiscal como “alteración del orden público”. De igual manera, si un hombre no se deja pasivamente dar una golpiza por tres agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil, -que nunca se identificaron como autoridad antes de caerle a golpes- la “ley revolucionaria” traduce una acción de legítima defensa de la víctima como “resistencia al arresto”.

Johan Norberg’s book, In Defense of Global Capitalism (pages 144-145).

It is not the countries with abundant raw materials that have grown fastest, and often they are held back, because natural assets give rise to internal conflicts. No, the main reason for the 20 per cent [of the world's population] consuming 80 per cent of resources is that they produce 80 per cent of resources. The 80 per cent consume only 20 per cent because they only produce 20 per cent of resources. It is this latter problem we ought to tackle, the inadequate creative and productive capacity of the poor countries of the world, instead of waxing indignant over the affluent world producing so much. The problem is that many people are poor, and not that certain people are rich.

Perdiendo gas, por Antón Uriarte.

El ecologismo —fortalecido por la misma propaganda de las compañías eléctricas que predicaban la electricidad "verde" para evitar el "cambio climático" y el CO2— se creció e impidió el desarrollo de las nuevas técnicas de explotación de gas. Los precios, de importación, subieron, y ya desde el 2008 su consumo en las centrales comenzó a hundirse, por falta de rentabilidad frente al carbón. En el 2012, el gas natural en España, en gran parte licuado y traído desde Qatar (sede durante la próxima semana de la reunión mundial del cambio climático, qué casualidad...) sólo será la cuarta fuente de electricidad.

Víctimas, 26 de noviembre: Joaquín Imaz Martínez, José Antonio Julián Bayano, José Herrero Quiles y Joseba Goikoetxea Asla

Libertad Digital.


El 26 de noviembre de 1977 la banda terrorista ETA cometía su primer asesinato en Navarra. Sobre las 22:15 horas miembros de la banda dispararon por la espalda al comandante JOAQUÍN IMAZ MARTÍNEZ, jefe de la Policía Armada en Pamplona, cuando se dirigía a coger su automóvil aparcado cerca del coso taurino de la capital navarra. El cuerpo sin vida de Joaquín Imaz fue encontrado tendido al pie de un árbol y cubierto por una manta en los aparcamientos contiguos a la plaza de toros.
La víctima había recibido varias amenazas de muerte a las que no dio mucha importancia. En la última, pocos días antes de su asesinato, le decían que le quedaban pocas horas de vida. Pese a ello, se negó a llevar escolta porque no quería poner en peligro la vida de otras personas.
Tras los funerales por su alma, celebrados en la Iglesia de San Francisco Javier de Pamplona, la tensión saltó a las calles de la ciudad produciéndose graves incidentes. El féretro con los restos mortales del comandante Imaz fue sacado del templo a hombros de policías armados e inspectores del Cuerpo General de Policía, entre aplausos del público asistente que comenzó a dar vivas al Ejército, la Policía, España y Navarra. Tras introducirlo en un furgón fúnebre, se formó la comitiva, compuesta por todas las autoridades de Navarra y unos doscientos policías armados de paisano. Nada más terminar el entierro, una persona gritó preguntando dónde estaba el ministro de Interior, Rodolfo Martín Villa, y afirmando que los asesinos no eran sólo los de ETA, sino que también eran culpables Manuel de Irujo, senador de Navarra por el PNV, y el lehendakari Leizaola.
Mientras tanto, unas quinientas personas, que habían asistido al funeral en la Iglesia de San Francisco, a las que se fue sumando más y más gente, se manifestaron durante dos horas por las calles céntricas de Pamplona gritando "Navarra sí, Euskadi no", "Irujo, Leizaola, Navarra es española", "Menos amnistía, más policía", "ETA asesina", "Suárez dimite, España no te admite", etc. Desde la iglesia, los manifestantes se dirigieron al Gobierno Civil, interrumpiendo el tráfico durante el recorrido. A continuación, fueron al Palacio de la Diputación foral, donde pidieron que se colocaran las banderas de Navarra y España a media asta en los mástiles, que se encontraban vacíos. Cuando un empleado salió al balcón con las banderas, aparecieron tres diputados forales, uno de los cuales saludó brazo en alto a los manifestantes que comenzaron a gritar "Marco, Marco, Marco", en referencia a Amadeo Marco, vicepresidente de la Diputación. Desde el Palacio Foral, los manifestantes se dirigieron a la plaza del Castillo, en donde se encontraban las sedes del PNV, PSOE y Alianza Foral de Navarra. El edificio del PNV, que tenía izadas la ikurriña y la bandera de Navarra, fue escenario de gritos de los manifestantes contra Euskadi, Manuel de Irujo y el lehendakari Leizaola. Varias personas intentaron forzar la puerta de entrada del edificio, sin conseguirlo.
La banda terrorista ETA reivindicó el asesinato del comandante Imaz en un comunicado a la delegación de Cifra en Bilbao en el que justificaba el mismo en los siguientes términos: "Hemos ejecutado al señor Joaquín Imaz Martínez por su calidad de máximo responsable de las fuerzas represivas de la Policía Armada en Navarra y por el destacado protagonismo que este miembro ha desarrollado, durante los últimos años, en su fanática labor represiva contra el movimiento obrero y popular vasco. Muestra de ello es la participación responsable y asesina que el señor Imaz y las fuerzas a su servicio han tenido en el acontecimiento de Montejurra, así como su brillante comportamiento en impedir la celebración del Aberri Eguna y el desenlace de la marcha de la libertad en Iruña".
En el año 1979 la Audiencia Nacional condenó por este asesinato a Francisco Javier Martínez Apesteguia, alias Kiko, detenido por la Policía francesa en enero de 1979. Martínez Apesteguia había ingresado en ETA político militar a mediados de 1976. Un año después se encuadró en ETA militar junto con los grupos especiales (comandos bereziak). Con condenas totales que sumaban más de cien años de prisión, salió de la cárcel en marzo de 2000, habiendo cumplido sólo 21 años de prisión. 
Joaquín Imaz Martínez tenía 50 años. Natural de Pamplona, estaba casado y tenía una hija de 7 años. En 1946 ingresó en la Academia Militar, siendo destinado al Sáhara, donde prestó servicio con el grado de teniente. Con el mismo grado desempeñó funciones en la Policía Armada en Santa Cruz de Tenerife y, a continuación, como ayudante del comandante de Bilbao. Tras ascender a capitán, se reincorporó al Ejército y fue destinado a Cataluña y, después, a Pamplona. Con el grado de comandante, volvió a la Policía Armada y fue destinado a San Sebastián durante un año. De ahí se trasladó de nuevo a su ciudad natal para hacerse cargo del mando de la 64ª Bandera de la Policía Armada.
A las tres y media de la madrugada del 26 de noviembre de 1983 la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Vitoria a JOSÉ ANTONIO JULIÁN BAYANO, que gestionaba varios locales nocturnos en la capital alavesa, cuando se dirigía a cerrar uno de esos locales.
José Antonio había llegado en su vehículo a uno de los locales, el club Barbacoa, en la carretera de Pamplona situado a las afueras de Vitoria, y aparcó el mismo en la parte trasera del club. Antes de poder salir del coche fue tiroteado por varios miembros de la banda terrorista ETA. Los clientes y empleados del club escucharon los disparos y, cuando salieron, encontraron a José Antonio con medio cuerpo fuera del automóvil. Ninguno de ellos pudo ver a los asesinos de José Antonio, que recibió el impacto de cinco disparos y falleció en el acto. En el lugar del atentado la Policía recogió cinco casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum, marca SF.
Poco después de las cinco de la mañana, el juez ordenó el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto Anatómico Forense para practicarle la autopsia. A las pocas horas de cometer el atentado la banda terrorista lo reivindicaba mediante llamada telefónica al diario Egin. En el comunicado, ETA acusaba a la víctima de ser representante en la provincia del partido ya disuelto Fuerza Nueva, de colaborar con la Policía y de traficar con drogas.
El asesinato de José Antonio Julián fue cometido por miembros del grupo Tontorramendi de ETA. Dos de ellos, Agustín Muiños Díaz y Jesús María Ormaechea Antepara, fueron condenados por la Audiencia Nacional en 1985 a sendas pendas de 29 años de prisión. Otros dos miembros del grupo participaron, presuntamente, en el asesinato de José Antonio Julián: Ramón Aldasoro Magunacelaya, alias Ramón y El Rubio –detenido por el FBI en Miami en diciembre de 1997 en una operación coordinada con la Policía española, y extraditado a España en 1999– y Luis Enrique Gárate Galarza, alias Zorro, detenido en Francia en febrero de 2004 y entregado temporalmente a España en marzo 2010 para ser juzgado por diversas causas pendientes.
José Antonio Julián Bayano, de 43 años y soltero, era natural de Alarba (Zaragoza), aunque vivía en Vitoria desde hacía muchos años. Además de dos clubs nocturnos, donde había espectáculos de striptease, regentaba una barra americana en el centro de Vitoria. Según el testimonio de algunos amigos, había sido amenazado y le habían hecho pintadas en alguno de sus locales, además de quemarle una de sus discotecas en un incendio que, al parecer, fue provocado. Por ese motivo, José Antonio solía llevar una pistola encima.
A las nueve y cuarto de la noche del 26 de noviembre de 1985, la banda terrorista ETA asesinaba en la localidad guipuzcoana de Lasarte al guardia civil jubilado JOSÉ HERRERO QUILES cuando salía de un bar de la calle Ignacio de Loyola acompañado por uno de sus hijos, Juan José, de 19 años. Herrero Quiles había estado por la tarde en el bar jugando su habitual partida de cartas. Mientras un etarra encañonaba al hijo, otro disparó dos veces en la cabeza del guardia civil.
Los asesinos, dos individuos jóvenes que aparentaban tener entre 20 y 25 años, huyeron a la carrera en dirección a la carretera nacional 634, mientras Juan José Herrero atendía a su padre, mortalmente herido, y pedía ayuda. Miembros de la asociación de ayuda en carretera Detente y Ayuda (DYA) trasladaron al herido a la residencia sanitaria de San Sebastián, donde falleció a las 21:30 horas, pocos minutos después de haber ingresado.
La Guardia Civil recogió en el lugar del atentado dos casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum. Era la cuarta víctima mortal en menos de 48 horas, pues el día anterior la banda terrorista ETA había asesinado, en dos atentados distintos en San Sebastián y Pasajes, a tres personas, lo que presagiaba el inicio de una nueva ofensiva de la banda tras más de dos meses sin víctimas mortales.
En el año 1988 la Audiencia Nacional condenó a Ignacio Orotegui Ochandorena, Miguel Turrientes Ramírez y José Antonio Carrasco Alba a sendas penas de 29 años como autores del asesinato, y a Pedro María Rezabal Zurutuza a 19 años por complicidad en el atentado. Todos ellos eran miembros del grupo Ipar Haizea de ETA, detenidos en Lasarte en enero de 1987 en una operación de la Guardia Civil.
José Herrero Quiles, de 67 años, estaba casado con Carmen Castro Fernández, y tenía dos hijos. Tanto la viuda, que se enteró del asesinato por una llamada telefónica de su hijo, como Carmelo Tomás Herrero, el menor de sus hijos, tuvieron que ser atendidos por sufrir dos episodios cardíacos. Carmen sufrió un conato de colapso cardíaco y fue ingresada en el mismo hospital al que había sido trasladado su marido asesinado, mientras que Carmelo sufrió un ataque cardíaco tras conocer la noticia.
Era el segundo atentado que sufría el guardia civil retirado, pues menos de dos años antes, en febrero de 1984, otro pistolero de la banda le disparó, también en la cabeza, cuando salía de oír misa en compañía de uno de sus hijos minutos después de las once de la mañana. Esa vez el etarra le disparó de frente y a quemarropa, pero la trayectoria de la bala, con entrada por la mejilla y salida por el cuello, no le afectó a órganos vitales. Aunque herido grave, consiguió salir adelante. Por este motivo, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Ramón Jáuregui, señaló que a José Herrero lo habían "rematado dos años después, como si no soportaran que existiese" (El Correo, 28/11/1985).
El 26 de noviembre de 1993 fallecía en Bilbao JOSEBA GOIKOETXEA ASLA, sargento mayor de la Ertzaintza y militante destacado del Partido Nacionalista Vasco (PNV), cuatro días después de que dos integrantes de la banda terrorista ETA, un hombre y una mujer, lo tiroteasen delante de su hijo de 16 años al que llevaba en su automóvil hasta la parada del autobús para ir al colegio. El chaval resultó ileso, pero Goikoetxea recibió dos impactos de bala: una le entró por la cabeza y quedó alojada en una vértebra cervical, mientras que la segunda le dañó la región lumbar. Permaneció en coma profundo hasta que falleció a las 17:30 horas del 26 de noviembre.
Esa mañana Joseba se dirigía desde su domicilio a la sede del PNV en Bilbao, donde trabajaba. En la calle Tívoli, cerca del Ayuntamiento de la capital vizcaína, tuvo que parar en un semáforo en rojo, momento que aprovecharon los terroristas, que le estaban esperando ahí, para que uno de ellos, el hombre, se acercase al vehículo y disparase a través de la ventanilla del conductor. Un testigo del atentado dio aviso a la Policía e, inmediatamente, una ambulancia municipal lo trasladó al Hospital de Basurto. Durante el trayecto, la víctima sufrió una parada cardiorrespiratoria y al llegar al centro sanitario, hacia las 8:45 horas, su estado fue calificado por los médicos como de "irreversible".
El asesinato de Joseba Goikoetxea provocó una enorme conmoción, al reunir la doble condición de haber sido uno de los máximos responsables de la Policía Autonómica vasca –cuando fue asesinado estaba inhabilitado por sentencia judicial firme durante seis años por el caso de las escuchas ilegales al exlehendakari Carlos Garaikoetxea en 1986– y militante destacado del PNV.
La víctima había sido el máximo responsable de la unidad de Información de la Ertzaintza desde 1986 hasta 1993, y estaba considerado un hombre clave en la lucha antiterrorista en el País Vasco, por lo que había recibido amenazas y su nombre figuraba como potencial objetivo de ETA. En un comunicado de 1991 la banda lo calificó de "despreciable torturador y asesino de encargo"después de que, en agosto de ese año, se hubiese producido un enfrentamiento entre ertzainas y terroristas, que se saldó con el asesinato del agente Alfonso Mentxaka Lejona y la muerte del etarra Juan María Ormazábal.
Nada más difundirse la noticia, comenzaron a llegar al hospital dirigentes del PNV como Ricardo Ansotegui, Gorka Aguirre y Luis María Retolaza, y representantes de las instituciones vascas como el consejero de Interior, Juan María Atutxa. Este último, visiblemente consternado, ensalzó la figura de Goikoetxea describiéndolo como "un hombre vasco, abertzale, encarcelado por luchar contra la dictadura y que estaba luchando contra otra dictadura del más claro rasgo fascista" (La Vanguardia, 24 de noviembre). Destacar su cualidad de vasco era algo que, tanto en éste como en otros asesinatos de ertzainas, se había convertido en denominador común en las condenas de los políticos nacionalistas. Sin embargo, cuando el vasco asesinado era guardia civil, policía nacional o militar, los nacionalistas no citaban esta circunstancia, con lo que implícitamente despojaban a la víctima de esa condición.
El atentado había venido precedido de una campaña intimidatoria de la banda contra la Ertzaintza en el diario Egin y el entorno proetarra. Por este motivo Atutxa no dudó en responsabilizar de este atentado a Herri Batasuna –"que sirve como pantalla a esta banda terrorista" dijo el consejero–, a la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS) y a los "carroñeros" Egin –que "venía calentando motores y lubricando gatillos de ciertas pistolas" desde hacía mucho tiempo–. De KAS el consejero de Interior dijo que "desde su pedestal de ocultación y anonimato más cobarde, están marcando la estrategia para que se produzcan hechos tan luctuosos y desgraciados como este". De hecho, a la campaña de Egin contra la Ertzaintza se había sumado con entusiasmo HB que, en agosto de ese año, pocos días después de que un grupo de jóvenes diera una brutal paliza a un ertzaina en Bilbao, había amenazado con responder "de forma adecuada" a la Policía vasca, a la que acusaba de "equipararse en brutalidad, intolerancia y chulería a las peores policías del mundo".
Atutxa evitó, sin embargo, valorar el atentado como un "ataque frontal al PNV", algo que sí hicieron dirigentes nacionalistas a título particular y como partido. En una nota hecha pública a última hora de la tarde la dirección del PNV dijo: "Sepa el diario Egin, sepa KAS y sepa ETA, que les consideramos un todo, que ha atentado directamente contra el PNV y que desde esta valoración serán tratados por este partido".
Herri Batasuna, por su parte, emitió un comunicado en el que señalaba que el asesinato era una consecuencia de que la Ertzaintza "por decisión política del PNV, quiere ser puesta en manos de la estrategia del Estado, convirtiéndola en un elemento represivo de primer orden contra las reivindicaciones de nuestro pueblo", pero Jon Idígoras quiso dejar claro que el atentado no podía considerarse un atentado contra el PNV.
El asesinato de alguien de este nivel dentro de la Policía Autónoma, ligado directamente al PNV, hizo que muchos analistas y comentaristas consideraran que con ello se demostraba que se había acabado la "ambigüedad" nacionalista en materia antiterrorista y que, por tanto, el partido y la Ertzaintza se iban a implicar plenamente en la lucha contra ETA.
En realidad, las cosas fueron bastante diferentes. Ya hemos visto en el caso del secuestro y asesinato del capitán de Farmacia Alberto Martín Barrios que, más que ambigüedad, el PNV lo que ha practicado ha sido la "guerra sucia". Las relaciones del partido con ETA no han sido tan malas como nos han querido hacer creer a lo largo de los sesenta, setenta y primeros años ochenta, más bien al contrario. Sin embargo hacia 1987 estas relaciones se empiezan a degradar. La escisión de EA coloca al PNV en una situación de debilidad que intenta paliar acercándose al PSOE de la mano del nuevo presidente, José Antonio Ardanza, uno de los pocos dirigentes nacionalistas que era sincero en su total rechazo a la banda. Además en estos años se negocian las trasferencias más importantes y la lucha contra ETA se convierte en una moneda de cambio.
Pero el principal problema se produce cuando el líder de ETA, el asesino Domingo Iturbe Abasolo, alias Txomin, fallece en Argelia en febrero de 1987. Tal como señalan todos los que lo conocieron,Txomin era un nacionalista "a secas" y tenía hilo directo con la dirección del PNV a través de alguien de plena confianza del partido, el dirigente Gorka Aguirre (llegó a ser secretario del EBB, el Euskadi Buru Batzar), de quien se dice que era su amigo (Carmen Gurruchaga e Isabel San Sebastián, El árbol y las nueces. La relación secreta entre ETA y el PNV, Temas de Hoy, 2000, pág 51). Ignoramos cómo era esta relación, pero la dura denuncia de Mario Onaindia en sus memorias proyecta inquietantes sombras sobre los términos exactos de la relación de estos "dos amigos".
Al morir Txomin, el PNV perdió, temporalmente, su ligazón con quien era la cabeza única e indiscutida de la banda, que iba a ser sustituida por una dirección colegiada que, además, había pasado a la total clandestinidad debido a la creciente presión policial francesa. A medida que la Policía Autonómica vasca se fue implicando en la lucha antiterrorista la tensión fue aumentando entre los nacionalistas. Aun así, hasta 1990 no se producen las primeras amenazas directas contra el cuerpo. El 04 de abril de ese año, la Ertzaintza desarticula buena parte de la infraestructura del grupo Vizcaya. A los pocos días, el "complejo ETA" activó el protocolo habitual de "criminalización". Primero, Gestoras pro Amnistía denunció torturas a los detenidos, después se generalizaron pintadas y carteles con calumnias y, enseguida, el 10 de mayo, Herri Batasuna, por boca de Tasio Erkizia, dio carácter oficial a la campaña cuando señaló que la Ertzaintza cumplía "la misma función represiva que el resto de policías y hace suyo el método de torturas" y exigía expresamente que la Policía Autonómica no actuase contra ETA.
En ese contexto es en el que se crea el caldo de cultivo que propicia el asesinato de Joseba Goikoetxea. Se multiplicaron las acusaciones y denuncias, se acuñó un término infamante para referirse a ellos (zipayo), se pasó al terrorismo de baja intensidad y, finalmente, se llegó al crimen. Pero esta escalada fue muy medida, muy calculada, con el objetivo final de doblegar al PNV, tal y como lo ha resumido perfectamente Florencio Domínguez Iribarren (Las raíces del miedo: Euskadi, una sociedad atemorizada, Aguilar, 2003, pág. 234-235):
El objetivo de esta presión violenta sobre el nacionalismo democrático era remover en cierta medida la posición del PNV tanto mediante la incidencia política de ETA (llevando a cabo acciones muy selectivas contra la Ertzaintza) como gracias a la kale borrocasegún afirmaba la Coordinadora Socialista Abertzale en un documento, el Karramarro II, de principios de 1997.
El documento ponía de manifiesto el uso controlado de la violencia contra el PNV, para conseguir que este partido dejara de ser un obstáculo añadido al conflicto que nos enfrenta al Estado, pero sin llevar a estigmatizar a ese partido como enemigo perpetuo. Es decir se trata de un ejercicio de la violencia muy medido, graduado con extremo cuidado para empujar al partido de Arzallus, pero sin crear situaciones irreversibles de enfrentamiento con el PNV.
De esta manera Joseba Goikoetxea fue trágica victima de una pugna temporal y puntual entre los dos sectores más importantes del nacionalismo vasco de raíces sabinianas: el personificado en el PNV y el de ETA. 
Joseba Goikoetxea Asla no era el primer miembro de la Ertzaintza asesinado por ETA, que en 1985 comenzó a atacar a la Policía Autonómica con el asesinato del teniente coronel Carlos Díaz Arcocha.
Goikoetxea, sin embargo, tenía una peculiaridad: era el mando que se había encargado decrear y dirigir la primera unidad antiterrorista de la Ertzaintza. Esta unidad tuvo una actividad destacada contra ETA entre 1989 y 1998, aunque posteriormente su eficacia fue descendiendo paulatinamente, coincidiendo con la etapa de radicalización política del Partido Nacionalista Vasco (PNV) tras el Pacto de Estella firmado en 1998" (Alonso, R., Domínguez, F. y García Rey, M., Vidas rotas, Espasa 2010, pág. 885). 
En el Año 1998 la Audiencia Nacional condenó a Lourdes Churruca y a José Luis Martín Carmona a 41 años de cárcel. En la misma resolución se condenó a 30 años a José Antonio Embeitia Ortuondo y a Andoni Ugalde Zubiri por ser partícipes en labores de seguimiento y vigilancia de la víctima. Por último, María Aranzazu Garbayo fue condenada a 8 años de cárcel por colaboración con banda armada –en su domicilio se refugiaron los terroristas tras asesinar a Joseba– y Juan Ignacio Sánchez Melendo a 5 años por un delito de falsificación de placas de matrícula.
El terrorista que efectuó los disparos, según el relato del fiscal de la Audiencia Nacional, fue Ángel Irazabalbeitia, que murió en Lujua (Vizcaya) en noviembre de 1994 en un enfrentamiento a tiros con la Ertzaintza. Fue Irazabalbeitia el que, acompañado por Lourdes Churruca y José Luis Martín Carmona, se acercó al lugar del crimen en un vehículo. Mientras Martín Carmona permanecía en el coche, Churruca e Irazabalbeitia se apearon del mismo y aguardaron a que llegase la víctima. Cuando Goikoetxea se paró en el semáforo en rojo, Irazabalbeitia se aproximó al vehículo y disparó contra la víctima.
Joseba Goikoetxea Asla tenía 42 años cuando fue asesinado. Natural de Bilbao, estaba casado conRosa Rodero en segundas nupcias y tenía tres hijos. De familia nacionalista, empezó a militar en el PNV con sólo 17 años. Su militancia le costó dos detenciones. La primera, en 1975, le supuso una condena de tres años y medio de cárcel, pena de la que fue amnistiado tras la muerte de Franco. En 1976 fue nuevamente detenido por distribuir la revista oficial del PNV, Euzkadi, que entonces era ilegal. Con la llegada de la democracia, trabajó activamente en las campañas electorales del PNV y en el referéndum del Estatuto de Guernica. A principios de los ochenta ingresó en la Ertzaintza y en 1986 se hizo cargo de la unidad de Información de este cuerpo policial. Con el tiempo esa unidad se incorporó al organigrama de la Consejería de Interior del Gobierno vasco.
El 26 de noviembre por la mañana, pocas horas antes de fallecer, el Gobierno había tomado la decisión de indultar a Joseba de la inhabilitación por las escuchas a Garaikoetxea en reconocimiento de sus méritos en la lucha antiterrorista. Los compañeros de Goikoetxea encendieron el día anterior a su fallecimiento, cuando todavía luchaba contra la muerte, una llama simbólica en los jardines de Albia, en Bilbao, cerca de la sede del PNV y del Palacio de Justicia. Los agentes, agrupados en la Plataforma Hemen Gaude (Aquí Estamos), colocaron también un libro para que los ciudadanos expresasen con su firma su rechazo a la violencia. El presidente del Tribunal Superior de Justicia vasco, Juan Bautista Pardo, fue el primero en firmar. El segundo, Atutxa. Tras su fallecimiento, el PNV hizo un llamamiento para que se acudiese a la capilla ardiente que se había instalado en Sabin Etxea. Desde allí, el 27 de noviembre el féretro fue llevado a la Basílica de Begoña, donde se celebró el funeral a las siete de la tarde con la asistencia de miles de personas. Los dirigentes nacionalistas solicitaron a los ciudadanos que manifestasen su repulsa luciendo en los balcones y las ventanas ikurriñas con crespones negros. El mismo día del funeral, miles de personas secundaron la manifestación convocada por los sindicatos de la Ertzaintza.
Los restos mortales de Joseba Goikoetxea fueron inhumados en el cementerio de Derio (Vizcaya), en un acto familiar al que sólo asistieron, como representantes de las instituciones,  José Antonio Ardanza, presidente del Gobierno vasco, y Juan María Atutxa, consejero de Interior.