Demoledores y deportistas

Carlos Rodríguez Braun.



La diputada socialista Elena Valenciano aseguró en El Paísque la derecha condena al Estado del Bienestar a la "demolición".  Pero lo que el Partido Popular ha dicho y ha hecho durante toda su existencia ha ido en la dirección contraria. 
José María Aznar, esa supuesta fiera radical ultraliberal, no le tocó un pelo al Estado del Bienestar, y estaba muy orgulloso de que durante sus años de Gobierno la recaudación fiscal hubiese aumentado de modo de poder hacer lo propio con el gasto social y con los servicios de una Seguridad Social saneada. Durante estos últimos ocho deplorables años de la gestión de Smiley y sus secuaces el Partido Popular jamás pidió que se recortara el Welfare State. Más bien reclamó lo contrario. Cuando se votó en el Congreso de los Diputados la Ley de Dependencia, esa subida del gasto público  (y por tanto de la presión fiscal) pomposamente denominada "el cuarto pilar del Estado del Bienestar", todos los diputados del PP, todos, votaron a favor con no disimulado entusiasmo. Recuperado el Gobierno en 2011, Mariano Rajoy y su pandilla se precipitaron a subir los impuestos con el objetivo explícito de proteger y preservar (¿no lo adivina usted?)…¡el Estado del Bienestar! 
Entonces ¿a qué juegan los socialistas con la evidente falsedad de que la derecha quiere demolerlo? Juegan a una vieja estratagema política en busca desesperada de una identidad diferenciadora: repetir incesantemente una mentira para conseguir que se transforme en verdad. El embuste de Elena Valenciano y de tantos otros pretende que un número suficiente de votantes crea que sólo la izquierda es la defensora abnegada y generosa del Estado del Bienestar, amenazado por la pérfida y liberalizadora derecha.
Una parte de esa estratagema estriba en localizar declaraciones de los políticos de la derecha que se parezcan a un liberalismo que, en vez de significar la dignidad de las mujeres y hombres libres, puedan ser presentados como la peste del egoísmo y el caos insolidario de la ley de la selva. A esa labor se ha dedicado el filósofo Germán Cano, que en el mismo periódico encontró unas líneas de Mariano Rajoy con un aire liberal, líneas escritas hace ¡casi treinta años!
En efecto, el hoy presidente del Gobierno publicó esto en El Faro de Vigo en 1984: "al revés de lo que propugnaban Rousseau y Marx, la gran tarea del humanismo moderno es lograr que la persona sea libre por ella misma y que el Estado no la obligue a ser un plagio. Y no es bueno cultivar el odio sino el respeto al mejor, no el rebajamiento de los superiores, sino la autorrealización propia". Este pecado es tan grave que Cano se pregunta retóricamente si todo lo que ha dicho Rajoy en las décadas subsiguientes en abierto respaldo al intervencionismo predominante no será un engaño…
Nos quiere demostrar que sí, que Rajoy no es un intervencionista como son todos los políticos de todos los partidos, sino que en realidad sigue siendo el que escribió unas pocas líneas liberales en 1984. Para demostrarlo subraya que "las metáforas deportivas invaden el discurso del PP". Condena a Rajoy por hacer símiles entre política y deporte, lo que para don Germán es típicamente liberal, "un desafío apolítico de autosuperación individual", algo identificado con el mercado y por tanto, sumamente condenable. 
Tengo para el señor Cano, aparte de la confirmación reiterada del antiliberalismo de Rajoy que él mismo ha hecho en las últimas décadas, otras tres malas noticias. La primera es que la imagen del deporte es por supuesto asimilable con el mercado en el sentido de que hay competencia, justicia y reglas iguales para todos, pero no lo es un punto esencial: en el deporte prima la noción del juego de suma cero, porque no todos pueden ganar al mismo tiempo. En cambio, esto sí que sucede con los contratos voluntarios en los mercados. 
La segunda es que no hay nada específicamente de derechas (y mucho menos liberal) en el cultivo político del deporte. Los gobernantes lo han hecho desde los tiempos más remotos. En el último siglo es bien conocida la propensión al deporte de las autoridades fascistas y comunistas. Lo mismo ha sucedido con los gobernantes democráticos: hubo uno que llegó a autodesignarse Ministro de Deportes, cargo que simultaneó con el de Presidente del Gobierno de España.
Y la tercera mala noticia que tengo para el señor Cano es que llega tarde a esa denuncia. El 2 de marzo de 2004 hizo lo propio en el mismo diario, y por las mismas razones, Miguel Ángel Aguilar (cf.Economía de los no economistas, LID Editorial, págs. 54 y 182). La única diferencia estriba en que Aguilar hablaba de un presidente posible y Cano de uno real.

Design Guidelines for Increasing the Lateral Resistance of Highway-Bridge Pile Foundations by Improving Weak Soils

Geodiciendo.

Design Guidelines for Increasing the Lateral Resistance of Highway-Bridge Pile Foundations by Improving Weak Soils (PDF).

Guía para incrementar la resistencia lateral de cimentaciones pilotadas de puentes mejorando el suelo.

La reforma financiera

Carlos Rodríguez Braun.



La reforma financiera que acaba de presentar a grandes rasgos el Gobierno parece un paso más en la buena dirección. No es una revolución, ni es algo muy diferente a lo que ya estaban haciendo las autoridades, que en tiempos de Smiley advirtieron de la necesidad de aclarar la valoración de los activos inmobiliarios de la banca para proceder a su saneamiento.
Lo que sí ha sucedido es que la urgencia de la reforma es aún mayor por el fin del débil proceso de recuperación económica 2009-2011 este verano, y la consiguiente ruptura de la confianza en el euro, que desembocó en la apertura del grifo del BCE a la banca al 1 %, un grifo clave en todo este proceso, pero del que no podrán manar recursos indefinidamente sin consecuencias nocivas. El debate aquí no es liberalismo versus intervencionismo, porque nadie quiere liberalizar; la cuestión es cómo se interviene (por ejemplo: no es lo mismo subir impuestos que bajar el gasto público, a pesar de las relaciones estadísticas engañosamente simples de la macroeconomía cañí).
En esta reforma hay otras claves. Es posible que la suma de 50.000 millones alcance para sanear el sistema, pero no hay forma de saberlo ahora a ciencia cierta, y resultará tanto menos suficiente cuanto más se demore el fin de la recaída en la actividad. El Gobierno ha profundizado en la idea de que cuantas más fusiones, mejor, lo que no es algo evidente. También es una simplificación pensar que la normalización del crédito es la causa de la recuperación económica; puede que la relación causal sea incluso la inversa. Los que repiten como loros “¡que fluya el crédito!” olvidan que ese flujo nos arrastró a la crisis y que no están precisamente secas las fuentes para la deuda pública. Todo esto dicho, algo similar a lo que se ha hecho era necesario, y no parece que vaya a empeorar las cosas. Menos da una piedra. El próximo capítulo se parecerá a este, y corresponderá a la reforma laboral. 

Ray Swanson

American Gallery.


Tuba City Chief
Shearing The Churro Sheep
Tsegi Navajo
The New Doll
Mother's Precious Child
Navajo Little One
A Prayer For Their Vanishing Herds
Gathering At The Trading Post
Pinon Harvest
Good Friends
Climbing The Red Rocks
Movin' North To Miles City
Buckskin Baby
Tuba City Gent
Land Of The Eagle
The Old One
Autumn Comes to Window Rock
Nez Perce Princess
Little Girl
Martha Arizona
Navajo Weaver
Man Of The Dineh
Tuba City Goat Tender
Hopi Women Shucking Corn