Las normas laborales por países

RTVE.

Coparativa de las normas laborales de España, Alemania, Francia, Italia, Austria, Reino Unido, Suecia y Estados Unidos.

Víctimas, 12 de febrero: César Pinilla Sanz y Patricia Llanillo Borbolla

Libertad Digital.



El lunes 12 de febrero de 1979, en torno a las 21:20 horas, la banda terrorista asesinaba al jefe de la Policía Municipal de Munguía (Vizcaya) CÉSAR PINILLA SANZ. Se dirigía vestido de uniforme a su domicilio en Bermeo, tras haber terminado su jornada laboral, cuando varios terroristas, que habían robado a punta de pistola un coche en Guecho, se le acercaron por la espalda y le dispararon un tiro en la nuca.
Al día siguiente, 13 de febrero, el Comando de Apoyo a ETA Andoni Campillo reivindicaba por medio de una llamada telefónica a diversos medios informativos de Bilbao el asesinato. En aquellos años, conocidos como "los años de plomo", junto a ETA militar y ETA político-militar, aparecieron otros grupos en la órbita etarra, como los Comandos Autónomos Anticapitalistas e Iraultza, además de células locales que tenían los mismos fines que ETA. Estos comandos eran una rama más de ETA, que nacieron impulsados por elementos separados o escindidos de las dos facciones oficiales y por miembros del movimiento asambleario.
El Comando o Comité de Apoyo a ETA Andoni Campillo nació en la comarca de Bermeo y Guernica por inciativa de un antiguo miembro de ETA. El primer atentado de este grupo fue el ametrallamiento de las dependencias de la Policía Municipal de Bermeo, el 3 de enero de 1979. Un mes más tarde asesinaron a César Pinilla Sanz.
En febrero de 1986 se desarticuló el comando Andoni Campillo en Vizcaya. Se detuvo a Francisco José Barlomé Francisco, 31 años, Juan Tomás Marguregui, 29 años, Ángel Ugarte Menaca, 36 años, José Luis Bengoa García, 26 años y Fernando Bengoa Garcia 32 años. Los primeros eran naturales y vecinos de Bermeo, mientras los hermanos Bengoa eran naturales de Guernica. Por su implicación en el asesinato de César fue condenado José Luis Bengoa García.
César Pinilla Sanz tenía 48 años y era guardia civil retirado. Estaba casado y tenía una hija. Nacido en Segovia, llevaba seis años en Munguía como jefe de la Policía Municipal. Fue enterrado en Gibraleón (Huelva) de donde era su mujer.
El 12 de febrero de 1983, en torno a las 21:30 horas, PATRICIA LLANILLO BORBOLLA es ametrallada en Tolosa. Era una noche muy concurrida por celebrarse en esos momentos los Carnavales de la localidad, como ocurrió 14 años después con Patxi Arratibel, mediador en el pago del rescate de Emiliano Revilla.
Patricia y su marido, José Luis Alonso Álvarez, fueron ametrallados en su coche poco después de las nueve de la noche en una calle del centro de Tolosa. Estaba a punto de celebrarse la Tamborrada del Carnaval y el matrimonio no se dio cuenta de que varios terroristas (dos o tres según el testimonio de José Luis) se habían colocado junto a la parte frontal del vehículo y el lateral izquierdo, el del asiento contiguo al conductor. Patricia fue alcanzada de lleno y murió en el acto, mientras que José Luis resultó herido grave con dos impactos en el tórax y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente.
El atentado contra José Luis y Patricia se debió, probablemente, a uno de esos "errores" que cometía la banda asesina de vez en cuando. José Luis era detective privado, especializado en investigaciones laborales, empleado de la agencia Detectives Ortiz a principios de enero, tras haber permanecido cuatro años en paro. Anteriormente, fue delegado de la firma farmaceútica Delagrange, trabajo que abandonó para fundar, junto con varios amigos, una empresa de litografía que fracasó económicamente. En los cuatro años que estuvo en el paro, José Luis Alonso desempeñó de forma esporádica algunos trabajos, como la venta de miniordenadores.
Como empleado de la agencia de detectives, llevaba dos días en Tolosa vigilando desde su vehículo y preparando un informe sobre lo que parecía ser un caso de absentismo laboral. Al parecer ETA le confundió con un miembro de las Fuerzas de Seguridad. Su mujer estaba con él en el coche pues había ido a hacerle compañía un rato tras tomar unos bocadillos en un bar. 
Sin embargo, y pese al supuesto error, ETA asumió la autoría del atentado, aunque propagó la idea de que el matrimonio colaboraba con la policía, quizá como forma de justificar la equivocación cometida. Incluso algunas personas extendieron la noche del sábado en Tolosa el rumor de que el herido era un guardia civil, "de los que torturan".
Un Pleno extraordinario del Ayuntamiento acordó suspender los actos oficiales previos a la fiesta, pero ésta se celebró por decisión de las sociedades populares. "A mí personalmente", dijo el alcalde, "me produce sonrojo y vergüenza que ahora estén sonando los tambores".
Uno de los supuestos asesinos de Patricia, José Miguel Bustinza Yurrebaso, alias Ivan, no pudo ser juzgado, pues murió en un enfrentamiento con la Guardia Civil en Bilbao en septiembre de 1997.

Patricia Llanillo Borbolla, de 32 años y ama de casa, era natural de Santander. Estaba embarazada,casada con José Luis Alonso, de 44 años. El matrimonio tenía dos hijos adolescentes, Patricia y Roger, de quince y catorce años respectivamente. José Luis y Patricia eran políticamente de izquierdas y votantes de Euskadiko Ezkerra.

El hecho y su planchista


El Azor tiene una historia extraordinaria. Desde allí pescaba el dictador Franco gigantescos atunes, con los que posaba como si fueran vedettes. Y era la crónica del inicio de su singladura lo que daba oficial comienzo a los largos veranos de cuando entonces. Muerto Franco el yate fue escenario de uno de los gestos más inteligentes del primer gobierno socialista, cuando su patrón Felipe González decidió embarcarse en él, impasible, para ventilarlo de malos espíritus. Cuando le preguntaron, González dijo que el Azor era patrimonio del Estado, con lo que lanzó un doble mensaje inequívoco: la continuidad del Estado y que él era ahora el Estado. Un mensaje de una notable profundidad política al que ni siquiera González fue luego siempre fiel. Cuando el yate ya estaba en dique seco ocurrió algo sensacional: un admirador se lo llevó al campo de Burgos para que ejerciera de reclamo de su restaurante. Yo lo vi allí una vez: era la España de Frascuelo, de María y de Dalí. El último avatar del yate lleva el nombre del artista Fernando Sánchez Castillo. Compró el Azor al de Burgos y ahora lo exhibe en el Matadero de Madrid. Pasado por una plancha de los desguaces. Cuando los atunes, el barco medía 47 metros de eslora y 10 de manga. Ahora es una chapa de 3 x 7 m2. La jíbara operación me parece sensacional, y a la altura de sus precedentes. Lo que ha hecho Sánchez Castillo con el barco es lo que hace la historia con los hechos. Planchar cien años en un párrafo.

Con todo el respeto, señor Presidente: eso no es cierto

Partido por la Libertad Individual.



Por mucho que el nuevo Ejecutivo del Partido Popular se haya esforzado en justificar la aprobación de una de las mayores subidas de impuestos de nuestra historia aduciendo que España no tenía otra alternativa después de descubrirse una desviación extraordinaria de 20.000 millones en el objetivo de déficit para 2011, nos vemos en la obligación de decir clara y rotundamente que eso no es cierto, que sí existían numerosas alternativas que no pasaban ni por esquilmar a los empresarios, trabajadores e inversores de este país ni por dificultar todavía más nuestras posibilidades de recuperación.
No es cierto que el déficit público deba atajarse simultáneamente subiendo nuestros impuestos a los niveles más altos de Europa y reduciendo gastos de una manera muy insuficiente: cabe la mucho más razonable alternativa de que el ajuste se efectúe exclusivamente por el lado del gasto. En los últimos diez años, los desembolsos de nuestras Administraciones Públicas han crecido en 200.000 millones de euros, alrededor de 2,5 veces el tamaño de nuestro déficit actual.
No es cierto que subir impuestos tenga los mismos efectos que reducir el gasto público: lo primero destruye la cada vez menor riqueza que se le permite generar al sector privado y que mantiene en pie a este país, mientras que lo segundo adelgaza a un Estado sobredimensionado e ineficiente que se encuentra al borde de la suspensión de pagos.
No es cierto que la ciudadanía deba hacerse corresponsable del imprescindible ajuste del déficit público: nuestras familias y nuestras empresas ya se han comportado de manera extremadamente austera durante estos últimos años, mientras que la Administración sigue gastando todavía hoy muy por encima de lo que lo hacía durante la borrachera de ingresos tributarios de la burbuja inmobiliaria.
No es cierto que recortar los gastos vaya a agravar la situación de nuestra economía: al contrario, más allá de los efectos más cortoplacistas sobre el PIB trimestral, sanear las cuentas públicas sin incrementar la tributación de un debilitado sector privado es condición indispensable para que volvamos a crear riqueza y empleo de manera sostenible.
No es cierto que la mayor parte de nuestro presupuesto sea intocable: es menester proceder a una restructuración completa del modelo de Estado, dando mucha más cabida a la iniciativa privada en todos aquellos servicios que hoy presta el sector público con cargo a unos excesivos impuestos y que, en realidad, no sería indispensable que proveyera.
En definitiva, Sr. Presidente, España no necesita impuestos más altos para financiar unas Administraciones Públicas a todas luces desproporcionadas, sino un Estado mucho más austero que se sufrague con unos impuestos notablemente más bajos para así favorecer la generación de riqueza por parte de un sector privado al que, hasta el momento, usted y su partido sólo han contribuido a asfixiar con los tipos impositivos sobre la renta más elevados de Europa.

Aquel año de un muerto cada 60 horas

Arcadi Espada (27.08.2000).



Ni se sabe cuántos muertos fueron. Las estadísticas se presentan con la aparatosa seguridad de costumbre, pero no resisten la investigación del detalle. El Ministerio del Interior anota 91 muertos a causa de la violencia etarra en 1980: pero enlos periódicos hay más muertos. La Asociación de Víctimas del Terrorismo da un centenar: pero incluye erróneamente en el detalle a algunos que mató la ultraderecha. Las páginas de EL PAÍS llevan 97 muertos a causa de ETA, incluyendo sus periferias Político-Militar y Comandos Autónomos: pero ningún periódico puede garantizar que haya dado noticia exacta de los muertos de aquel año.Contar muertos es un ejercicio siniestro y desmoralizador, pero tal vez se trata de evitar la última muerte de las muertes. Hay más: 25 personas, vascos la inmensa mayoría, murieron a manos de la ultraderecha, generalmente agrupada en el que fue llamado Batallón Vasco-Español. Y, finalmente, seis presuntos miembros de ETA cayeron en enfrentamientos con la policía. En total, 128 personas, a las que pueden sumarse los cinco asesinatos que cometió los GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre). Un muerto cada sesenta horas.

En 1980 sólo había dos cadenas de televisión en España. Ninguna autonómica y ninguna privada. Las tertulias radiofónicas -y el papel de la radio como generadora de opinión- eran desconocidos. Los periódicos no se publicaban los lunes (lo que dejaba muchos pequeños, remotos muertos colgados en el limbo del fin de semana). Es decir que el universo mediático era infinitamente mucho más reducido que ahora y su lente de aumento mucho menos capaz. Pero, a pesar de todo sorprende la parquedad tipográfica -y sorprende el léxico: "Nuevo asesinato político en el País Vasco", por ejemplo- con que los periódicos trataron, aquel año de 1980, muchos asesinatos de ETA. Hay muertos que se deslizan por el sumidero de un breve; detenciones masivas liquidadas en media columna; muertos, bien muertos, que enroscados con el muerto anterior o con el siguiente -hubo días de hasta tres atentados-, no pueden alcanzar ni siquiera el titular y aparecen por la escotilla lacerante de un ladillo. En aquellos años, un lugar común de la discusión académica sobre el periodismo era el tratamiento informativo que debía darse a los actos terroristas. Una parte de los opinantes, influidos por las especulaciones intelectuales de Guy Debord o Baudrillard, y por los fenómenos terroristas de la Baader-Meinhoff en Alemania y de las Brigadas Rojas en Italia, sostenía que el terrorismo era, esencialmente, un acto más del gran teatro informativo y que cuando el foco proyectado sobre él se apagara también se apagarían sus acciones. Es bien improbable que la aludida parquedad informativa respondiera a esa estrategia intelectual: más bien tuvo que ver en ello el alud de muerte -en el País Vasco parecía haber más terroristas que periodistas- y el efecto paralizante que tiene, para el periodismo, la repetición de los escenarios. En cualquier caso, la parquedad -paradójicamente desorbitada, a veces, por fotografías en blanco y negro que mostraban desesperadamente el horror y que hoy no se publicarían- no pareció limitar el alcance de la muerte.

1980, en efecto, fue un año de mucha muerte. ETA mató como nunca lo había hecho hasta entonces y como nunca lo ha hecho después. (Por poner dos ejemplos extremos de comparación: en 1979 mató a 76 personas y cinco en 1996). Pero fue un año de muerte sin nombre. ETA no mató nombres, ni siquiera galones, aunque secuestró a tres industriales, que le dieron más de 200 millones de la época. Suscomandos apenas salieron de Euskadi y cuando lo hicieron, en busca de generales -el general Esquivias o el general Criado- sólo supieron matar soldados, muchachos con ese destino. La letra pequeña de los periódicos está llena de comerciantes sorprendidos al bajar la persiana metálica de sus tiendas, de mecánicos que se presentan en la puerta del taller porque alguien ha voceado su nombre, de taxistas rematados al final de la carrera, en lo alto de un monte, de propietarios de bares que algo habrían dicho u oído, marmolistas, relojeros, gente de leva. La lista rezuma también venganza. Venganza a veces retardada respecto del franquismo, y sus humillaciones y sus crímenes, más o menos antiguos. Los periodistas solían añadir algunos comentarios a la hora de explicar estas muertes. "Era de ideas derechistas". O bien: "Fue acusado de ser confidente de la policía". O incluso: "Pese a carecer de trabajo, las víctimas llevaban una vida bastante holgada". Las fuentes de esos comentarios, cuando se citaban, eran siempre las mismas: "Círculos abertzales han declarado a este periódico que la víctima..." La voz de las víctimas no se escucha en absoluto, aunque haya decenas de cadáveres en esa fosa común. Sólo en un párrafo marginal, un día cualquiera, una viuda reta a los terroristas para que demuestren que su marido traficaba con drogas. El reto cuelga.

El otro gran grupo de muertos son guardias civiles y policías. En 1980 podían encontrar la muerte en los restaurantes, porque aún iban a comer allí de uniforme. Entraban dos y los ametrallaban y en todas las gacetillas, los testigos juraban que no habían podido ver nada. Si no era en las ciudades o los pueblos, la muerte acechaba en cualquier cándida -tal vez inexorable- exhibición, cuando los convoyes de la Guardia Civil desfilaban por las carreteras de Euskadi como si se tratara de la caravana de los Reyes Magos. En los márgenes de la carretera, jóvenes etarras empezaban a disparar sus ametralladoras y algunos morían -a pesar de sus chalecos antibalas- y en el aire flotaba un violento aroma a revolución en marcha y a pueblo en armas, un aroma que nunca ha tenido el tiro en la nuca.

Entre los muertos, claro está, los errores. El jubilado que compra un estanco al que tenía que morir en su lugar. El niño, José María Piris, por ejemplo, que juega con una bomba. O los gitanos, voluntariamente fuera del mundo, pero susceptibles de morir por la nación: tres gitanos destrozados por una bomba del Batallón Vasco-Español, tres si obviamos que uno de ellos era mujer y estaba embarazada de ocho meses y que el feto apareció fotografiado entre los otros cuerpos, cadáver ya sin haber nacido: o el que volvía de madrugada por una carretera de Hernani, tocado con boina, y quien sabe si fue la boina lo que tirotearon.

El 9 de marzo de 1980 hubo elecciones en Euskadi, las primeras al Parlamento autónomico, que ganaría el Partido Nacionalista Vasco. ETA mató hasta el 20 de febrero y reanudó las actividades el 18 de marzo. Ésa fue toda su tregua. El año de más muerte de su historia fue el mismo año en que Euskadi recuperaba de manera ejecutiva su capacidad de autogobierno. Y entre los muertos, como veinte años después, también los políticos y con el mismo especial interés "por los representantes de la opresión española". Los "opresores" eran entonces miembros de la Unión del Centro Democrático (UCD), como Ramon Baglietto, José Ignacio Ustarán, Jaime Arrese o Juan Duval. El día que mataron a Baglietto, el secretario general de UCD en Guipúzcoa era Jaime Mayor Oreja, hoy ministro del Interior. Sobre el cadáver de su compañero, Mayor decía: "Hasta los que creemos en la democracia estamos llegando a pensar que esta situación no puede ser mantenida. Somos impotentes ante la sensación de que nos están cazando como conejos". Las declaraciones de los políticos viajan mal con el tiempo y no se debe abusar del sentido que deparen tras el viaje. Pero es indiscutible que contribuyeron a determinar la realidad del momento en que se pronunciaron. "La solución al terrorismo está en que mueran más terroristas que guardias", decía Fraga. "Repruebo la muerte de Ustarán , a título personal, aunque estoy absolutamente disconforme con la errónea política de UCD en Euskadi", decía Juan María Bandrés, dirigente de Euskadiko Ezkerra. "Cualquier persona que no condene el terrorismo es terrorista", decía José Ángel Cuerda, miembro del PNV y entonces alcalde de Vitoria.

Los crímenes de ETA tuvieron la criminal respuesta del terrorismo de retórica ultraderechista. Si 1980 fue el año crucial del terrorismo etarra, así sucedió también con el terrorismo de extrema derecha que mató en un año todo lo que el GAL hizo nunca. Ese terrorismo tuvo episodios tan singulares como el ametrallamiento del bar Hendaya y el posterior y apresurado paso por la frontera de los asesinos, un hecho que provocó una crisis política entre España y Francia.

1980, después de veinte años, ofrece un terrible y extraño panorama. Hasta tal punto extraño que cabe pensar que lo tragamos sin quererlo notar demasiado. En cualquier caso, ante su evidencia, y ante los también terribles dos años que lo precedieron se impone una certeza incómoda: la transición española -ejemplar en tantos de sus movimientos- no comportó una nueva guerra civil, pero seguramente está lejos de poder considerarse, como quiere el mito, una transición pacífica. Demasiados muertos, demasiados heridos, y demasiado presente la violencia etarra en el diseño general de las políticas de los gobernantes y en su psicología.

Si la pregunta es cómo la sociedad española sobrevivió al año de 1980, la respuesta es estricta: agazapada. 133 asesinatos dieron como únicas respuestas populares de cierta importancia la movilización de 30.000 personas en Pamplona y 15.000 en San Sebastián. El agazapamiento fue una de las constantes de la transición. Hay quien dice que una de sus mayores ventajas prácticas. Veinte años después, la muerte -atenuada- continúa. Pero ni el dolor ni la ira se tramitan ya a cal y canto.

Diseño y cálculo de uniones en estructuras de madera


Maderia. Sociedad Española de la Madera ha publicado el Documento de aplicación al Código Técnico de la Edificación Diseño y cálculo de uniones en estructuras de madera“. Este nuevo documento, bajo el amparo del proyecto “Maderia. Construcción”, viene a cubrir una gran laguna técnica sobre la construcción con madera.

Según palabras del autor, D. Francisco Arriaga, “el objetivo principal de la publicación es servir de ayuda al proyectista en la elección y cálculo de las uniones”. D. Francisco Arriaga es catedrático de Cálculo de Estructuras en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid. Han participado también en la redacción del documento D. Guillermo Iñiguez, D. Miguel Esteban, D. Ramón Argüelles y D. José Luis Fernández-Cabo, todos ellos profesores de la Universidad Politécnica de Madrid y especializados en la construcción con madera.
El documento de aplicación “Diseño y cálculo de uniones en estructuras de madera“incorpora dos elementos fundamentales en la labor del proyectista: la selección del diseño más adecuado y la comprobación del mismo. Para ello en el documento existe una primera parte en la que se efectúa el análisis de varios ejemplos de uniones y una segunda  en la que se describen los diferentes medios de unión habituales como son las uniones carpinteras o tradicionales, y las mecánicas (clavijas y conectores). En las uniones carpinteras se incluyen criterios para el diseño y cálculo ya que, según comenta el autor, “en la normativa son muy escasas las referencias a estos sistemas de unión. En las uniones carpinteras, sin embargo, la publicación aporta la información que normalmente no es fácil de conseguir en las normas o a través de los suministradores (calidades, dimensiones, y modos habituales) pensando en que el cálculo ya se recoge en las normas”. Finalmente la obra  incluye una parte dedicada al cálculo en situación de incendio que contempla numerosos ejemplos que permitirán al lector entender mejor cuál es el procedimiento para la comprobación de las uniones en madera ante el fuego. En los ejemplos se resumen todo el proceso de cálculo llegando hasta los detalles. Además, contiene información sobre la protección de los herrajes y las particularidades del acero inoxidable.
Con esta publicación MaderiaSociedad Española de la Madera, edita el primero de una, esperada, larga serie de documentos técnicos que pretenden acercar al prescriptor la mejor y más segura forma de cumplir con los requisitos prestacionales del Código Técnico de la Edificación, contribuyendo de esta manera al aseguramiento de las mejores prácticas constructivas con madera y a un eficiente y sostenible uso de los productos técnicos de la madera para la construcción. En esta edición colaboran también el Instituto Eduardo Torroja de Ciencias de la Construcción. CSIC, el Gobierno Vasco, la Mesa Intersectorial de la Madera de Euskadi, así como las empresas del Grupo Holtza, Termochip, Rothoblaas, Tyvek y Protevi.
El documento técnico se puede descargar gratuitamente en la sección de documentos de la pestaña de "M. Construcción" o en la de "Aulamadera", para ello hay que estar registrado.

LEY 12/2007, de 26 de noviembre, para la promoción de la igualdad de género en Andalucía

Artículo 50.2:
"Asimismo, los poderes públicos de Andalucía, en coordinación y colaboración con las entidades locales en el territorio andaluz, tendrán en cuenta la perspectiva de género en el diseño de las ciudades, en las políticas urbanas, y en la definición y ejecución de los planeamientos urbanísticos."

Fuente: Arturo Pérez-Reverte.