La España eterna

Santi González.



En lo sustancial, España sigue siendo la de aquel diputado granadino y varias veces ministro Natalio Rivas, a quien, en un mitin electoral en Órgiva, le gritó un paisano: “Don Natalio, colócanos a tós”. Los conseguidores de la España actual no traían puestos de trabajo para sus paisanos, sino aeropuertos, Universidades y palacios de Congresos, en una materialización de una célebre sentencia de Jrushov, que antaño se escribía Kruchev: “Los políticos construyen puentes aunque no haya río”.
Hoy es noticia el aeropuerto de Huesca, inaugurado en 2007, ha registrado once pasajeros en los últimos dos meses, 21 en el último medio año, todos ellos en vuelos particulares. Su último empleo alternativo fue albergar una escuela china de pilotos durante unos meses.
Ésta es una cuestión transversal que atraviesa partidos y autonomías: Ahí está el aeropuerto de Castellón con su coloso al frente, la gigantesca estatua que Fabra, el de las gafas de sol, un sátrapa incruento, ha hecho erigir de su efigie alegórica, como Sadam Husein. Un año después de su patética inauguración, el aeropuerto de Castellón es un espacio privilegiado para que los conejos practiquen patinaje sobre ruedas.
En 2010 se inauguró la obra magna de ese Natalio Rivas de nuestro tiempo que fue José Luis Rodríguez Zapatero: un aeropuerto en su pueblo, que iba a tener un millón de usuarios al año y a él le permitiría ir y venir a los asuntos de la corte cuando dejara la Presidencia. Entre los cuatro aeropuertos de Castilla y León (Burgos, León, Valladolid y Salamanca) alcanzaron la mitad de esa cifra, concretamente el de León, 85.000. Ahí están los de Ciudad Real y  Badajoz; el de Logroño, con sus 48 pasajeros en todo el año 2011. El absurdo nuevo aeropuerto de Lavacolla, magna obra del faraón Blanco, construido justo al lado del antiguo. Entre una torre y otra no debe de haber más de 400 metros de distancia.
Económicamente es de una irracionalidad difícilmente superable, aunque tal vez sea un elemento más del proceso de paz que con tanto ahínco se trabajó José Luis: pistas de aterrizaje para la izquierda abertzale.

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La verdad sobre los salarios de mujeres y hombres

Domingo Soriano.



El pasado 8 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer. Una jornada que debería servir (si es que tienen alguna utilidad estas celebraciones) para fijar la atención sobre la situación de las mujeres en lugares como Irán o Arabia Saudí, donde se les trata como a ciudadanos de segunda, está marcada en España por la reivindicación acerca de la brecha salarial, es decir, la absurda creencia de que las trabajadoras cobran menos que sus compañeros por hacer el mismo trabajo.
"La brecha salarial existente en España es una lacra contra la que hay que luchar los 365 días del año", declaró Juan Manuel Moreno, secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad. "Las mujeres españolas ganan menos que los hombres a lo largo de toda su vida, con independencia de su formación. Peor aún, cuanto más alto es su nivel de estudios, mayor es su discriminación salarial". "Las mujeres necesitan trabajar 54 días más que los hombres para cobrar lo mismo". "Las mujeres cobran un 22% menos que los hombres pese a tener mejores calificaciones". "Las mujeres cobran un 16% menos que los hombres por el mismo trabajo". Todas estas frases han aparecido en la prensa española en los últimos dos años, especialmente en fechas señaladas como el 8 de marzo. En todas se desliza una idea que se ha convertido en el dogma que rige la política de igualdad en nuestro país:
Las mujeres están discriminadas y la mejor prueba es que ganan menos que los hombres por hacer el mismo trabajo.
Todos los partidos políticos sin excepción (desde ERC hasta el PP, pasando por el PSOE y UPyD) emitieron comunicados el pasado jueves denunciando esta injusticia y prometieron seguir luchando para acabar con tan inaceptable discriminación. Posiblemente no exista ningún otro tema en el que sea posible encontrar una unanimidad semejante entre las formaciones españolas, unanimidad que se refleja también en los medios de comunicación.


Sin embargo, la afirmación de que las mujeres ganan menos por hacer el mismo trabajo es un absurdo económico que nadie con unos mínimos conocimientos debería mantener. No tiene la menor lógica. Los empresarios tienen como principal objetivo ganar dinero y mantener viva su empresa; por lo tanto, si existe un colectivo que hace exactamente el mismo trabajo a cambio de un salario menor, sólo contratarán a miembros de ese colectivo, ya sean mujeres, inmigrantes, jóvenes o lo que sean, porque de esta manera aumentarán sus beneficios. Es más, incluso si un empresario se resiste a hacerlo por prejuicios... se verá obligado a cambiar de actitud, so pena de caer bajo la presión de la competencia, que podrá explotar esta ventaja contratando a los trabajadores que él rechace.


Los políticos (y en esto también hay pocas diferencias a derecha e izquierda) nos presentan a los empresarios como seres sin escrúpulos, avariciosos y deseosos de explotar la menor oportunidad para aumentar sus beneficios. Sin embargo, cuando se habla de sueldos de hombres y mujeres, estos miserables capitalistas se convierten en estúpidos, capaces de no contratar a una mujer sólo por sus prejuicios machistas, incluso aunque esto perjudique a su cuenta de pérdidas y ganancias.


En realidad, frases como las que encabezan este artículo son tremendamente insultantes, tanto para los empresarios (entre los que hay hombres y mujeres, no lo olvidemos) como para las mujeres, a las que se pinta como incapaces de mejorar su propia situación por sí mismas (por ejemplo, cambiando de trabajo si sienten que pueden pedir más sueldo por sus servicios). Además, casi nunca se señala a una compañía en concreto o una situación de supuesta desigualdad real. De hecho, en 2009 el Ministerio de Igualdad de Bibiana Aído realizó 46.239 inspecciones en 241 empresas para comprobar si los trabajadores españoles sufrían algún tipo de discriminación. Pues bien, sólo encontró 590 supuestos casos (un 1,28%), y en 245 la discriminación la padecían... ¡hombres!


En realidad, este resultado es lógico. Como decíamos antes, ni las mujeres son tan tontas como para aceptar cobrar menos que un hombre por el mismo empleo sin buscar otra empresa que les pague lo que se merecen, ni sus jefes son tan estúpidos como para no darse cuenta de que, al comportarse así, perderían a sus mejores empleadas a manos de sus competidores. Pero la realidad, por muy machacona que sea, no es un impedimento para quienes año tras año repiten las mismas falsedades.


La razón para este empecinamiento es doble y fácil de comprender. Por un lado está la corrección política que nos invade: una vez que uno de estos mensajes facilotes aunque falsos ha calado en la opinión pública es muy difícil que nadie se arriesgue rebatirlos, puesto que inmediatamente sería tachado de machista y retrógrado (sólo unas pocas mujeres han sido capaces de elevarse sobre el ruido que nos rodea y denunciar este hecho). Además, políticamente es muy jugoso aprobar una norma que, sólo aparentemente, favorece a la mitad del electorado. En segundo lugar, para comprender el éxito y la supervivencia de estos prejuicios, no hay que olvidar los incentivos que se van creando según se desarrolla un programa político. En España, el Estado, todas las autonomías, los principales ayuntamientos e incluso muchas empresas tienen institutos de la mujer, observatorios de igualdad, oficinas de no discriminación, ONG a las que subvencionan para que defiendan estos fines, etc. Si un día se generalizase la idea de que no existe tal discriminación, toda esa gente se quedaría sin trabajo. Nunca he creído que estos organismos mientan a propósito, pero los incentivos son perversos: si tu sueldo depende de creer que algo es cierto, lo más probable es que acabes creyéndotelo. ¿Alguien se imagina un informe del Instituto de la Mujer diciendo que ya no existe brecha salarial y, por lo tanto, hay que cerrar el Instituto de la Mujer?


La realidad


¿Cuál es la realidad que se esconde tras esa diferencia salarial entre hombres y mujeres? En primer lugar, lo que dice el INE en su última Encuesta Anual de Estructura Salarial es esto:
El salario medio anual femenino representó el 78% del masculino. Esta diferencia se reduce si se consideran situaciones similares respecto a variables como ocupación, tipo de jornada o contrato, entre otras.
Esto quiere decir que las mujeres cobran de media un 22% menos que los hombres. A ese dato es al que se agarran todos los titulares que hemos leído en los últimos días. Pero esto no quiere decir que las mujeres cobren menos por hacer lo mismo, y desde luego no demuestra discriminación alguna. Es una pura media estadística. Lo que hay que hacer es analizar los datos y ver si con el comportamiento de ambos sexos en el mercado laboral puede extraerse una explicación. El propio INE ya apunta en esa dirección cuando dice que la diferencia se reduce si se consideran "situaciones similares" respecto a otras variables.


Lo primero que a cualquiera se le ocurre es que una de las explicaciones puede ser histórica. El mercado laboral español no se formó ayer, sino que se ha ido moldeando a lo largo de los años. Los sueldos más altos y los cargos directivos los ocupan personas que comenzaron su carrera profesional en las décadas de los 60 y 70. En aquellos años, el número de hombres que iba a la universidad era muy superior al de mujeres. Es más, incluso entre las más avanzadas estudiantes de la época era muy común dejar aparcada del todo la carrera profesional cuando llegaban los hijos.


Ésta es la principal razón de la falta de mujeres en los puestos directivos de las empresas (el famoso "techo de cristal"). En muchas ocasiones se dice: "Ya hay más licenciadas que licenciados y sin embargo la presencia femenina en los consejos de administración de las compañías del Ibex no llega al 11%". Ambas cosas son ciertas, pero mezclarlas no tiene sentido. La edad media en esos consejos de administración es de 59 años; estas personas comenzaron sus estudios universitarios a finales de la década de los 60 y luego fueron creciendo profesionalmente hasta llegar al puesto que hoy ocupan. No tiene lógica comparar el número de licenciados en 2005 con un consejo formado por personas que obtuvieron su título en 1970.


De hecho, esta brecha histórica se refleja incluso en la administración pública. Un buen ejemplo sería la carrera judicial (ver página 14 de La Justicia: dato a dato del CGPJ). Desde hace años, las mujeres arrasan a los hombres en las oposiciones judiciales. Sin embargo, los salarios medios de los jueces masculinos siguen siendo más elevados que los de sus colegas femeninas. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla: ellos llevan mucho más tiempo en su puesto y han ascendido más en el escalafón. Así, entre los jueces de más de 60 años hay 306 hombres y sólo 31 mujeres; pero en la horquilla 31-40 años hay 936 juezas por sólo 481 jueces. Si alguien mira los salarios de estos profesionales o la presencia de los dos sexos en altos organismos como el Tribunal Supremo o el Tribunal Constitucional, podría sacar la apresurada conclusión de que se discrimina a la mujer. No es cierto: simplemente, a las juezas que han ido incorporándose a la carrera en los últimos 20 años no les ha dado tiempo todavía a desplazar a sus colegas de más edad.


La segunda razón por la que los hombres ganan, de media, algo más que las mujeres tiene que ver con el comportamiento de unos y otras en el mercado laboral. Para explicar este hecho, lo mejor es acudir a las estadísticas de EEUU, país en el que la mujer lleva mucho más tiempo en el mercado laboral y donde los estudios están mucho más desarrollados.


Según un informe del Censo norteamericano, las mujeres solteras de entre 22 y 30 años ganan un 8% más que los hombres solteros de la misma edad. Al mismo tiempo, un estudio del año 2005 mostraba que también las mujeres solteras de entre 35 y 43 años ganaban algo más que sus colegas masculinos. Esto parece echar por tierra cualquier acusación de machismo. Si los empresarios odian a las mujeres trabajadoras, ¿por qué no se ceban también con las solteras jóvenes? ¿Es el suyo un machismo selectivo?


Si se unen todos los datos es fácil darse cuenta de cuál es la verdadera razón de la brecha salarial: cuando se casan y tienen hijos, mujeres y hombres se comportan de forma diferente. Así, ellas interrumpen su carrera durante largos períodos de tiempo con más frecuencia que los hombres, y no sólo por la baja maternal tras el embarazo. También es más común que pidan reducciones de jornada.
  • Según una encuesta publicada por El País el pasado 8 de marzo, a la pregunta de si aceptarían un puesto de más responsabilidad y más sueldo a cambio de más horas de trabajo, un 67% de los hombres decía que sí, por sólo un 58% de las mujeres.
     
  • Un estudio muy interesante es el de Marianne Bertrand sobre quienes han obtenido un MBA en la Booth School of Business de Chicago. Todos ellos estaban destinados a alcanzar puestos directivos, por eso pagaron mucho dinero por cursar esos estudios. Sin embargo, las conclusiones son reveladoras: diez años después de la graduación, el 16% de las mujeres no trabajaba (normalmente, porque han preferido quedarse en casa con sus hijos), por sólo un 1% de los hombres; el 92% de los varones trabajaba a tiempo completo, cifra 30 puntos superior a la de las mujeres (62%); en cuanto a tiempo de trabajo, que en el primer año era casi idéntico en hombres y mujeres, a los diez años arrojaba una diferencia sustancial en favor de los primeros: 56,7 horas semanales frente a 49,3. Por lo demás, Bertrand advierte que los MBA masculinos tienden a escoger especialidades que exigen más tiempo de trabajo pero que también aportan más sueldo (como las finanzas), mientras ellas eligen más a menudo otras menos remuneradas (como el marketing).
     
  • En España, como veíamos antes en el ejemplo de la carrera judicial, las mujeres están asaltando la función pública. De los 134 nuevos jueces de 2011, 99 eran mujeres. Lo mismo pasa en casi todas las oposiciones: desde 2007 hay más funcionarias que funcionarios en España, y esa proporción irá creciendo según se jubilen los más veteranos, que son mayoritariamente hombres. Esto concuerda con el estudio de Bertrand. La administración paga menos de media que el sector privado, pero también exige menos dedicación horaria y permite compaginar mejor la vida laboral con la familiar.
Podemos concluir que los llamativos titulares sobre la discriminación salarial son producto de la exageración o la falta de análisis. La verdadera razón de la diferencia en los sueldos de hombres y mujeres tiene que ver con la duración de su vida laboral y la manera en que unos y otros encaran ésta. Es una cuestión de coste de oportunidad: a partir de determinado momento de su vida, ellas valoran más su tiempo libre y su familia que un ascenso; a ellos les cuesta más dar un paso atrás en su profesión. ¿Por qué? Cada uno tendrá una respuesta. Ésta es una pregunta para un sociólogo, no para un economista.


Forzar los datos para mantener a toda costa el discurso sobre la discriminación salarial no traerá nada bueno. Como decíamos antes, supone un insulto para la mujer y para los empresarios (aún más para las empresarias); genera tensión en la sociedad: ellas se sienten apartadas y ellos piensan que pueden perder un empleo por culpa de la paridad; provoca que cuando una mujer llegue a un puesto de responsabilidad muchos duden de si es por su valía o por las cuotas, y el trabajo que miles de trabajadoras han hecho en las últimas décadas para demostrar su capacidad se pone en entredicho. Eso sí, el próximo 8 de marzo, todos los partidos volverán a unirse: sólo ese día se ponen de acuerdo en algo. Es una pena que sea para solucionar un problema que no existe.

Por qué Suiza es el país más competitivo del mundo

Xavier Sala i Martín.

Suiza ha votado hoy multitud de referendums.
Entre las decisiones adoptadas POR LA MAYORÍA DE CIUDADANOS ESTÁ el NO aumentar las vacaciones pagadas obligatorias de 4 a 6 semanas. Las dos terceras partes de los ciudadanos suizos (la mayoría de ellos, trabajadores) han decidido que eso era demasiado costoso (se estima que unos 6.520 millones de francos suizos unos 5.000 millones de euros, en una población de apenas 7 millones de habitantes). Todos los cantones han rechazado mayoritariamente esa propuesta. Es decir, los suizos han entendido que aumentar los costes laborales con más vacaciones pagadas acabaría perdjudicando a la economía y, al final, a los propios trabajadores. Con esta decisión, los suizos han demostrado tener una cultura del trabajo y el esfuerzo y un grado de responsabilidad sencillamente impensable en otras latitudes. Y que conste que no se trata de un empresario malo que explota a los trabajadores buenos. Son los propios trabajadores que han votado no obligar a los empresarios a darles más vacaciones pagadas.
Por cierto, no sé si tiene relación o no, pero en otro referéndum, esta vez en el cantón de Ginebra, sede de las Naciones Unidas en Europa y sede frecuente de manifestaciones de todo tipo, los votantes también han decidido regular el comportamiento de los manifestantes e imponer multas de hasta 100.000 francos suizos (unos 80.000 euros) a los que hagan manifestaciones sin permiso o a los que no se comporten de acuerdo con las normas de manifestación pacífica (por ejemplo, a los que corten el tráfico sin permiso). Antes de que los demagogos de turno me acusen de intentar limitar el derecho de huelga de los trabajadores, recordar que en el referéndum suizo han votado mayoritariamente trabajadores y que nadie ha cuestionado el derecho de huelga. Simplemente  los suizos han decidido que las manifestaciones y los manifestantes también tienen que es cumplir las leyes y no pueden perjudicar a inocentes para reivindicar lo que sea que reivindican cuando hacen uso de su legítimo derecho a la huelga.
Suiza es uno de los países más ricos y competitivos del mundo. Las decisiones tomadas hoy pueden ayudarnos a entender por qué.

Víctimas, 14 de marzo: José Antonio Álvarez Díez y Ángel Jesús Mota Castillo

Libertad Digital.



Pasadas las once de la noche del 14 de marzo de 1986, el inspector del Cuerpo Superior de Policía JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ DÍEZ resultaba muerto en San Sebastián en el transcurso de un tiroteo con tres miembros de un grupo de terroristas. Uno de ellos, que llevaba identificación falsa, falleció también en el intercambio de disparos.
José Antonio se hallaba en compañía de otro policía en un coche camuflado siguiendo las evoluciones de tres personas -entre ellas una mujer- dentro de un Citröen Visa que estaba aparcado en el paseo de Miraconcha. La víctima se acercó al turismo para pedir la identificación de los sospechosos cuando recibió dos disparos a bocajarro, uno de los cuales le atravesó el corazón y provocó su muerte instantánea.
Su compañero repelió la agresión con su arma reglamentaria y alcanzó al terrorista Ángel María Galarraga Mendizábal, alias Pototo, con varios disparos que le ocasionaron la muerte. Los otros dos terroristas huyeron a pie y llegaron hasta la playa de La Concha, donde se les perdió el rastro.
Galarraga Mendizábal tenía un largo historial criminal dentro de la banda terrorista, además de pertenecer a una saga familiar de terroristas. Combatió con la guerrilla salvadoreña a principios de los ochenta y era hermano de Juan Manuel Galarraga Mendizábal, alias Zaldivi, acusado de ser el principal responsable del atentado de la calle Correo de Madrid en septiembre de 1974 (Cafetería Rolando). Una hija de este último, Saroia Galarraga, fue detenida en Francia en 2001 junto al etarra Juan Antonio Olarra Guridi. Días después su prima Hodei Galarraga Irastorza moría en Bilbao al explotarle la bomba que transportaba en un vehículo. Un hermano de Saroia, Haritza, está también implicado en actividades de Segi. Ángel María Galarraga fue enterrado el 16 de abril en Zaldivia, donde fue homenajeado por simpatizantes de la banda. Además, el Ayuntamiento corrió con todos los gastos del sepelio.
En el interior del coche de los terroristas, que había sido robado con anterioridad a un veterinario de la localidad guipuzcoana de Azcoitia, fueron encontrados 12 kilos de Goma-2. El explosivo estaba colocado en el interior de dos ollas metálicas, en las que los terroristas habían introducido 20 kilos de tornillos de grueso calibre, a modo de metralla. El artefacto, preparado para explotar, iba a ser utilizado al paso de un vehículo policial que haría su ronda habitual por el paseo marítimo.
En 1989 la Audiencia Nacional condenó a 44 años por este atentado a Ignacio Erro Zazu, alias Pelos, y Estanislao Echaburu Solabarrieta, alias Iván. Ignacio Erro Zazu fue detenido en 1987 en una operación en Pasajes de San Pedro en la que, durante el enfrentamiento con la policía, murió la etarra Lucía Urigoitia Ajuria. Además de por el asesinato de José Antonio Álvarez Díez, ha sido juzgado y condenado a varios cientos de años por varios asesinatos más. Por otra parte, es uno de los 47 etarras que redimió condena por estudiar carreras en la UPV sin tener los requisitos mínimos de acceso a la universidad, escándalo que llevó a la Fiscalía General del Estado a investigar el asunto en el año 2005.
José Antonio Álvarez Díez, de 27 años, estaba casado con Gabriela García (22 años) y tenían un hijo. Era natural de Tremor de Arriba (León). Había ingresado en el Cuerpo Superior de Policía cinco años antes de su asesinato. Ejerció su corta carrera en San Sebastián.
El 14 de marzo de 1990 fallece el funcionario de prisiones ÁNGEL JESÚS MOTA IGLESIAS, al no poder salir del coma provocado por las graves heridas en cráneo y cuello sufridas en el atentado del día anterior en San Sebastián.
A las ocho menos cuarto de la noche del 13 de marzo Ángel recibió un tiro en la cabeza en presencia de su mujer y su hijo de cinco meses, al que llevaba en brazos. El atentado se produjo en la calle Matía, en el momento en que su esposa estaba bajando la persiana de la tienda de fotografía propiedad de la familia de ésta y él se dirigía al vehículo familiar con el bebé en brazos. Un etarra se le acercó y le disparó a bocajarro en la cabeza. El niño fue recogido del suelo por una mujer testigo de los hechos, que vio que el pistolero de ETA huía en una moto que conducía otro terrorista.
A última hora de la noche, y tras ser operado en el hospital de la Cruz Roja, a escasos metros de donde tuvo lugar este atentado, su estado clínico fue calificado de suma gravedad, presentando orificio de entrada y salida, pérdida de masa encefálica y afectación del hueso temporal. Ángel quedó en coma profundo y falleció al día siguiente.
ETA había comunicado recientemente, a través del diario Egin, que los funcionarios de Interior y Justicia eran objetivo prioritario de la banda asesina. Tras el asesinato de Ángel, la banda asesina aprovechó el comunicado de reivindicación para reiterar su amenaza a todos los funcionarios de Justicia e Interior, a los que convierte en "objetivo militar" por colaborar "a distintos niveles en la política represiva contra los presos políticos vascos". En varios centros penitenciarios el asesinato de Ángel provocó la celebración de multitud de manifestaciones, concentraciones y huelgas de protesta por las condiciones de inseguridad en las que tenían que llevar a cabo su trabajo y contra la política antiterrorista  del Gobierno del PSOE.
El asesino, que no dudó en meterle un tiro a Ángel mientras tenía a su bebé de cinco meses en brazos, fue detenido en 1992. Se trataba de Francisco Javier Balerdi Ibarguren que, en ese momento, trabajaba como empleado contratado en el seno del grupo municipal de Herri Batasuna en el Ayuntamiento de San Sebastián. Fue condenado en 1994 a 30 años de reclusión mayor por el asesinato de Ángel. Juan Ignacio Ormaechea Antepara, el etarra con el que cometió el atentado, había fallecido en agosto de 1991 en un enfrentamiento con la Guardia Civil.
Francisco Javier Balerdi Ibarguren tenía 24 años cuando fue detenido. Según fuentes de la lucha antiterrorista actuaba como un liberado y mantenía su vida y su actividad normal como militante y empleado de HB. Desde 1989, y tras ser captado por el etarra Rubén Egaña, Balerdi participó en cinco asesinatos junto a Ormaechea, entre ellos el ametrallamiento el 2 de enero de 1991 del coche del gobernador militar de Guipúzcoa, coronel García Lozano. Balerdi recibía la pistola o la metralleta de Ormaechea y se la devolvía al terminar cada atentado. A continuación, regresaba a su trabajo en el Ayuntamiento de San Sebastián como si tal cosa.
Ángel Jesús Mota Castillo, de 31 años de edad, era natural de Zamora, aunque vivía en el País Vasco desde 1960. Estaba casado y tenía dos hijos de corta edad. Trabajaba en la prisión de Martutene desde once años antes de su asesinato. En Martutene hacía funciones administrativas, como el reparto de la paga a los reclusos y la entrega de las nóminas a los compañeros.

El continuo aumento de los precios

Osmar Laffita Rojas.

LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -Una muestra de hasta donde se ha  contraído el bolsillo de la mayoría de los cubanos, se aprecia en el hecho de que el gobierno se vio obligado rebajar los altos precios de los insumos agrícolas para aquellos que recibieron tierras en usufructos y no habían podido ponerlas en explotación. Una medida similar tomó el 20 de diciembre, con la rebaja de 122 productos que se venden en los establecimientos de materiales de construcción.
Pero el asunto de los altos precios cobra mayor dramatismo en el sector alimentario.  En el año que terminó, muchos de los mercados agropecuarios estatales permanecieron prácticamente desabastecidos. Estos establecimientos son los frecuentados por los cubanos que devengan un promedio de 22 dólares mensuales. Con tales ingresos tienen que pagar el arroz, a 0.14 centavos de dólar la libra; los frijoles, a 0.32 dólar la libra; la carne de cerdo, a 0.84 dólar la libra; la malanga, a 0.10 dólar la libra; y la yuca, a 0.06 dólar.
Sin embargo, esos mismos productos se pueden comprar, con más variedad y calidad, a los 14 454 carretilleros, vendedores ambulantes de productos del agro, y en los mercados agropecuarios de oferta y demanda, con la excepción del arroz, que el Estado vende liberado, a 0.20 centavos de dólar la libra.
El que quiera hacer un potaje de frijoles colorados, tiene que pagarlos a 0.60 dólar la libra. Si quiere deleitarse con un  potaje de frijoles negros, o una fabada de judías, tiene que pagar la libra a 0.72 dólar.
Comer vegetales en La Habana es hoy un lujo. Una libra de tomates de ensalada cuesta 0.20 dólar,  la de remolacha o zanahoria, cuesta 0.40 dólar.
La situación se torna grave para aquellos que quieran comer carne de cerdo. La no procesada y los recortes, están a dólar la libra. El lomo y la costilla, está a 1.20 dólar la libra. El filete hay que pagarlo a 1.60 dólar la libra. Como se comprenderá, no muchos pueden darse esos lujos con salarios que, por lo general, no sobrepasan los 15 o 20 dólares mensuales.
El estado no logra detener la subida de los precios de los productos agropecuarios porque la agricultura continúa atrapada en los incumplimientos, la ineficiencia y la desorganización. Además, es afectada por la corrupción general que incluye a los propios funcionarios de las empresas del gobierno.
Por otro lado, las Tiendas de Recuperación de Divisas, desde su surgimiento, suben continuamente los precios de todos los alimentos, haciéndolos cada vez más inasequibles. A esto hay que sumarle los 5,10 o 15 centavos de dólar, que le agregan a los precios los empleados de las tiendas, para provecho propio.
Ante todo esto la indefensión del cliente es total. Nadie sabe adónde dirigirse para protestar, o para reclamar que se le ponga coto a esta loca política de constante aumento de precios, mientras los salarios no crecen.

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