Lecturas 30.03.2013

Continente salvaje: Europa después de la Segunda Guerra Mundial, por Keith Lowe.

En la ilustrada Francia, “se crearon prisiones clandestinas donde sometían a los sospechosos de colaboracionismo a diversas formas de sadismo, entre ellas la mutilación, la violación, la prostitución forzosa y todo tipo de torturas imaginables”.

Chipre: Jugando con fuego, por Tano Santos.

Y hay un segundo punto. Como ya comenté en un artículo de hace ya tiempo, se siguen destruyendo los fundamentos contractuales de la Eurozona. Si hay que hacer una quita de los depósitos para despalancar un banco ¿por qué no se hace como contempla la ley? Los ciudadanos chipriotas con depósitos por debajo de los 100,000 euros dormían con la confianza de que en el orden de prelación tenían una protección mayor que el componente de aquellos depósitos que excediesen el mínimo garantizado. Se deshace una vez más la estructura de subordinación como ya se hizo con la quita griega donde el BCE aceptó aquel vergonzoso canje para evitar asumir pérdida alguna, o como se hizo en el caso irlandés con la famosa ley de estabilización. Estas practicas no permiten tener fe en la estructura contractual de la Eurozona y hace más difícil el flujo de capital privado y la estabilización de esta crisis, aun por terminar.

No es ideología, es ignorancia (II), por Nada es Gratis.

Decir que nuestro problema es la deuda privada, no la pública, que la consolidación fiscal no es necesaria y que solo es una excusa para recortar derechos a la ciudadanía… no es ideología es ignorancia. La ratio deuda pública-PIB será de alrededor del 90% del PIB al final de este año. Muy probablemente, cuando salgamos de este lío estará por encima del 100% y, dado que el potencial de crecimiento económico no parece muy alentador, por las perspectivas demográficas y las dudas sobre la evolución de de la productividad, la dinámica de la deuda impondrá restricciones considerables sobre la política fiscal. Por ejemplo, y esto es simple aritmética, para estabilizar dicha ratio en el 100%, con una tasa de crecimiento del 2% y unos tipos de interés reales bajos, digamos del 1% (ambos supuestos bastante favorables con las perspectivas actuales), solo podríamos permitirnos un déficit primario (ingresos menos gastos, excluyendo los intereses de la deuda) del 1% del PIB. Y, partiendo del 100%, digamos en 2015, si se deseara rebajar dicha tasa de endeudamiento al 60% en 2030, con la tasa de crecimiento y los tipos de interés reales citados, necesitaríamos superávits primarios del 2% del PIB durante quince años consecutivos.

Comunismo y capital, por Carlos Rodríguez Braun.

El éxito del socialismo estriba en la propaganda. Unos seguidores en twitter (@rodriguezbraun) me han enviado las siguientes consignas esgrimidas por amigos de la dictadura cubana, que revelan el poder del comunismo en las burocracias internacionales. Unicef: «Cuba, el único país latinoamericano sin desnutrición infantil»; ONU: «Único país de Latinoamérica sin problemas de drogas»; Unesco: «Escolarización primaria: 100 %, secundaria 99 %»; Amnistía Internacional: «Cuba es el país americano que menos viola los derechos humanos». Estas mentiras se matizan de dos maneras. Por un lado, la izquierda admite que no hay plenas libertades en Cuba, aunque añade que se trata de un problema de «libertad de expresión», como si las demás libertades estuvieran garantizadas por el progresista socialismo isleño. La consigna es que en términos de bienestar de la poblaciónn el régimen castrista puede dar lecciones, porque es un éxito económico, logrado además preservando la «igualdad». Por otro lado, se intenta disolver el carácter tiránico del comunismo alegando que la pérdida de libertades es universal; como aquel intelectual norteamericano que, ante la evidencia de los crímenes comunistas replicó: «sí, en la URSS hay campos de concentración, pero en EE UU hay...¡fábricas!». Esta repugnante estratagema fue seguida por Gaspar Llamazares, que, admitió: «hay aspectos del modelo cubano que no nos gustan», pero se apresuró a condenar...¡la dictadura del capital!


Methane hydrate joins shale gas and deep sea gas, by Matt Ridley.

The shale gas revolution is effectively already putting a ceiling on the price of energy. America has lost its appetite for gas imports, which now go to Europe and Asia instead, but is gaining an appetite for exporting gas. Domestically, America’s cheap gas has caused electricity generators to switch from coal to gas, and buses and trucks to start switching from oil to gas. Even if hydrate proves stubbornly expensive – and it’s generally wise not to bet against Japanese ingenuity – it will put a roof over this price ceiling.