Nathalie Vogel

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Prostitución

El otro día escribía sobre la inmigración, y mi incomprensión sobre la persecución a la que se ven sometidos los inmigrantes, cuando deberíamos de ponerles una alfombra roja. Hoy voy a escribir sobre la prostitución y su criminalización.

Definiendo prostitución como un acto libre por el cual una persona mayor de edad y en pleno uso de sus facultades mentales acuerda recibir dinero, u otro bien, por sexo.

Con todas las premisas anteriores no puedo entender por qué la prostitución no es una actividad legal y reconocida en todos los países, con sus leyes propias, sus controles y su pago de impuestos.

Hay a gente que le repugna la actividad, de hecho no creo que nadie quisiera que nuestros familiares o amigos se dedicaran a esa actividad, pero es algo secundario si hablamos de legalidad. Nadie sale perjudicado si yo decido libremente ejercer la prostitución. No violento ni daño a nadie.

Existe una demanda de sexo y hay una oferta, y al perseguir la prostitución se crean problemas de otro orden. El principal es convertir la prostitución en actividad ilegal, lo que provoca que las personas que la quieran ejercer tengan que recurrir al mundo de la delincuencia, es decir, ponerse en manos de delincuentes que pueden extorsionar, violentar y aprovecharse de esta gente. La trata de blancas, la prostitución infantil, la prostitución forzada y muchos otros delitos, serían mejor perseguidos si no se gastasen recursos en condenar una actividad libre y no violenta como es la prostitución antes definida.

Mi propuesta sería legalizar la prostitución, tal y como la he definido arriba, prohibiendo que se desarrollase en lugares públicos, llevando un control sanitario, permitiendo que pagasen impuestos, educando en materia sexual a la gente que se dedique a ello, y persiguiendo las actividades que involucrasen a menores, actos violentos, y cualquier actividad ilícita que se saliese del marco regulado.