Enlaces 04.02.2014

Entrevista de Jesús Quintero a Pablo Herreros Ubalde.



Patrullas fronterizas en la selva, por Pablo Herreros.
Muchas especies de primates mostramos esta dualidad. Los humanos, por ejemplo, somos altruistas y cooperamos con los miembros de que consideramos de nuestra "tribu". De haber violencia la controlamos por varios medios, como por ejemplo el uso de normas y castigos. Pero fuera de ella, cuando se trata de desconocidos o personas de otros países, las reglas cambian. En las guerras o actos violentos que suceden en las fronteras, como el protagonizado por la Guardia Civil, se produce lo que se denomina deshumanización del enemigo, que consiste en mirar a los desconocidos como si fueran de otra especie, provocando que no empaticemos con las víctimas, dando rienda suelta a nuestro peor lado como especie.

¿Qué está en juego en Venezuela? Por Moisés Naím
Sorprendente e inadvertidamente, las luchas y sacrificios de los jóvenes venezolanos podrían tener consecuencias más allá de su país. Enfrentar al Gobierno de Maduro es enfrentar la grotesca influencia de Cuba en Venezuela. Sin la inmensa ayuda económica de Venezuela, la economía cubana ya hubiese colapsado. Ello aceleraría el cambio de régimen en la isla. No hay mayor prioridad para los Castro que tener en Venezuela a un gobierno que continúe apoyándoles. Y como sabemos, el Gobierno cubano tiene décadas de experiencia en el manejo de un Estado policial represivo y experto en la manipulación política y la “neutralización” física o moral de sus opositores. Es difícil imaginar que estas tecnologías cubanas no hayan sido exportadas a Venezuela. O a otros países de América Latina.

Entre ‘Colectivos’ y ‘Brigadas de Respuesta Rápida’, por Antonio Rodiles. (English)
Es por ello fundamental el mayor apoyo y solidaridad al esfuerzo de los venezolanos. Allí no solo se está decidiendo el regreso de la democracia y los derechos fundamentales, también se está frenando la instauración de la violencia de Estado mediante el uso de grupos delincuenciales y parapoliciales urbanos como norma en la región. Los que defendemos la democracia tenemos hoy un compromiso con Venezuela.

De los asesinos, por Arcado Espada
Sin embargo, todas estas argumentaciones tienen una grieta jurídica. Como acostumbra a decir mi amigo el abogado Javier Melero el comunismo no ha tenido su Nüremberg. Es decir, los jueces no han decretado ni la comunidad internacional ha aceptado que el comunismo sea una ideología asesina, como sí lo ha hecho con el nazismo. Jurídicamente hablando llamar nazi a cualquiera es llamarle asesino. La cuestión es discutible desde el punto de vista lógico y semántico. Y hasta pragmático: ¡habrá el que disfrute cuando le llamen nazi! Pero la jurisdicción de Nüremberg, insisto, deja pocas dudas.

Enlaces 03.03.2014

Lo que hay detrás de la agitación en Venezuela, por Mary Anastasia O'Grady.
Esa misma noche, el gobierno de Nicolás Maduro, el sucesor elegido a dedo por Chávez, desató una ola de terror en todo el país. Según los blogs venezolanos y las publicaciones en Twitter, la Guardia Nacional y la policía dispararon sus armas en forma indiscriminada, golpearon a civiles, allanaron presuntos escondites de los estudiantes, destruyeron propiedad privada y lanzaron gases lacrimógenos. Milicias civiles en motocicletas se sumaron al pandemónium. Los informes llegaron desde Valencia, Mérida, San Cristóbal, Maracaibo, Puerto Ordaz y otras ciudades, además de la capital.
Diez preguntas para Nicolás Maduro, por Andrés Oppenheimer.
9) ¿Cómo explica que Venezuela, que se benefició del mayor aumento de los precios de petróleo de su historia reciente desde que su predecesor Hugo Chávez asumió a la presidencia en 1999 —el precio del petróleo ha pasado de $9 el barril en ese año, a $100 en la actualidad— sea ahora el país con el índice de inflación más alto del mundo (56 por ciento), el índice de crecimiento económico más bajo de Latinoamérica (1 por ciento), y una creciente escasez de leche, aceite de cocina, harina, papel higiénico y docenas de otros productos de primera necesidad?
Los misterios del voto, por Manuel Conthe.
En las Juntas Generales las votaciones suscitan, con frecuencia, otro problema distinto: en ausencia de un sistema de votación electrónico, discernir el sentido del voto de los presentes sobre cada punto del orden del día, si no lo han manifestado o delegado de antemano, exigiría un proceso largo y tedioso de votación que haría las Juntas interminables. En la práctica el secretario de la Junta solventa el problema con un expeditivo sistema de "deducciones": si se vota una propuesta del Consejo, presume que los presentes están a favor, salvo que manifiesten lo contrario (es el llamado sistema de "deducción negativa", instrumentado mediante la fórmula sacramental "¿Se aprueba?", seguida, tras un decoroso silencio, de un rotundo "¡Se aprueba!").
Brutal vídeo en Ucrania. Ukraine protests: Fighting in Kiev 18.02.2014 from alexey solodunov on Vimeo


Gaziel, claro y castellano (I) y (II), por Arcadi Espada.
Pero, válgame Dios, siempre ha habido formas correctas de hacer las cosas, hasta las más bajas y repugnantes. Y, después, de haber ido yo tantos años a las maduras con la familia Godó, con la abuela del actual propietario, con su padre y con él mismo, lo que tendríamos que hacer noblemente, me parece, era seguir entendiéndonos cuando vinieran las duras. Después de ponernos de acuerdo, en cuestión de pocos minutos, tendríamos que haber salido a la pista de aquella España trágica y estrambótica, a representar, como dos humoristas bien avenidos e inteligentes, la comedia que las circunstancias fatalmente nos imponían: él, Carlos Godó, haciendo el ventajoso papel de Augusto (que de paso le hubiera quedado de maravilla): la cara inexpresiva y toda enharinada, el vestido a colorines de seda con lustrinas de todos colores y el sombrerito de risas en forma de corona condal; yo, cubierto de andrajos, con una nariz roja y unos zapatones rotos, a recibir todas las bofetadas fingidas y que hubiéramos convenido, él y yo, sirviendo de mofa y carcajada al público desaforado que quería juerga, pero teniendo los dos el consuelo cordial de saber que aquello era sólo una triste necesidad de la vida, como ésta tiene tantas, desgraciadamente, y que saliendo de la pista, allí donde ya nadie nos vería, nos daríamos un fuerte abrazo, antes de separarnos probablemente para siempre. Él, a continuar disfrutando indefinidamente de su fortuna, en gran parte debida al periódico regentado por mí durante tantos años; y yo, a empezar por estos mundos de Dios otra vida.