Blade Runner 2049


Colosal película dirigida por Denis Villeneuve; ha merecido la pena todas y cada una de las cuatro veces que la he visto en el cine; seguro que en televisión luce magnífica, pero es en el cine donde este tipo de películas se gozan más por su grandiosidad visual y sonora. La película de Ridley Scott (Blade Runner, 1982) es la fuente de inspiración para ésta, pero debemos tener en cuenta dos aspectos a la hora de compararlas; el primero que la de Scott lleva siendo una referencia en el mundo del cine desde hace 35 años, y el segundo que las mejoras técnicas han permitido que la nueva pueda desarrollar escenas que eran imposibles hace años. Blade Runner 2049 se basa en lo propuesto por su predecesora y va más allá; expande el universo de la primera tanto en la parte visual (muestra más de ese mundo distópico) como narrativa, al ampliar la historia y profundizar en los temas ya presentes en la primera.

Blade Runner 2049 sigue manteniendo el ritmo pausado de la original, da prioridad a los diálogos y lo visual frente a la acción, y no tiene prisa a la hora de desarrollar la historia; si a alguien no le gustó la primera no creo que le guste esta. Hay muchos temas dentro de la película: el mesías (nacimiento), Dios (Wallace-Letto), lo efímero de la vida, la naturaleza humana, resistencia a la esclavitud, conflicto entre distintos, sacrificios por un bien mayor, y el no determinismo, es decir, cómo los sistemas evolucionan de manera imprevista. Este último punto me parece el más importante, centrado en la evolución del replicante K (Ryan Gosling) a lo largo de la película.

Donde la antigua era cerrada la nueva es abierta, mostrándonos más mundo, por ejemplo, la producción de energía y alimentos, zonas radioactivas, muro de contención contra la subida de las mareas, barrios de la ciudad, zona de residuos, orfanato, y más. Donde la antigua mostraba ambientes cargados la nueva ofrece espacios diáfanos. En los decorados y ambientaciones de Blade Runner 2049 hay mucha línea recta y movimiento de luces. Los departamentos de Deckard (Harrison Ford), en Blade Runner de 1982, y K (Gosling), en Blade Runner 2049, no pueden ser más diferentes, aunque mantienen ciertas similitudes como en el caso de las cocinas. 

La música es diferente a la de Vangelis de la primera película y me parece absolutamente maravillosa (de esa que escucho sin parar y no me cansa); la nueva música se inspira ligeramente en la de Vangelis y también en la banda sonora de Dunkerke (compuesta también por Zimmer); la potencia de la nueva música hace vibrar el asiento en muchas fases de la película y se interrelaciona con la imagen de la misma manera que pasaba en la película original. Sin la música el producto final hubiera sido distinto en ambas producciones.

Los decorados y ambientaciones son estupendos; todo menos sucio que en la original, más sencillo (la arquitectura de las oficinas de Wallace es un ejemplo). Aunque la estética es similar (oscuridad y decadencia), se muestra de manera diferente. Los colores, la bruma, los reflejos y la iluminación hacen que la nueva película tenga un sello propio. En la primera hubo necesidad de que la película fuera oscura, lluviosa y con humo, para esconder los defectos de los decorados, pero en la nueva es un ejercicio estético para mantener una continuidad con la primera y dotarle de sello propio.

La historia central (el hijo) está bien desarrollada y es la que hace de núcleo para el desarrollo del resto de subtramas: cómo evoluciona K (Gosling); la relación de amor de K y Joi (Ana de Armas) [memorable la escena del trío]; la relación de K y su jefa (Robin Wright); Luv (sylvia Hoeks) y su crueldad y su desprecio por los humanos no diseñados genéticamente; la rebelión de los replicantes; el sacrificio de Deckard (Harrison Ford); y algunas otras. Excelente cómo construyen el camino para la trama principal ya desde la primera escena, la de la pelea entre K y Sapper Morton (Dave Bautista), con la referencia al milagro de este último. En la subtrama de K observamos como un replicante, diseñado para obedecer y mantenerse inalterable, se ve afectado cuando el entorno le lleva al límite; todo esto le empuja a tomar sus propias decisiones saltándose las órdenes recibidas e incluso engañando a su jefa (humana). 

Me creo a todos los actores; Ryan Gosling está perfecto como frío ejecutor, enamorado, distante replicante, luchador, y con sus ataques de ira; Dave Bautista sale poco pero deja huella; Ana de Armas está perfecta; Sylvia Hoeks excelente como bella y despiadada replicante; Jared Leto trasmite fuerza y determinación (ceguera incluida); y Harrison Ford ya se ha convertido en ese tipo de actores, como Clint Eastwood y John Wayne, que se comen a los personajes. Harrison Ford hace de Harrison Ford para lo bueno y para lo malo.

Existen conexiones, más o menos evidentes, con otras películas: Her (amor virtual), Inteligencia Artificial (la estética de la zona radioactiva y los robots acosados), Hijos de los hombres (la llegada del hijo inesperado), El Señor de los Anillos (Dios - esclavos), Blade Runner de Ridley Scott, y Dunkerke (música).

No había casi ninguna diferencia fundamental entre humanos y replicantes, pero ya no hay ninguna una vez que estos últimos pueden reproducirse. ¿Importaba si eran generados o nacidos? Sí para tener control propio de su descendencia, pero una vez que se puede tener ese control la diferencia es nula.

Hay muchos guiños a la primera película, por ejemplo los carteles de Atari. También hay similitudes estéticas entre personajes, por ejemplo entre Mariette (Mackenzie Davis) y Pris (Daryl Hannah), el personaje de la primera película.

La historia de amor de K (Gosling) con Joi (Ana de Armas) es la prueba de que éste necesita compañía y que el amor quizá está más en cada uno de nosotros que en los otros. ¿Realmente nos enamoramos de otros o estamos predeterminados a sentir amor por personas, u otras "cosas", que nos despiertan ciertas sensaciones?

En la película cada uno se mueve por sus intereses: Deckard por salvar a su hija, Wallace por ser Dios, Luv por contentar (¿miedo? ¿Admiración?) a Wallace), Joshi (Robin Wright) por mantener la paz que cree en peligro, Freisa por la revolución, y K inicia la búsqueda cuando descubre que es el hijo y cambia de objetivo cuando descubre que no lo es. 

La película trata cada escena con cariño y deja que los personajes se tomen su tiempo y desarrollen su labor en la escena (Villeneuve tiene ese sello en sus películas). Aunque no es una película de acción, las escenas de este tipo están bien rodadas, por ejemplo, la pelea final junto al muro de contención. En alguna escena, sobre todo con el personaje de K (Gosling), la película recuerda a los spaghetti western de Sergio Leone donde los personajes se mantienen pasivos, fijando la mirada, y aparentemente sin hacer nada, pero con su actitud están transmitiendo muchas cosas; a mí no me sobra nada de la película, incluida la aparición de un transformado Gaff (Edward James Olmos).

La película abre muchas historias y no las cierra; se podrían continuar tanto hacia adelante como hacia atrás y supongo que todo dependerá del éxito de esta película; creo que sería estupendo si ofrecen un producto de calidad.

Denis Villeneuve es uno de los grandes directores actuales, me encantan sus películas; en ellas prima la elegancia (Sicario y La llegada son excelentes, y Prisioneros, Enemy e Incendies son buenas películas)Le gustan las tomas lejanas, escenas largas, poco movimiento de cámara, y acompañado todo de buena música. Sus historias son fáciles de seguir y son lineales, excepto en el caso de La llegada que era una historia circular; no hay estiramientos del tiempo como pasa en el caso de Christopher Nolan (otro gran director), quien es mi director actual preferido. El caso de Blade runner 2049 no es una excepción a lo ya explicado.

Blade Runner 2049 es de esas películas que hacen aún más grande al cine.

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